¿Qué es la fístula obstétrica y por qué es grave?

La fístula obstétrica es una de las lesiones más graves que le puede ocurrir a una mujer durante un parto. La OMS la define como un orificio entre el canal del parto y la vejiga o el recto, causado por un parto obstruido y prolongado. La consecuencia es incontinencia urinaria, pero también provoca afecciones crónicas, depresión y aislamiento social.

El 23 de mayo se conmemora el Día Internacional para la Erradicación de la Fístula Obstétrica. Las Naciones Unidas la considera «una violación de los derechos humanos y un recordatorio de las graves desigualdades que existen en el mundo».

Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), se estima que medio millón de mujeres y niñas en África Subsahariana, Asia, la región de los Estados Árabes, América Latina y el Caribe viven con esta lesión. Cada año se producen nuevos casos, aunque la fístula obstétrica «se puede prevenir totalmente».

Causas de la fístula obstétrica

Tal y como explica la web de la UNFPA, la fístula obstétrica es consecuencia de la obstrucción en el parto. Esta suele producirse cuando hay dificultades para que el feto descienda por el canal del parto. Puede ser por una postura del bebé no cefálica, porque su tamaño es desproporcionado, por el enredo del cordón umbilical, etc.

Cuando esta obstrucción se prolonga (por falta de atención médica de calidad, principalmente), puede provocar la muerte o una discapacidad grave del bebé. Pero también puede ser trágica para la madre. Se calcula que la fístula obstétrica es la causa del 6% de las muertes maternas en países muy pobres.

«Esta obstrucción puede impedir el flujo sanguíneo a los tejidos de la pelvis de la mujer cuando se desprende el tejido muerto, a la mujer le queda un orificio -que en términos médicos se conoce como fístula- en el canal del parto«, explica la UNFPA.

Lo cierto es que el 90% de las madres que sufren esta lesión durante el parto acaban dando luz a un bebé fallecido (mortinato). En España, al igual que en otros países industrializados, la fístula obstétrica se ha eliminado prácticamente. Todo, gracias a la atención y el tratamiento oportuno durante el parto. Sin embargo, en países en vías de desarrollo y pobres sigue siendo una realidad y de ahí la necesidad de este día.

¿A qué mujeres suele afectar?

Las principales víctimas son mujeres y niñas que viven en situación de pobreza extrema y en contextos de marginalidad. Y también afecta a quienes viven alejadas de los servicios médicos o no pueden permitírselos.

Además, es una lesión que se produce con frecuencia entre las adolescentes embarazadas ya que se quedan encinta antes de que la pelvis esté completamente desarrollada.

También ocurre en embarazos gemelares, cuando el bebé tiene una mala posición, en cuadros de desnutrición, a mujeres de baja estatura y con falta de salud, entre otros factores fisiológicos.

No obstante, cualquier mujer puede sufrir la fístula obstétrica, incluso las que ya han tenido hijos previamente.

Consecuencias de una fístula obstétrica

Por desgracia, las fístulas obstétricas traen consigo muchos problemas de salud. Si la lesión no se trata, la mujer que la sufre tendrá incontinencia crónica. Además, puede desarrollar otros trastornos físicos como infecciones frecuentes, nefropatías, llagas dolorosas o infertilidad.

Estas mujeres, por otro lado, sufren desde el punto de vista de la salud mental. Y no solo por la lesión física, sino por los prejuicios y el estigma que tienen las mujeres que la sufren en determinadas comunidades. Son objeto de discriminación y puede llevar al aislamiento social y a la depresión.

Muchas de esta mujeres no pueden trabajar y son abandonadas por sus familias. Son condenadas a la soledad y eso agrava su situación de pobreza y vulnerabilidad. Las Naciones Unidas son muy contundentes a este respecto:

¿Puede tratarse esta patología?

Sí. La fístula obstétrica puede repararse a través de cirugía reconstructiva. Sin embargo, existen obstáculos. Por un lado, las niñas y mujeres que la sufren no lo saben o no se lo pueden permitir. Por otro lado, no hay suficientes cirujanos capacitados para llevar a cabo la reconstrucción.

La UNFPA lamenta que «lo trágico de todo esto es que, al ritmo que avanza el problema a día de hoy, muchas mujeres y niñas que viven con fístula morirán antes de que se les brinde un tratamiento«. Algunas ONG, como la Fundación Agua de Coco, promueven campañas para operar a estas mujeres en países desfavorecidos.

Pero desde la ONU también piden un enfoque integral que aborde las necesidades psicosociales y socioeconómicas de las mujeres que se someten a esta intervención «para asegurar su completa recuperación y curación». Por otro lado, que se las asesore y apoye con capacitación laboral, alfabetización y formación sanitaria; para que puede reinsertarse en la sociedad y recuperen una vida digna.

Por último, reclama un seguimiento a todas las mujeres y niñas que han pasado por la cirugía para que no se vuelva a producir la lesión en partos posteriores. Y, para aquellas a las que se las pueda operar o curar, este organismo internacional reclama atención médica especializada y periódica.

En este sentido, cobra importancia también la figura de la matrona como proveedora de cuidados, que, por desgracia, en estos países no abundan.

«Las matronas ayudan a evitar embarazos en mujeres demasiado jóvenes. Pueden asesorarlas durante el embarazo y atenderlas en el parto, disminuyendo así la posibilidad de este tipo de eventos. Y en el puerperio, detectan si se producen cualquier anomalía, cuidando y derivando al especialista«, indica la matrona Esther Esteban.

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