Cada niño es un mundo y si les permitimos que vayan conquistando sus logros cuando están realmente preparados en lugar de “cuando toca” (según nosotros) todo sería mucho más sencillo y el aprendizaje realmente significativo. …
Siempre me ha fascinado cómo los hitos evolutivos del bebé van dibujando a la persona que será de adulta. Existen avances en su desarrollo a los que podemos darles menos importancia de la que realmente tienen. Ocurre con el gateo, que forma parte del desarrollo de la motricidad gruesa.
No lo viví con mi hija mayor (que directamente se puso de pie y ya no hay quien la siente) pero sí con mis otras dos hijas, cada una en su estilo (porque sí, hay muchas formas de desplazamiento). Al principio era divertido, y me sentía super orgullosa; luego, cuando comenzaron a coger velocidad y a derrapar como Fernando Alonso se convirtió a veces en un quebradero de cabeza.
Pero el gateo (y el movimiento en general) les dio autonomía y les ofreció la posibilidad de descubrir su entorno. Y, además, (eso lo sé ahora) les dio herramientas importantes para sentar las bases a la hora de aprender a leer y escribir.
El cerebro y el gateo
Como es sabido el cerebro cuenta con dos hemisferios que deben estar coordinados para su buen funcionamiento. El gateo promueve la conexión entre ambos, y además crea vías de información interconectadas. Esto es posible gracias al cuerpo calloso, que viene a ser la estructura que se encuentra en lo profundo del cerebro y que se encarga de comunicar el hemisferio izquierdo y el derecho.
Esas rutas cerebrales creadas a través del gateo no solo impulsan las funciones del movimiento, sino que serán claves en la maduración de diferentes funciones cognitivas. Pero, ¿cómo lo hacen los bebés?
Entre los seis meses y el año, los peques desarrollan el patrón cruzado. Es decir, aprenden a utilizar ambas partes del cuerpo de manera simultánea. Se trata de una función neurológica que permite el movimiento corporal organizado y en equilibrio. Esto será importante para avanzar hacia la lateralidad.
La lateralidad, por su parte, implica que una parte de los hemisferios del cerebro trabajará más que el otra. Es decir, se hará dominante y asumirá la función del lenguaje.
Si es la mitad izquierda, el niño será diestro y utilizará predominantemente el oído, ojo, mano y pie derechos. Si es el hemisferio derecho el dominante, será zurdo y utilizará principalmente el oído, ojo, mano y pie izquierdos. Este proceso le permitirá realizar funciones más complejas. Y el gateo ayuda a establecer las bases de esa futura lateralización cerebral.
Beneficios del gateo en la lecto-escritura
El gateo fomenta tres pilares básicos necesarios para escribir y leer:
- El sentido del espacio.
- La profundidad.
- El equilibrio.
También permite al bebé interiorizar conceptos como cantidad y tamaño.
Por un lado, promueve la coordinación mano-ojo. Durante su movimiento, el bebé ejercita la vista para controlar hacia donde se mueven sus manos y su cuerpo. Ese ejercicio le permite enfocar bien los dos ojos a una distancia que, casualmente, coincidirá en el futuro con la que tendrán los libros con respecto a su rostro cuando lea. Las manos, por otro lado, irán adquiriendo sensibilidad y a través del tacto enviará a su cerebro la información sobre distintas texturas y sensaciones.
El desarrollo psicomotor se beneficia de todo este proceso y el bebé gana también en psicomotricidad fina. Los brazos se fortalecerán a la hora de aguantar su propio peso y ganará estabilidad en su columna vertebral. Apoyar las manos en el suelo y poder hacer la pinza de agarre permite al bebé coger cosas y sostenerlas. Todos estos elementos interfieren en cómo cogerá el lápiz y realizará trazos en un papel.
¿Pero solo con el gateo?
El gateo es un hito importante pero no es imprescindible para el desarrollo del bebé. Y además no se puede obligar a ningún niño a hacerlo, evidentemente. Un adulto no puede «enseñarle» a gatear, a caminar o a hacer pipí en un váter. Son procesos madurativos que evolucionan y culminan cuando los peques está preparados (y cada niño tiene su propio ritmo).
En ocasiones, algunos niños y niñas se saltan dichos procesos madurativos (por ejemplo, el gateo). Como decía al principio, mi hija mayor se los saltó y hoy escribe y lee sin dificultad. Saltarse esta etapa, insisto, no provoca retraso en el desarrollo psicomotor del bebé.
Pero sí es cierto que el gateo es uno de los factores que favorece la aparición temprana de la lectura y la escritura, con el beneficio intelectual que esto conlleva. Gatear, desplazarse… facilita que funciones principales del cerebro y todos los sentidos trabajen a la vez.
Estimular el gateo con el movimiento libre
Nunca hay que comparar el desarrollo de un bebé con otro porque cada niño tiene su ritmo. Hay hitos del desarrollo que irán alcanzando cuando cada pequeño esté preparado (si no lo hace, hay que acudir al pediatra para saber qué ocurre). Pero hemos de tener en cuenta que no existe una única forma de desplazamiento, ni ninguna es mejor que otra.
Según distintos autores en la materia, hay distintos tipos de desplazamiento que pueden aparecer entre los cinco y los 12 meses de vida: gateo estándar, gateo del oso, sentado, sin patrón, sobre glúteos… Mi hija mediana practicaba el gateo clásico, sobre manos y rodillas. Mi hija pequeña, por su parte, arrastraba una pierna y el culo, y se movía gracias a las dos manos y su otra pierna.
Cualquier tipo de desplazamiento es beneficioso pero, como dije antes, no importa que un niño finalmente se salte esta etapa. La única recomendación, eso sí; es que el que lo haga o no sea algo natural y no consecuencia de que no le dimos el entorno para practicarlo. Es decir, hay que estimularlo y en este punto es importante recordar el concepto del movimiento libre.
Se trata de una teoría pedagógica ideada por la pediatra Emmi Pikler, que se basa en dar completa libertad al pequeño para que se mueva sin intervenir, promoviendo así su autonomía. Es decir, que los niños aprendan solos a sentarse, gatear, caminar… cuando están preparados para ello y sin incitarles ni forzarles, pero ofreciéndoles todos los recursos a nuestro alcance para que se puedan mover libremente: sin obstáculos, haciendo mucha vida en el suelo, pero observándolos y estando presentes en el camino.
Si quieres más información o necesitas asesoramiento profesional, en la Tribu CSC puedes consultar online a nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil y crianza respetuosa. Entre ellos/as se encuentran la pediatra Gloria Colli y la terapeuta ocupacional pediátrica experta en desarrollo infantil Jessica Romero.
1 responses on "Por qué el gateo estimula la capacidad de leer y escribir"