Gritar a los niños les hace mucho daño, y no solo a su autoestima, también afecta a su desarrollo cerebral. Educar con gritos y golpes tiene importantes efectos destructivos, no solo en casa, también en…
Puede que más de una vez te hayas sentido desbordado con tus hijos y hayas acabado chillándoles. Más allá del sentimiento de culpa, debemos analizar por qué ha ocurrido y volver a conectar con nuestro hijo después de gritar. Analizamos cómo hacerlo.
¿Por qué gritamos a nuestros hijos?
La crianza es un camino que, en ocasiones, puede ser algo difícil. Y aunque a nadie le gusta, puede que, en ocasiones, perdamos la paciencia, nos enfademos y, en algunas ocasiones, perdamos el control, estallemos y acabemos gritando. Es lo que se conoce como el secuestro emocional, cuando el cerebro reptiliano se impone durante mucho tiempo al racional y al emocional.
Sin embargo, prácticamente al mismo instante de haber gritado a tu peque, te invade la culpa por no haber podido gestionar la situación de otra forma. Pero más allá de la culpa, es importante ser conscientes de por qué lo hemos hecho, cómo podemos volver a conectar con nuestro hijo o hija tras gritar y, sobre todo, cómo podemos evitar que se repita la situación.
Si tienes dudas sobre cómo hacerlo, en la Tribu CSC cuentas con un equipo de expertos que pueden ayudarte, entre los que se encuentra la psicóloga infantil y logopeda, Elena Mesonero.
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Normalmente, gritamos porque se nos ha agotado la paciencia. Nos sentimos desbordados y cansados y acabamos desconectando del momento, dejándonos llevar por la intensidad de las emociones. Es decir, sufrimos lo que se denomina un «secuestro emocional».
Pero no podemos olvidar que los gritos son una forma de violencia que evita la consolidación de los vínculos afectivos sanos, sembrando el miedo en lugar del respeto como base de las relaciones. Y lo que es peor, es posible que nuestros peques perpetúen el mismo patrón cuando crezcan en sus futuras relaciones afectivas. ¿Qué hacer para no gritar a los niños? Y, sobre todo, ¿Qué hacer cuando le gritas a tu hijo?
La clave está en detectar y detener a tiempo el desbordamiento emocional. Nos puede ayudar identificar síntomas como el acaloramiento o la aceleración del rimo cardíaco, frecuentes cuando nos estresamos o nos enfadamos.
Después, es importante buscar una vía de escape de nuestra emoción, como podría ser respirar y contar hasta 10. Además, el tiempo fuera positivo nos puede ayudar a calmarnos y reflexionar para conseguir que nuestras reacciones no sean desproporcionadas.
¿Cómo volver a conectar con mi hijo después de gritarle?
¿Y después? ¿Cómo podemos volver a conectar con nuestros peques después de gritar? Hay algunos pasos importantes donde la comunicación entre padres e hijos es fundamental. Entre ellos, destacan:
- Pedir disculpas: El primer paso siempre es disculparnos. No tenemos ningún derecho a tratar mal ni a gritar a los demás por no saber gestionar nuestras emociones. Al pedir perdón a nuestros hijos e hijas cuando nos equivocamos les damos ejemplo y permiso para equivocarse y asumirse imperfectos, además de valor para asumir los errores y seguir esforzándose para aprender cada día.
- Asumir nuestro error: Debemos reconocer ante nuestros hijos e hijas que somos los principales responsables de lo que ha pasado. Aunque les hayamos dicho mil veces que es hora de dejar de jugar y ducharse. Nada justifica que les gritemos.
- No culpabilizar a los demás. Las emociones son de cada persona y nadie más es responsable de ello.
- Escucha a tu peque. Pregúntale cómo se ha sentido cuando le has gritado. De paso, es un buen momento para recordarle el daño que podemos hacer con las palabras y que los gritos no ayudan a solucionar conflictos y, de hecho, no aportan nada positivo.
- Reflexiona sobre lo ocurrido y cómo te ha hecho sentir. Es importante analizar lo que ha pasado y por qué no has podido gestionar la situación de otra forma.
¿Cuáles son las consecuencias de gritar a un niño?
Gritar es una de las formas más habituales de gestionar emociones como la ira o la frustración. Gritar por sistema como forma de gestionar las diferentes situaciones de la crianza no solo es efectivo, sino que además es cruel. De hecho, gritar a los niños es maltrato psicológico y les puede hacer mucho daño. Tanto, que no solo daña a su autoestima, también a su desarrollo cerebral pudiendo provocar un trauma infantil por los gritos.
Así, las consecuencias de gritar y reñir mucho a los niños son muy similares a las del castigo físico y a largo plazo causan el mismo daño, según reveló un estudio de la Sociedad para la investigación del desarrollo de la infancia («Society for Research in Child Development»).
Por ello, hay muchos motivos para no chillarles. Por ejemplo, entre las 10 razones para no gritar a los niños se encuentran que los gritos producen miedo y estrés, que perdemos la «autoridad» como figuras de referencia, que los gritos merman su autoestima o que a medida que más gritamos, menos nos escuchan.
¿Cómo crear un vínculo con mi hijo?
En el caso de las mujeres embarazadas, el vínculo suele establecerse desde la misma gestación, aunque, lógicamente, cada mujer es única y lo vive de forma diferente. Tras el nacimiento, hay numerosos momentos para desarrollar ese apego seguro tanto con la madre, como con el otro progenitor (si lo hay): practicar piel con piel, la lactancia, el colecho o tenerlos en brazos, además de las muestras de cariño y afecto son solo algunos ejemplos. Y desarrollar este vínculo afectivo con al menos un cuidador principal es clave para que su desarrollo social y emocional se produzca con normalidad.
¿Y a medida que van creciendo? ¿Cómo puedo pasar tiempo de calidad con mi hijo? Lo cierto es que las obligaciones laborales nos consumen gran parte del día y, muchas veces, tendemos a pasar tiempo con nuestros hijos mientras seguimos pegados a la pantalla del móvil.
Por ello, es importante pasar tiempo de calidad con nuestros hijos e hijas. Prestándoles el 100% de nuestra atención, sin interrupciones y sin móviles. Dejando a un lado las obligaciones y desconectando del estrés diario para reconectar con las personas que queremos.
Sus beneficios son palpables tanto a nivel afectivo como social, nos ayudan a unir lazos familiares y aumentan nuestra autoestima. Pero el tiempo de calidad no va en detrimento del tiempo en cantidad. Ambos son igualmente importantes.
Puede que te plantees cómo conectar con tu hijo adolescente, como conectar con los niños o que te preguntes por qué no conecto con mi hija. En la Tribu CSC puedes consultar y resolver todas tus dudas con nuestro equipo de expertos, entre los que se encuentra la psicóloga infantil y logopeda, Elena Mesonero.
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