Desde marzo de este año se están detectando casos de hepatitis aguda grave en niños y niñas de menos de 16 años en todo el mundo. El origen, por ahora, es desconocido. La Organización Mundial…
El 28 de julio se conmemora el Día Mundial contra la hepatitis vírica. Las hepatitis vírica infantil es una patología frecuente pero generalmente benigna. Afecta al hígado y suelen estar provocadas por distintos virus. Actualmente hay vacunas para el tratamiento de algunas de ellas y fármacos para otras. Hoy os hablamos de la hepatitis vírica en niños.
A través de la Tribu CSC nuestras expertas en salud infantil pueden aclararos cualquier duda al respecto. Pero en este post vamos a describir cuáles son las hepatitis víricas en niños, cómo prevenirlas y cómo se tratan.
Tipo de hepatitis víricas en niños
Existen al menos cinco tipos diferentes de hepatitis, de la A a la G; pero las más comunes son la hepatitis A, la hepatitis B y la hepatitis C. La hepatitis A es una infección aguda pero los pacientes se suelen recuperar sin necesidad de tratamiento. Las tipo B y C pueden provocar una infección crónica y persistente que puede desembocar en una enfermedad crónica del hígado.
Según este artículo de la revista Pediatría Integral, además de los virus de hepatitis, otros virus tienen la capacidad de afectar también al hígado. Los más frecuentes son el virus de Epstein Barr y el citomegalovirus, entre otros. Vamos a ver cómo se contagian y las consecuencias de cada una de estas hepatitis víricas en niños.
Hepatitis A
Se trata del tipo de hepatitis vírica más frecuente en los niños y en la mayoría de los casos su evolución es benigna. Los contagios se relacionan con niños y niñas no vacunados que viajan a países «endémicos» o hijos de inmigrantes que pasan las vacaciones en sus países de origen. Y, por otro lado, brotes en guarderías.
El virus se encuentra en las heces de las personas infectadas, así que el contagio es relativamente fácil. Un menor que se lleva algo a la boca que haya tenido contacto con las heces de la persona que tiene el virus. Por ejemplo, si van al baño y no se lavan las manos y luego tocan objetos. También puede haber contagio por consumo de agua o alimentos donde haya restos del virus.
El periodo de incubación es de dos a seis semanas y se puede detectar el virus en las heces durante un mes más.
Hepatitis B
La pediatra Gloria Colli subraya que en España se vacuna de hepatitis B a todos los bebés desde los 2 meses de edad, pero se puede vacunar incluso al recién nacido para «prevenir la transmisión materno-fetal», en caso de que la madre tenga esta hepatitis vírica. Es una vacuna recogida en el calendario vacunal de nuestro país.
Eso implica que la mayoría de bebés están protegidos frente a esta hepatitis vírica. Según el artículo de Pediatría Integral citado antes, en niños afecta principalmente a menores hijos de emigrantes y a menores adoptados procedentes de países con alta endemia. Las zonas con la prevalencia más alta son China, el sureste asiático, África y algunos países del Este de Europa. España es uno de los puntos con prevalencia más baja: entre el 1 y el 2%.
La principal vía de transmisión a niños en esos países es vertical, es decir, dentro del útero de la madre, por el canal del parto o tras el nacimiento. Tanto la hepatitis B como C es compatible con la lactancia materna, salvo que la madre tenga grietas.
Hepatitis C
«No existen datos exactos de la población infectad por el virus C en todo el mundo y menos si nos referimos a población infantil, pero la OMS estima en el año 2019 que hay 71 millones de personas con infección crónica por el virus C«, explica el artículo de Pediatría Integral.
En adultos esta hepatitis vírica se transmite por la sangre y hemoderivados, por consumo de drogas intravenosa, tatuajes y (menos frecuente) por vía sexual. En niños la transmisión suele ser vertical. Por eso, los bebés de madre con hepatitis C son sometidos a un control periódico. No todos los bebés con madres infectadas se contagian.
Esta hepatitis vírica en niños suele ser asintomática. Un nivel elevado de transaminasas es la señal más frecuente. La hepatitis C se suele cronificar en el 80% de los casos en adultos. En los niños, se suele esperar hasta los tres o cuatro años para que se considere crónica. Puede haber «eliminación espontánea».
Síntomas y tratamiento de la hepatitis vírica en niños
En el caso de la hepatitis A, los síntomas suelen ser náuseas, vómitos, malestar general y fiebre. También puede causar dolor de estómago e ictericia. El diagnóstico de esta hepatitis vírica en niños suele ser mediante la detección de IgM antiVAH específicos.
No hay un tratamiento específico pero se suele recomendar una hidratación adecuada, reposo y antitérmicos para la fiebre según indique el pediatra.
En cuanto a la hepatitis B, la mayoría de niños tiene síntomas leves de cansancio, ictericia, náuseas y vómitos. En cuanto al tratamiento de esta hepatitis vírica en niño, suele ir orientado a prevenir la fibrosis y la cirrosis hepática, entre otros. Se suele usar interferón u otros análogos de nucleósido, como el adefovir (aprobado para uso infantil).
Sin embargo, existe cierta controversia en el tratamiento de la hepatits B y C en niños, tal y como recoge este otro artículo de Anales de Pediatría:
«El tratamiento de estas patologías es complejo y controvertido (…). Aunque existen múltiples medicamentos para el tratamiento de la hepatitis B y C, no todos los estudios en población pediátrica aportan datos concluyentes«.
De hecho, el objetivo de este texto es precisamente revisar la evidencia publicada sobre el tratamiento de ambos tipos de hepatitis vírica en niños. Como explicamos antes, la hepatitis C es generalmente asintomática. Su señal más frecuente es la elevación de transaminasas.
Prevención de la hepatits vírica infantil
Las vacunas son una de las medidas preventivas más importantes. Como hemos visto, los recién nacidos la reciben para prevenir la tipo B. En determinadas comunidades autónomas (Ceuta, Melilla o Cataluña) también se vacuna a los niños y niñas de la hepatitis A (en Cataluña con la combinada A+B).
Por otro lado, la vacuna contra la hepatitis A se utiliza de manera preventiva cuando el niño o niña ha tenido contacto con el virus. Esta se tiene que administrar en los primeros 14 días tras la exposición al virus.
Contra la tipo A se recomienda una buena higiene de manos y mejoras en las condiciones socio-sanitarias de las poblaciones con déficit en este sentido. También es necesario limpieza en la preparación de alimentos, que puede ser otra vía de contagio. Por otro lado, es necesario lavar la fruta, verdura y hortalizas antes de consumirla y evitar el consumo de marisco crudo.
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