Cómo hacer partícipe al hermano mayor del cuidado del pequeño

Es importante que los mayores entiendan que somos un equipo en el que todos nos ayudamos, pero que no sean responsables últimos de sus hermanos ni ejerzan la autoridad sobre ellos

A mi hijo mayor le cayeron de golpe dos hermanos pequeños cuando aún no había cumplido los tres años. El día que llegamos a casa con «los mellis» recuerdo que se quedó hasta las dos de la madrugada mirándolos en la cuna. 10 años más tarde puedo decir que tenemos de todo: se quieren a ratos, a ratos se convierten en enemigos para siempre durante 10 minutos y casi siempre están dispuestos a echarse una mano. Sin embargo, antes de que nacieran «los mellis», reconozco que me invadieron las dudas sobre cómo sería la adaptación del hermano mayor a la nueva situación.

Si estáis a punto de ampliar la familia, hoy os traemos algunas ideas para que las cosas vayan sobre ruedas y la experiencia inicial sea lo más positiva posible.

Implicar al hermano mayor antes de que nazca el bebé

Es una buena idea que el que va a ser el hermano mayor sea el primero en enterarse de la noticia. Así, sabrá que es importante. En mi caso, cuando se enteró de que iba a tener un hermano o hermana (luego fueron uno de cada), le encomendamos la misión de dar la noticia al resto de la familia, así que le hicimos una camiseta en la que podía leerse “voy a ser tato” («tato» es la expresión familiar para hermano por nuestra zona).

 

Cómo hacer partícipe al hermano mayor del cuidado del pequeño

 

Cuando quedamos a comer con los abuelos, sabía que tenía que quitarse la chaqueta para enseñar el mensaje. Todo el mundo le dio la enhorabuena a él. Se sintió importante y especial.

Tras la noticia, llega la segunda parte de la misión…

Preparar la llegada del bebé

Puede ayudar que le ofrezcamos participar en algunas decisiones como elegir los primeros pijamas, ayudar a montar la cuna, comprar un pequeño peluche o doudou escogido por él o ella. Si se va a proceder a algún cambio brusco como sacar al mayor de la habitación de los padres, es mejor hacerlo meses antes del nacimiento para que no piense que le están quitando el sitio. En cualquier caso, no es necesario hacerlo si así lo decidís, puesto que el bebé puede dormir en una cuna de colecho y el mayor seguir en la misma habitación.

Es interesante, además, explicarles cuál va a ser el plan adaptando la explicación a su edad. Recordemos que a ellos hospital les suena a enfermedad y, por tanto, es posible que solo escuchar la palabra tenga connotaciones negativas. Debemos explicar que los bebés suelen nacer en los hospitales y que, como es un esfuerzo grande tanto para la mamá como para el bebé, lo normal es que pasen algún día allí para descansar y llegar a casa con más fuerzas.

Si son muy pequeños, se puede hacer un paralelismo con alguna actividad física que hagan. Por ejemplo, podemos decir ¿ves lo cansado que estás cuando pasas la tarde jugando en el parque? ¿Te das cuenta de que cuando llegas a casa necesitas descansar? Pues algo parecido. Así, el niño o la niña sabrá que lo que ocurre no es que pase nada malo, sino que están descansando.

 

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Si la hermana o el hermano mayor tiene preguntas es fundamental contestar a aquello que le causa inquietud. Tened en cuenta que, lo que no contestamos, lo preguntan en otra parte o se inventan la respuesta ellos mismos. Así que, mejor que cuenten con información fiable.

Por último, como es posible que haya escuchado comentarios de “¡qué bien, vas a tener un compañero de juegos!”, hay que ajustar las expectativas del mayor y explicarle que, al principio, los bebés no son muy interesantes y no saben jugar a nada (aunque poco a poco podrán enseñarle) e incluso pueden ser molestos porque lloran y duermen regular. De esta manera, la hermana o el hermano mayor sabrá que no tendrá un compañero de fútbol (al menos no de manera inmediata).

La adaptación después del nacimiento

Si llegas a casa con el bebé y después llega el hermano mayor es importante que tengas los brazos disponibles para abrazar al mayor. El bebé puede estar en ese momento en la cuna o en brazos de otra persona.

 

1 de junio - Día Mundial de las Madres y los Padres

 

Seguramente esperes que se produzca un momento mágico en el que se escuchen hasta violines. Ajusta tus expectativas tú también. Puede que no surja el flechazo y que a tu hijo o hija mayor no le guste. O puede que sí. En cualquier caso, dale tiempo y respeta su emoción. Irá cambiando.

