Día Mundial del Corazón – Mi hijo tiene un soplo en el corazón, ¿puede hacer vida normal?

Un soplo cardíaco es un sonido, como un silbido, que hace la sangre cuando pasa por el corazón. El médico puede detectar un soplo en el corazón de nuestro peque al escuchar sus sonidos con un estetoscopio. Este puede presentarse en el nacimiento (congénito) o desarrollarse más adelante y puede ser inofensivo («inocente» o funcional) o anormal.

¿Hay que preocuparse por un un soplo en el corazón?

Los soplos en el corazón son bastante frecuentes durante la infancia. Hasta en un 50% de los niños puede auscultarse un soplo cardíaco, según la AEPED. Además, generalmente son benignos. De hecho, la frecuencia de malformaciones congénitas cardíacas es inferior al 1%.

La edad del niño es clave a la hora de establecer un diagnóstico, ya que es más probable que se trate de un soplo funcional en los niños mayores y que haya una anomalía cardiaca en los neonatos y lactantes.

El diagnóstico de soplo funcional se realiza mediante la auscultación, a través de la cual su identificación es fácil por parte de un médico experto. Otras pruebas como el electrocardiograma o la radiografía de tórax no sirven para confirmar ni descartar enfermedad cardíaca en estos casos y no es necesario realizarlas.

Si el médico considera que, por las características del soplo, se pueden sospechar de la existencia de alguna enfermedad en el corazón (o bien si el soplo se ausculta en un niño muy pequeño, con mayor probabilidad debido a su corta edad de padecer alguna anomalía) es posible que el facultativo derive al menor a un cardiólogo infantil para la realización de una ecografía cardíaca, que es la prueba más segura para realizar el diagnóstico de una posible enfermedad de corazón. No obstante, esto sólo será necesario en una minoría de casos.

¿Un niño puede hacer vida normal con un soplo en el corazón?

Un soplo funcional no es sinónimo de un problema del corazón. Es solamente un ruido que se escucha debido al paso de la sangre por un corazón normal, y que se aprecia con más frecuencia en los niños pequeños. Puede ocurrir que se escuche más alto al explorarle con fiebre.

Puede y debe hacer una vida absolutamente normal. Un soplo funcional no es señal de enfermedad del corazón. En la adolescencia suelen desaparecer, pero no importa si persisten. Estos niños no requieren ningún cuidado especial, ni ningún control evolutivo.

¿Y si es un soplo anormal o patológico?

Muy pocas veces los soplos se deben a una enfermedad del corazón, congénita o adquirida. Congénito significa que acompaña al peque desde el nacimiento. Casi siempre, las enfermedades congénitas suelen ser malformaciones (defectos anatómicos). Las malformaciones congénitas del corazón afectan a casi uno de cada 100 recién nacidos.

• Las malformaciones leves son las más frecuentes, no tienen síntomas y suelen sospecharse por un soplo. El soplo a veces se oye desde los primeros días o semanas de vida, pero otras veces pasa desapercibido, incluso durante años.
• Las malformaciones graves son escasas, se diagnostican en los primeros días o semanas de vida, no siempre están acompañadas de soplos y siempre tienen síntomas (color azulado, dificultad para respirar, etc.).
• Las enfermedades adquiridas del corazón son muy raras en los niños.

Los soplos cardíacos anormales requieren pruebas de seguimiento para determinar la causa ya que el tratamiento se orienta al motivo que los provocan.

¿Cómo se diferencia un soplo normal de otro patológico?

Por la presencia o no de síntomas, por las características del soplo en el corazón y por los hallazgos exploratorios, el médico puede saber si un soplo es normal o patológico. Si está seguro de que es normal, no es necesaria ninguna otra prueba (la radiografía o el electrocardiograma no serán necesarios), pero si no está convencido, señalará la conveniencia de consultar al cardiólogo infantil.

Si el peque tiene un soplo cardíaco inofensivo, es probable que no tenga ningún síntoma. Si tiene un soplo cardíaco anormal puede presentar los siguientes signos y síntomas, según la causa del soplo:

• Piel azulada, especialmente en las puntas de los dedos y los labios.
• Hinchazón o aumento de peso repentino.
• Falta de aire.
• Tos crónica.
• Agrandamiento del hígado.
• Agrandamiento de las venas del cuello.
• En los bebés, falta de apetito y crecimiento anormal.
• Sudoración intensa con poca o ninguna actividad.
• Dolor en el pecho.
• Mareos.
• Desmayo.

¿Cómo vivir con un soplo en el corazón?

La gravedad de los soplos se miden con una escala del 1 al 6:

• Los de los primeros grados se consideran ligeros o moderados y a menudo sólo necesitan un seguimiento con ecografía cada dos o tres años para verificar la situación.
• En los más severos se suele realizar un ecocardiograma mediante el uso de ultrasonidos para saber qué válvula está afectada y con que intensidad.

A veces, la progresión de la afectación valvular, sobre todo la estrechez de la válvula aórtica, se vincula a la presencia de factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión, colesterol, diabetes y tabaquismo (este último en el caso de las personas adultas), por lo que un buen control de los mismos puede retardar la progresión de la patología. Ser fumador pasivo también puede afectar negativamente a un peque con este afección.

Si el soplo cardíaco se debe a un problema de las válvulas o a otro defecto del corazón, podría ser necesario administrar medicamentos para tratar los síntomas (fundamentalmente diuréticos), o realizar un recambio valvular o cirugía del cortocircuito entre cavidades cardíacas.

La intensidad de los soplos se miden con una escala del 1 al 6, según la intensidad del sonido que se escuche en la auscultación, pero su intensidad no se correlaciona con su importancia. «Muchos soplos inocentes son de intensidad moderada o alta y algunas cardiopatías graves pueden tener soplos apenas audibles», señala la pediatra de la Tribu CSC, Gloria Colli.

• Las CIV (comunicación interventricular cuando se comunican el ventrículo derecho y el izquierdo).
• Las CIA (comunicación interauricular cuando se comunican las dos aurículas).
• El ductus persistente (un pequeño vaso que es necesario durante el embarazo, pero que se tiene que cerrar cuando el bebé nace).
• Las estenosis pulmonar o aórtica (cuando se produce un estrechamiento de estas arterias, generalmente por alteración de sus válvulas).

Según Gloria Colli, muchas de estas malformaciones, como las comunicaciones o el ductus, se pueden cerrar solas y solo requieren un seguimiento ecográfico. Otras se pueden solucionar con una cirugía mínimamente invasiva y solo en casos excepcionales será necesario una intervención quirúrgica más compleja.