Guía para visitar a un recién nacido

Tanto si acudes al hospital como si vas a su casa, ten en cuenta ciertas pautas para no meter la pata

¿Qué no hacer cuando visitas a un bebé? Si acabáis de tener un bebé o vais a tenerlo dentro de poco, o bien os disponéis a conocer al recién nacido de alguien, es importante saber qué es recomendable que las visitas a un recién nacido hagan y qué no. Para ello, os propongo esta «Guía para las visitas a un recién nacido», y así poder evitar herir susceptibilidades, causar molestar y, en definitiva, meter la pata hasta el fondo.

¿Cómo deben ser las visitas a un recién nacido?

«¿Qué le recomendarías a alguien que planea visitar a un recién nacido?» o «¿Qué no hacer al visitar a un recién nacido?» son algunas de las consultas habituales de las familias primerizas en la Tribu CSC. Este decálogo de visitas a un recién nacido recoge los principales puntos que suponen una fuente de malestar y estrés para las recientes familias:

1. No te presentes sin avisar

Nunca. Tanto si vas a ir al hospital como si vas a ir a verles a su casa, jamás pienses que les va a hacer una ilusión tremenda que aparezcas por sorpresa. Los primeros días tras el nacimiento del bebé son agotadores, para el recién nacido y para sus progenitores, que tratan de cubrir todas las necesidades del nuevo miembro de la familia. Los horarios habituales están trastocados, así que si te presentas sin avisar puedes llegar en mal momento, y entonces la sorpresa se convierte en desagradable.

 

¿Cómo deben ser las visitas a un recién nacido?

 

¿Cuándo un bebé puede recibir visitas? Los bebés no tienen un horario para nada, ni para comer, ni para dormir, ni para llorar, ni para estar tranquilos. Esto significa que el horario de su familia, sobre todo el de la madre, se adaptará a esta situación. Sucediendo esto, puede ser que en el momento en que aparezcas ella esté a punto de aprovechar que el bebé está tranquilo para cerrar los ojos un rato, para ducharse, o para comer aunque sean las cinco de la tarde. Mejor preguntar y no tomarse a mal si la familia no desea recibir visitas en estos primeros días.

2. No vayas de invitado, mejor ve de ayudante

Cuando te hayan dicho cuándo puedes ir a verles, no vayas en plan invitado. Ellos ahora mismo no pueden ejercer de anfitriones ya que lo más probable es que tengan la casa patas arriba con la llegada del peque y estén tratando de sobrevivir a los primeros días. Estarán cansados y dormirán poco o mal, así que piensa en qué puedes hacer tú para hacer sentir mejor a unos progenitores cansados.

Por ejemplo: «¿Necesitáis que compre algo de camino?», «¿Os llevo algo de comida para que podáis cenar vosotros después A SOLAS Y TRANQUILOS?», «¿Os recojo algo de la casa?». Todo dependerá de la confianza que tengas con la pareja, evidentemente.

 

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Si la familia es de tu círculo más íntimo, puedes incluso ponerte a fregar los platos sin preguntar (porque si preguntas te dirán que no lo hagas), o limpiarles parte de la casa. Si tienes poca confianza, será suficiente con ofrecerte por si te necesitan o puedes ayudar y, ante la posible y probable negativa, tener en cuenta que aunque están de permiso, están más ocupados que nunca (vamos, que te estés un ratito y luego te vayas… hablando en plata). Llevarles algo de comida preparada, incluso sin preguntar, nunca está de más.

3. No vayas si estás enfermo

Los bebés recién nacidos tienen una o ninguna vacunas puestas y enferman con mucha facilidad. Además, el virus que a ti sólo te produce solo un ligero resfriado o malestar, a ellos les puede suponer un ingreso hospitalario. Hay que tener especial cuidado con los bebés, porque lo último que quiere una pareja cansada que se está intentando acostumbrar a cuidar de un recién nacido, es ser una pareja cansada que se está intentando acostumbrar a cuidar de un bebé enfermo dentro de un hospital.