Si, de repente, le entusiasma el bebé y quiere cogerle, tocarle, achucharle… no le riñas por la brusquedad. Solo dile cómo hay que coger a los bebés, que hay que acariciarles suave, etc. Esta parte la podéis incluso ensayar antes de que nazca.

Puede ocurrir que manifieste sentimientos negativos. En este caso debemos mostrarnos comprensivos y dejar que se exprese. No es adecuado utilizar frases como “tienes que quererle porque es tu hermano”. No podemos obligar a nadie a querer a otra persona y menos a un niño pequeño a querer al primer vistazo a un hermano que ni siquiera ha pedido. Así que vamos a acompañar estas emociones para que no se sienta culpable por no querer al hermano. Poco a poco se irán adaptando el uno al otro.

 

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Para que el mayor no note demasiados cambios en su vida, se aconseja que pueda continuar con sus rutinas habituales y que, además, pase tiempo a solas mamá o papá. De la misma forma que es recomendable pasar tiempo a solas, también debe compartir tiempo con el hermano o hermana. Ya se sabe que el roce hace el cariño.

Cuando pasen tiempo juntos, y dependiendo de la edad del mayor, nuestra función es encontrar el equilibrio entre supervisar y dejarle hacer.

El papel del hermano mayor

No es responsabilidad de los niños y niñas cuidar de sus hermanos o hermanas más pequeños, pero para involucrarle de forma amable en las tareas de cuidado y así poder fomentar su sentido de pertenencia e utilidad dentro de la familia, podemos asignarle alguna tarea que creamos que le puede gustar. Traer el pañal o ayudar a darle crema pueden ser buenas ideas. La tarea debe ser agradable. Por ejemplo, si al mayor le dan mucho asco los cambios de pañal, no le encargaremos tirar el pañal a la basura.

 

Cómo hacer partícipe al hermano mayor del cuidado del pequeño

 

Cuando nos ayude con los cuidados debemos agradecérselo y ponerlo en valor, aunque no lo haya hecho perfecto. Vamos a suponer que le encargamos doblar un body limpio para guardarlo en el cajón y, como ya imagináis no lo hace del todo bien. No digáis que está mal doblado ni lo dobléis de nuevo. Hay que premiar el esfuerzo y la buena disposición.

Pero, cuidado con exigir demasiado a los mayores. No debemos olvidar que son niños y no han de convertirse de la noche a la mañana en los responsables de sus hermanos.

Una forma de involucrarles en los cuidados es hacerles partícipes, no en los cuidados básicos de alimentación e higiene, sino en los cuidados emocionales. Contar un cuento al bebé o enseñarle alguna canción ayudarán, no solo a que participen en los cuidados sino también a establecer un bonito vínculo fraternal.

El hermano pequeño no es responsabilidad del mayor

Una vez que el hermano pequeño va creciendo, es importante que el mayor no tenga que cargar con la responsabilidad de ayudarle en todo. Reconozco que muchas veces, cuando estamos haciendo algo y el hijo o hija pequeño viene a pedirnos ayuda, recurro al hermano mayor con un “dile a tu hermano que te ayude”.

Reconozco también que no hace mucho, mi hijo mayor me dijo: “¡Estoy harto de tener que ayudarles siempre!”. Por supuesto, no les ayuda siempre, pero es que es un preadolescente que tiene otros intereses diferentes a los de sus hermanos y le parece un horror solucionarles las dudas de los deberes.

 

Cómo hacer partícipe al hermano mayor del cuidado del pequeño

 

La cosa no tuvo mayor importancia, pero me hizo reflexionar sobre medir el exceso de responsabilidad que otorgamos a los mayores. Evidentemente, es importante que los mayores entiendan que somos un equipo en el que todos nos ayudamos, pero que no sean responsables últimos de sus hermanos ni ejerzan la autoridad sobre ellos (cuando son más mayores tienden a impartir justicia por su cuenta).

En definitiva, se trata, como decimos, de formar un equipo en el que cada miembro tenga su espacio y se sienta único y especial, pero en el que también se colabore para alcanzar objetivos comunes y para establecer vínculos saludables entre todos sus miembros. 

Si quieres más información o necesitas asesoramiento profesional, estaré encantada de atenderte en la Tribu CSC, donde además puedes consultar al resto de miembros de nuestro equipo de expertos en salud materno-infantil y crianza respetuosa. 

 

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