Cómo hablarle a tu hija de la menstruación

Cuando en la Tribu CSC hablamos de educación sexual siempre hay quien se lleva las manos a la cabeza, mezcla churras con merinas y pone el grito en el cielo pensando que estamos haciendo poco menos que apología de la pedofilia. Pero nada más lejos de la realidad. Para defenderse, precisamente, de posibles abusos, niños y niñas necesitan tener una educación socio-afectiva y sexual adecuada. Hoy nos vamos a centrar en cómo hablarle a tu hija de la menstruación.

Cómo explicar a una niña la menstruación

Durante siglos, la educación sexual ha brillado por su ausencia y todo lo relacionado con la sexualidad ha sido tema tabú. Especialmente la menstruación. Como casi todas las “cosas de mujeres”, la menstruación ha sido considerada algo sucio y vergonzoso. Prácticamente todas las religiones y culturas que han dado lugar a las sociedades actuales, han relacionado la menstruación con la impureza de la mujer. Aún hoy en día, en varios países del mundo, se prohíbe la entrada de mujeres menstruantes en algunos templos religiosos.

Puede parecernos que estas excentricidades son propias de otras culturas o de otros tiempos, pero muchas de las mujeres adultas que menstruamos en España crecimos escuchando a nuestras abuelas mitos tales como que mientras tenías la regla no te podías duchar, o que no debías lavarte la cabeza o que no podías hacer mayonesa porque se cortaba. En el mejor de los casos, incluso si no llegaban a tus oídos historias y mitos absurdos acerca de la menstruación, lo más habitual era que nadie te hablara del tema. Con suerte, tenías alguna hermana o alguna prima mayor que te “avisaba” de que pronto te vendría la regla. Más de una, descubrió horrorizada de repente que tenía las bragas manchadas de sangre sin entender en absoluto el porqué.

La menstruación es un proceso fisiológico natural que forma parte del ciclo reproductivo y que suele acompañarnos durante la mayor parte de nuestra vida. No sólo es importante que las niñas sepan qué es la menstruación. Para acabar con los tabúes y mitos es necesario que todas las personas, menstrúen o no, conozcan cómo funciona. Pero para evitar que, en siglo XXI, siga habiendo niñas que lleguen a la menarquia sin conocer su propio cuerpo, es imprescindible que hablemos con ellas, con total naturalidad, sobre la menstruación.

Cómo hablar de la menstruación con tu hija

Si tenemos en cuenta que de lo que se trata es de tratar el tema como lo que es, algo completamente natural, y librarnos al fin de falsos mitos y tabúes; lo mejor será que dejemos de ocultar nuestra propia menstruación. Aún hoy en día, muchas mujeres ocultan la compresa cuando van al baño como si fuera un secreto que debe ser ocultado. Habrá quien piense que es una actitud natural, pero, en realidad, lo que encierra es la herencia de siglos y siglos de tabúes y vergüenza.

Nadie esconde los pañuelos si va a sonarse la nariz ni el papel higiénico si va al baño. Esconder una compresa o un tampón solo indica que este proceso fisiológico, tan natural como los otros, nos parece que tiene connotaciones negativas o vergonzosas. Empecemos, pues, por tratar con naturalidad nuestra propia menstruación y dejemos de ocultarla, si queremos que nuestras hijas la vivan como algo natural.

Una de las cuestiones de la que más solemos “quejarnos” las madres durante los primeros años de crianza es de que no podemos ir solas ni al baño. Es más que probable que alguna vez nos interrumpan en el baño mientras estamos cambiándonos y nos pregunten qué es eso o qué nos pasa. Es una ocasión perfecta para contestar con naturalidad. A lo largo de la infancia la curiosidad les llevará a indagar sobre por qué sangramos, si nos duele… contestemos con naturalidad. Sangramos porque nuestro cuerpo se prepara cada mes para un posible embarazo y, cuando no quedamos embarazadas, nuestro cuerpo expulsa el endometrio engrosado junto con sangre.