Tampoco se trata de meter al bebé en una burbuja, pero sí de evitar que lo contagies sin necesidad. Si sus padres te han dicho que puedes ir es porque estás sano. Si tienes síntomas o malestar, lo mejor es que te disculpes y ya irás a conocer al peque cuando no estés malo, que el bebé seguirá ahí cuando eso suceda. Te lo agradecerán.

 

¿Cómo deben ser las visitas a un recién nacido?

 

4. No cojas al bebé y lávate las manos antes de tocarlo

Lo más respetuoso para la madre y para el bebé es que no lo cojas ni lo toques si no te lo ofrecen. Hay madres que se sienten muy incómodas cuando los demás sostienen a su bebé, y aunque muy poca gente lo entiende, es un sentimiento muy lógico y lícito. Tanto, que debería respetarse en vez de decirle que exagera, o hacerle sentir que está sobreprotegiendo a su bebé y que sus instintos son erróneos.

También se suele pensar que a los bebés les encanta estar en brazos. Sí, pero en los de su madre o su padre (sus madres o padres). Hay brazos que calman y brazos que estresan, los bebés aprecian enseguida si el olor de su mamá ya no es el mismo y pueden irritarse o ponerse nerviosos si les cogen en brazos personas extrañas.

Ahora bien, si acabas con el bebé en tus brazos, que sea después de haberte lavado las manos. Son muchas cosas las que tus manos tocan a lo largo del día y puedes portar en ellas gérmenes, o incluso virus, que a ti no te afectan porque no metes las manos en la boca ni en la nariz, pero puedes traspasarlo a sus manitas, a su pijamita, a su carita cuando le tocas los mofletes… Luego solo hace falta que el bebé se meta su manita en la boca para que pueda contagiarse de eso que tú traías de la calle sin saberlo.

 

¿Cómo deben ser las visitas a un recién nacido?

 

5. Nada de besos

Besar al bebé en la boca o cerca de ella está absolutamente prohibido. Por higiene, por riesgo de contagio y por respeto al bebé y a sus progenitores. En la mejilla es menos peligroso, pero igualmente mucha gente es portadora de gérmenes capaces de provocar enfermedades graves y muchas veces ni son conscientes de ello.

En las manos tampoco está recomendado, por el mismo motivo: cuando tienen hambre tienden a llevarse, por instinto, las manos a la boca. Así que mejor no darles besos en la boca ni en las manos.

En la consulta solemos decir, cuando hay hermanos, que si quieren dar besitos a su hermanito, lo hagan en los pies o en la cabecita. Los hermanos son vectores de enfermedades bastante serias para un bebé, así que vale la pena evitarlas. Y en el caso de las personas adultas, pues igual. Si sientes la necesidad imperiosa de darle un beso, mejor en los pies o en la cabeza.

 

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6. No despiertes al bebé

Aunque parezca increíble, hay gente que pide que despierten al bebé para verle el color de los ojos… Por favor, si cuando vas el bebé está dormido, porque ese día por lo que sea descansa plácidamente y no se despierta, no pidas a los padres que lo despierten porque te tienes que ir y aún no le has visto los ojos.

Habrá otras ocasiones para vérselos, y además, no te creas que te va a mirar. Como mucho los abrirá, mirará hacia los lados, se quedará mirando hacia la luz que tenga más cerca o incluso se pondrá bizco. El descanso de un bebé hay que respetarlo.

 

¿Cómo deben ser las visitas a un recién nacido?

 

7. Los consejos sólo si te preguntan

Para muchas personas las opiniones no solicitadas pueden ser tomadas como críticas veladas y, además cada cual tiene la suya. Imagina el mareo de «recomendaciones» que pueden ser para los progenitores esos primeros días si cada persona que va de visita se dedica a decirles cómo creen ellos que tienen que hacer las cosas con su bebé.

Para muchas personas es una tentación difícil de soportar la de dar a los padres primerizos cualquier consejo que sepan, que hayan oído o que hayan leído no saben muy bien dónde, tengan hijos o no…  pero de verdad, hazme caso: cállate si no te preguntan.

