Una de las cosas que más nos preocupan a las madres y padres es "¿qué hago si mi hijo no come?". Recuerdo que, antes de que naciera mi primera hija, soñaba que me olvidaba darle…
El sonambulismo en los niños es uno de los trastornos del sueño más frecuentes en la infancia, pero también más llamativo. Seguro que más de una lectora o lector se ha llevado un buen susto si ha escuchado ruidos de noche en casa y se ha encontrado a su hijo sonámbulo deambulando con los ojos abiertos.
Un trastorno benigno que, no obstante, hay que vigilar
Forma parte de las conocidas como parasomnias en las que, además de este fenómeno, se incluyen las pesadillas, los terrores nocturnos o el bruxismo (apretar de forma inconsciente la mandíbula y rechinar los dientes, produciendo el desgaste de los mismos), entre otros.
Aunque es un trastorno benigno que suele desaparecer con el tiempo (en la adolescencia o incluso antes); que un hijo o hija ande sonámbulo de noche puede preocuparnos, sobre todo, porque una persona en ese estado puede realizar acciones complejas, como abrir una puerta y salir a la calle.
Además, si los episodios son muy frecuentes es recomendable acudir al pediatra para que determine qué puede estar detrás. En la Tribu de Criar con Sentido Común podéis encontrar respuesta a vuestras dudas sobre este asunto y sobre cualquier aspecto relacionado con el sueño infantil, ya que contamos con profesionales especializados.
¿Qué es el sonambulismo?
Se trata de un trastorno que se produce en una fase del sueño profundo, dos o tres horas después del inicio del proceso. En esa fase el cerebro de la niña o el niño está profundamente dormido pero su cuerpo se puede mover. Existen distintas formas de que un menor sea sonámbulo. A veces solo se incorporarán de la cama y actuarán como si estuvieran despiertos, aunque mostrarán cierto aturdimiento.
Otros sí se levantan y deambulan por la casa por tiempo indeterminado (de minutos a media hora). En esos casos tendrá los ojos abiertos (aunque no ven igual que si estuvieran despiertos). Es posible que si encuentras a tu hijo sonámbulo en el pasillo responda a tus preguntas, si bien algunas palabras serán ininteligibles. Por lo general, vuelven a la cama y al día siguiente no recuerdan nada en absoluto.
Existe otro fenómeno parecido al sonambulismo en el que los niños se dedican a hablar soñando. Son los somniloquios. Se usa esa expresión, «hablar en sueños», pero lo cierto es que también están en un momento de sueño profundo y no sueñan nada (los sueños se producen en la fase REM).
Cuál es la causa del sonambulismo en los niños
Según datos de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), entre el 25 y el 30% de los niños menores de cinco años presentan alteraciones del sueño de distinto tipo. La Sociedad Española del Sueño (SES) afina un poco más, y asegura que la prevalencia del sonambulismo es de entre el 10 y el 20% de los niños de entre cuatro y ocho años. En lo que sí coinciden ambas instituciones (y el resto de expertos) es que suele desaparecer en la adolescencia (o antes).
No está claro qué provoca el sonambulismo pero sí que hay factores que lo promueven. Entre ellos, tal y como subraya la experta en sueño infantil de CSC Rafi López, el componente hereditario. «Si uno de los padres es o fue sonámbulo, es probable que su peque también pueda serlo», explica. A ello se suman otros aspectos:
- No dormir lo suficiente o tener un horario de sueño irregular.
- Estar enfermo o tener fiebre.
- Dormir con la vejiga llena.
- Algunos fármacos pueden provocar sonambulismo.
Otro factor a tener en cuenta es el estrés o la ansiedad. «Es posible que un niño que esté estresado o sufriendo ansiedad se levante sonámbulo; quizás esté viviendo cambios importantes en clase o en casa, y lo manifiesta de esta manera», indica Rafi López. En este caso, su consejo es acudir al especialista para ayudar a nuestro hijo a superar aquello que le genera tanta preocupación. La pandemia de la Covid-19, por ejemplo, ha provocado un aumento de los casos de insomnio y pesadillas en los niños.
Qué hacer cuando un niño es sonámbulo
Como explica nuestra experta en sueño infantil, Rafi López, «si ocurre esporádicamente no hay que hacer nada, solo convivir con el sonambulismo». Lo que sí se puede hacer, en cualquier caso, es tomar una serie de precauciones para que no sufra ningún accidente y no llevarnos un susto.
Si vivimos en una casa con escaleras, podemos colocar una valla de seguridad para que no se precipite por ellas si deambula por la casa. Incluso podemos colocar una valla de seguridad en la puerta de su habitación (si el niño es muy pequeño y sabemos que no va a levantarse solo para ir al baño). Los intercomunicadores también pueden ayudarnos a enterarnos si el pequeño se levanta y hace ruido.
Por ejemplo, deberíamos evitar camas altas o literas, y mantener alejados cualquier objeto afilado o que pueda romperse de la habitación. Es aconsejable, por otro lado, asegurar bien puertas y ventanas. Las exteriores, por ejemplo, deberíamos cerrarlas con llave y guardar esta en un lugar donde no pueda encontrarla nuestro hijo sonámbulo. Si tenemos rejas en casa, es recomendable que permanezcan cerradas.
Despejar el pasillo de objetos con los que se puede tropezar también es buena idea; así como, alejar cualquier objeto peligroso de su alcance. Si os preocupa mucho que se levante y no os deis cuenta, podéis colocar alguna campanita u objeto sonoro en la puerta de su habitación para que actúe de alarma en caso de salga de ella (¡aunque podéis tener un buen concierto si tenéis varios hijos y se levantan al baño!).
Una de las razones por las que un niño o niña se puede levantar sonámbulo es porque tenga la vejiga llena. Para evitar que se levante por ese motivo, lo es mejor animarle a ir al cuarto de baño antes de ir a dormir e incluso evitar que beba mucho líquido antes de ir a la cama.
Consejos para padres con niños sonámbulos
Muchos padres y madres se preguntan: ¿Qué pasa si se despierta a un niño sonámbulo? Y Rafi López explica que: «No hay que despertarlo porque, además, es muy difícil hacerlo ya que está en un sueño muy profundo». Si lo hacemos, prosigue, le estamos interrumpiendo el ciclo del sueño y es probable que aparezcan «más episodios seguidos que perduren en el tiempo».
Así que el consejo de nuestra experta es acompañarlos en ese momento para evitar que se hagan daño y guiarlos con cariño y paciencia hacia la cama para que vuelvan a acostarse; pero sin forzarlos. Si nos hablan, les podemos responder siguiéndoles el hilo.
Y al día siguiente no debemos ni discutir ni reñirles por algo que ellos no controlan y de lo que ni siquiera se acordarán. Les haremos sentir mal y pensarán que les ocurre algo. López insiste en que tener un hijo sonámbulo es una cuestión benigna que suele desaparecer antes o durante la adolescencia (aunque algunos adultos también son sonámbulos). Pero recuerda que «sin son episodios muy largos, muy repetidos, e intensos es conveniente acudir al especialista».
Hay que tener en cuenta que muchos episodios de trastornos de sueño pueden estar relacionados con una cantidad y calidad de sueño insuficiente. En este caso, deberíamos reflexionar si nuestro hijo o hija está durmiendo bien y ponerle remedio. Se puede prevenir con descanso y relajación, y evitando que lleguen muy cansados a la noche para que no se incremente de manera innecesaria la profundidad del sueño.
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