El ciclo menstrual es mucho más que la menstruación. Todos los procesos hormonales que están implicados en el ciclo menstrual y los cambios que se producen en nuestro cuerpo, nos afectan y condicionan en muchos sentidos. Somos cíclicas y conocer nuestro ciclo nos ayudará a entendernos y respetarnos. La menstruación es solo la primera fase de cada ciclo. Después viene la fase folicular, la ovulación y la fase lútea. Durante cada fase se producen cambios físicos en nuestro cuerpo. Las hormonas segregadas durante el ciclo pueden afectar también a nuestro estado de ánimo. No todas las mujeres experimentan las mismas sensaciones durante el ciclo menstrual, pero exponer abiertamente cuáles son las nuestras, ayudará a nuestras hijas a conocer, de manera general, algunas de las características de este ciclo.

Escuchar a nuestro cuerpo también es fundamental. La menstruación no es una enfermedad, pero puede venir acompañada de algunas molestias de diversa consideración. Tras los mitos en los que se nos tachaba de impuras, llegó el capitalismo y pasamos a tener que disimular la menstruación, no ya porque se considerara algo sucio, sino porque se espera de nosotras que seamos productivas al 100 % durante todas las fases del ciclo. Somos muchas las mujeres que experimentamos molestias considerables durante los primeros días de menstruación, que pueden ir desde calambres abdominales hasta cefaleas, pasando por inflamación y malestar intestinal. En algunos casos, el grado de dolor es considerable, pudiendo llegar a ser incapacitante y estar asociado a patologías como la endometriosis.

Por supuesto, no a todas las mujeres les afecta de la misma manera; pero ese día en el que te baja la regla y te sientes hinchada, con dolor en la zona de úteros y ovarios, con la energía justa para caminar… te plantan en la tele un anuncio de compresas capaces de absorber la sangre mientras una joven se cuelga de un columpio bocabajo. Si tienes energías y ganas de hacer piruetas, te encuentres en la fase que te encuentres del ciclo, adelante. Disfrútalo. Pero si necesitas parar o aflojar un poco el ritmo porque es lo que te pide el cuerpo, adelante también. El problema no es tu menstruación. El problema es un sistema que pretende que vivamos sin escuchar nuestros cuerpos ni nuestras necesidades o emociones.

Así que sí, la mejor forma de hablar con tu hija de la menstruación para que esté familiarizada con ella cuando llegue el momento, es vivir con naturalidad tu propia menstruación. Decirle que hoy estás un poco más cansada o triste porque te acaba de bajar la regla. O que estás pletórica porque estás ovulando. O que estás más irascible durante los días previos a la menstruación, si así es como te sientes.

Cómo explicar a mi hija qué es la regla

Si estás leyendo este post porque no te sale de forma natural hablar con tu hija sobre la menstruación, no se trata de sentirte mal por haber ocultado tu propia menstruación. Somos fruto de las experiencias que vivimos y muchas de nosotras ni siquiera hemos tenido como adultas acceso a una educación sexual adecuada. Así que si no sabes por dónde empezar, puedes tirar de recursos didácticos, cuentos o libros para abordar el tema.

Cómo explicar a mi hija qué es la regla: Cuentos para explicar a una niña la menstruación

“El tesoro de Lilith”, de Carla Trepat, es un cuento infantil en el que se explican las distintas fases del ciclo menstrual a través de una bella metáfora con las estaciones del año y las plantas.

“El baile de la vida en las mujeres” también es una obra que hace un recorrido vital desde la infancia hasta la vejez, englobando tanto lo físico como lo emocional.

Si tu hija está ya más cerca de la adolescencia y necesita respuestas concretas que no sabes cómo darle, puede veniros bien leer juntas “La regla mola, si sabes cómo funciona”, de Anna Salvia y Cristina Torrón. Aquí podréis abordar cuestiones más específicas, como los distintos materiales que podemos usar durante la menstruación y las relaciones amorosas o el deseo que va a aparecer durante esta etapa.

Así que ya no hay excusas. Nuestras hijas necesitan y merecen conocer y disfrutar sus cuerpos. Y, si de verdad queremos acabar con los tabús, nuestros hijos también. En un mundo donde la mitad de la población menstrúa, no tiene sentido seguir manteniendo que la regla y todo lo que tiene relación con ella son “cosas de mujeres” que deben quedar ocultas en el ámbito de la intimidad.