No des por hecho que no saben lo que hacen con su propio bebé, es bastante probable que lo que estén haciendo sea porque crean o sientan que tienen que hacerlo así, de modo que si no te consultan sobre un hecho concreto, si no te piden opinión, lo mejor es no decirles nada.

 

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Porque tú les dirás que hagan B cuando ellos están haciendo A, y al día siguiente alguien les dirá que B es absurdo y que mejor C, cuando la pediatra les dirá que mejor D, el enfermero dirá E y en una revista leerán F. Lo mejor es que hagan lo que sientan que tienen que hacer, y si no les funciona, ya se encargarán de buscar ellos sus propias fuentes de información para conocer otras opciones.

Si de verdad sientes que debes decir algo, si no puedes irte sin hacerlo, si sientes que de verdad lo están haciendo tan mal, puedes sugerirlo del modo más respetuoso y asertivo posible. Algo así como «De verdad que yo no soy nadie para deciros cómo tenéis que hacerlo y lo último que quiero es molestar, pero me gustaría deciros esto por si os pudiera servir… que si no os sirve, yo no he dicho nada, ¿eh? Que ya digo: lo último que quiero es molestaros». Seguro que así lo recibirán mejor que todos aquellos consejos que se dan con un «Deberíais» o con un «Así no».

8. Si hay mucha gente, vete

Cuando tú llegues no habrá problema, porque habrás hablado con los progenitores previamente y cuando te reciban estarán probablemente solos con el bebé. Pero en la primera ronda de visitas a un recién nacido, habrá quien se plante en el hospital o en casa de los padres sin preguntar, y hay muchos que son de esos que tal como llegan, se apoltronan y en muchos casos no se van hasta que no les dan de cenar.

 

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Si en las visitas a un recién nacido ves que os juntáis unos cuantos, con esa visita inesperada, lo ideal es marcharse al rato (poco rato). Como sugerencia, y por si ayudas a que los otros se den por aludidos, puedes decir algo como «Bueno, yo me marcho ya, que estaréis cansados y querréis intimidad y tiempo para descansar». En cualquier caso, si ves mucha gente, huye.

9. No hagas fotos del bebé, ni de la madre

A menos que te lo pidan, o que no les importe, evita sacar fotos por respeto a la intimidad del bebé y de la madre, que a menudo no tiene ganas de que los demás la fotografíen. La pareja y el bebé seguro que ya se harán unas cuantas y las tendrán de recuerdo, así que no sufras por intentar inmortalizar cada momento.

Ahora bien, si quieres hacerte alguna foto con ellos, pregúntales, claro. Y si es con el bebé, lo mismo. Y por supuesto, no la cuelgues en las redes sociales sin su consentimiento.

 

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¡Ah! Y no uses el flash. No es que sea peligroso hacer fotos con flash a los bebés, pero sí que es bastante molesto para ellos.

10. Habla en voz baja

En las visitas a un recién nacido, y a cualquier otro bebé, intenta siempre evitar gritos, risas fuertes, palmadas… ya sabemos que los nacimientos son momentos de emoción intensa y alegría, pero tanto si estás en el hospital como si estás en casa de la pareja, trata de hablar en un tono tranquilo y relajado. Sobre todo, por el bebé.

Cuando más alto sea el ruido que perciba, en una época en que aún no comprende de dónde viene, ni a qué se debe ese volumen, mayor será su nivel de estrés, y peores serán las noches para él y sus padres, con más despertares y llantos. En la mayoría de ocasiones, cuando un bebé de pocos días se despierta muy a menudo de noche, inquieto, no es más que una consecuencia de lo que ha vivido durante el día.

Si, en lugar de ser «la visita» eres mamá o papá primerizo, no dudes en establecer tus propias normas a los visitantes. Toma de ejemplo esta lista viral con las 12 reglas de una madre para quien quisiera ir a conocer a su bebé. Piensa en el bienestar de tu familia, y a quien no le gusten tus reglas… ¡pues que no vaya!

 

27 enero, 2023

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