Nuestros hijos llegan al mundo sin saber de qué va todo esto. En cuanto nacen nos dejan ver sus primeros destellos de personalidad, pero esta se irá formando poco a poco con cada paso que…
Este post se publicó originalmente el 06/10/2021 y ha sido actualizado en fecha 15/11/2024
A menudo, en las consultas que nos hacéis llegar a través de la app que tenemos para tal fin en la Tribu CSC, cuando hablamos de crianza respetuosa o de educar con Disciplina Positiva, algunas familias ponen el foco en el carácter de su hijo/a. “Es que eso a mí no me funciona porque mi hijo tiene mucho carácter”, dicen. O “es que mi hija tiene un carácter muy fuerte, es muy intensa”.
Lo primero que podemos preguntarnos es…
¿Cómo es el carácter de un niño de tres años?
Debemos resaltar que el carácter, o los rasgos de personalidad de cada niña/o, son personales y, efectivamente, no todos los niños de tres años son iguales, del mismo modo que no todas las personas adultas de cuarenta, tenemos la misma personalidad.
Aun así, existen algunas características psicoevolutivas que forman parte de cada etapa de la infancia. No todas las niñas de dos años tienen la misma cantidad de rabietas ni todos los niños de cuatro años expresan la frustración de la misma manera. Pero tener claro que las rabietas, en general, forman parte de esta etapa y que son consecuencia de su desarrollo cerebral, puede ayudarnos a poner el foco en lo verdaderamente importante: el acompañamiento de esta etapa.
Centrarnos en cómo es el carácter de nuestros hijos como foco del problema solo va a servirnos para frustrarnos y desconectarnos emocionalmente de sus necesidades. Hay niños más intensos que otros, sí. Hay niñas con rasgos de personalidad más definidos o más incómodos. Pero es que nuestros hijos y nuestras hijas no han nacido para ser como a nosotras/os nos gustaría que fuesen.
Del mismo modo que no elegimos el color de ojos o de pelo, el carácter no es a la carta. Y aceptar que nuestra hija es como es y que tiene derecho a serlo es el primer paso para empezar a construir una relación respetuosa y un vínculo basado en el respeto mutuo.
Si no aceptamos su carácter y nos pasamos su infancia intentando cambiar quienes son, lo más probable es que además de perder la conexión con nuestras/os hijas/os, estemos dificultando el desarrollo de una autoestima sana ya que, de manera implícita o explícita, consciente o inconsciente, están recibiendo el mensaje de que hay algo que está mal en ellos/as y que para ser aceptados y queridos deberían cambiar su esencia.
Si nos molesta que nuestro hijo tenga mucho carácter tal vez podamos revisar por qué nos molesta tanto. ¿Tal vez tengamos caracteres parecidos y eso nos haga “chocar”? ¿Puede que nuestro patrón de conducta nos lleve a entrar en continuas luchas de poder y por eso nos gustaría que fueran más dóciles y obedientes?
En este sentido, hay una dinámica llamada “la carta más alta” que está incluida en nuestro curso de Disciplina Positiva (que puedes cursar gratis si formas parte de la Tribu CSC), y que puede ayudarnos a conocernos mejor y analizar qué es lo que nos molesta tanto del carácter de nuestros hijos y por qué.
Consejos para educar a niños con carácter
Ahora bien, una vez que asumimos que hay conductas que son propias de la edad y que el carácter de nuestros hijos es el que es, y es nuestro trabajo aceptarlo, es cierto que, dependiendo de cuáles sean los rasgos de personalidad de nuestros hijos y los nuestros propios, los retos que se nos presenten en el día a día de la crianza pueden ser diferentes y la forma de abordarlos puede variar.
Ya sabemos que si nos estábamos haciendo la pregunta de “¿cómo calmar el carácter de un niño?” la respuesta es dejando de centrarnos en querer cambiar su carácter. De lo que se trata es de llegar al mismo objetivo de cualquier familia: educarlos para que se conviertan en personas satisfechas con su vida y respetuosas con las demás personas.
1. Regulación emocional
Si nuestro hijo tiene un carácter fuerte puede sernos de especial utilidad trabajar en casa la autorregulación emocional. No podemos esperar que un niño de cuatro años se autorregule solo y aprenda a filtrar sus emociones o a frenar a tiempo cuando está muy enfadado, como por arte de magia.
En primer lugar, nuestro ejemplo en este sentido va a ser fundamental, pero también podemos construir un rincón de la calma en casa para ir entrenando la necesidad de usar lo que en Disciplina Positiva llamamos tiempo fuera positivo. O lo que es lo mismo, aprender a frenar a tiempo cuando estamos “perdiendo los nervios” para transitar nuestras emociones sin dañar a nadie y poder buscar soluciones a los problemas o conflictos desde la calma y la conexión.
2. Tabla de rutinas
Otra cuestión que puede ser relevante es encontrar estrategias para evitar las luchas de poder en casa. Las tablas de rutinas en este sentido pueden ser de gran utilidad ya que aportan estructura y nos evitan estar todo el día dando órdenes. Eso sí, es importante que a la hora de elaborar nuestra tabla de rutinas tengamos en cuenta la opinión de los niños y les permitamos participar en el proceso de toma de decisiones. Si las rutinas son impuestas no nos servirán para evitar las luchas de poder ya que las estarán viviendo, igualmente, como una imposición por nuestra parte.
3. Validación de emociones
La validación de emociones también va a ser importante cuando nos toque establecer algún límite innegociable. A nadie le gusta que le digan que lo que quiere no puede ser, seamos honestas, a nosotras tampoco. Pero el ejercicio de empatía y conexión que implica pararnos a escuchar las emociones de nuestros hijos y validarlas, puede ayudarnos a abordar los límites de manera más respetuosa lo cual puede ayudar siempre, pero puede ser de especial relevancia, en casos de niños con carácter fuerte.
4. Ofrecer opciones cerradas
Otra herramienta que puede ayudarnos son las opciones cerradas, ya que permiten a nuestras hijas e hijos mantener su parcela de poder, que tanto necesitan, dentro de los límites de la seguridad y el respeto. Ya sabemos que no siempre van a poder elegir o decidir todo, pero si, al menos, les damos la posibilidad de elegir entre varias opciones previamente seleccionadas por nosotras/os que sepamos que son viables, les permitimos sentir ese poder de decisión que tanto necesitan en algunas etapas de la infancia.
5. Tiempo para ellos/as y tiempo para nosotras
Por último, aunque no menos importante, estarían los ratitos de tiempo especial y de autocuidado. Hacer planes especiales a solas con nuestro hijo o nuestra hija nos va a dar la oportunidad de conectar con sus necesidades y fortalecer el vínculo.
Y, al mismo tiempo, si hemos llegado a este post porque nos sentimos desbordadas/os con el carácter de nuestro/a hijo/a, va a ser de vital importancia que nos dediquemos tiempo a nosotras/os mismas/os, que escuchemos nuestras señales y que hagamos actividades que nos ayuden a recargar las pilas, porque solo así podremos estar en disposición de acompañar y criar desde el respeto.
Si tienes cualquier duda, en la Tribu CSC cuentas con un equipo de expertos/as en salud infantil y crianza respetuosa que puede ayudarte a resolverlas.
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