¿Que cómo es tener hijos? Tener hijos es comprender que en el embarazo y el parto todos están muy emocionados, pero pronto empiezan a desaparecer. Es darte cuenta de que, al parecer, todos saben criar…
La manipulación tiene diferentes caras y formas. Unas veces son los padres los manipuladores, mientras que otras veces son los hijos los que manipulan a sus progenitores. Pero, ¿qué ocurre cuando se usa a los hijos como instrumento de manipulación? Abordamos hoy este complejo tema que tiene nefastas consecuencias para el desarrollo psicológico de los menores.
Usar a los hijos como instrumento de manipulación
Estoy segura de que el sentido común nos lleva a todos a pensar que, cuando en la pareja existe cualquier tipo de problema, se deben solucionar dentro de la pareja excluyendo a los/as hijos/as del conflicto. Pues bien, esto que parece aplastante no siempre lo es y, en ocasiones, uno de los progenitores (o ambos) convierte a los/as hijos/as en armas arrojadizas contra el otro.
Es triste pensar que se pueda llegar a una situación así, pero, lo cierto es que, a día de hoy no es infrecuente conocer algún caso más o menos cercano en el que, por ejemplo, uno de los progenitores insulte al otro delante de los/as niños/as con frases como “es que tu padre es un inútil” o les chantajee con expresiones como “si quieres a mamá, no te voy a querer”.
Hijos manipulados. ¿Por qué ocurre esto?
Hay diferentes motivos. Quizá el principal sea que el odio y el rencor pueden llegar a invadirnos tanto que lo anteponemos al amor que podamos sentir por los hijos. Y, en ese momento, se recluta a los/as hijos/as como aliados para dañar al otro.
Otras veces, el motivo es conseguir algo que se desea y se utiliza a los/as hijos/as como medio.
Es importante que recordemos que la instrumentalización de los hijos es un tipo de maltrato con consecuencias psicológicas graves.
Este tipo de manipulación se suele dar con mayor frecuencia en parejas separadas o en procesos de divorcio conflictivos.
Los progenitores que utilizan a los hijos o las hijas como instrumento de manipulación desprecian al otro delante de los/as niños/as, impiden que los/as hijos/as se relacionen con normalidad con el otro progenitor y pueden llegar a amenazarles si tienen una actitud positiva hacia él o ella.
Además, ocultan información sobre los menores y toman decisiones sobre cuestiones importantes sin tener en cuenta a la otra parte (lo que, además, puede constituir un delito contra la patria potestad).
En resumen, se trata de que una de las partes de la pareja (o ambas) intenta dinamitar la correcta relación de los/as hijos/as con la otra parte.
Hijos manipulados: ¿Cuáles son las consecuencias de utilizar a los hijos como instrumento de manipulación?
De manera inmediata el niño o la niña puede sufrir angustia, frustración y soledad. Debemos tener en cuenta que los/as niños/as, en la mayoría de las ocasiones, no entienden lo que está pasando, se limitan a observar y a interpretarlo a su manera. Así, pueden pensar que una de sus dos figuras de apego de repente se volvió mala y no deben quererla o pueden interpretar que es culpa suya pues siempre está en el centro de la discusión.
El sufrimiento de los menores en estos casos da lugar a somatizaciones en forma de dolores de cabeza o de estómago, problemas de sueño y/o alimentación.
A nivel psicológico y conductual, también puede aparecer baja autoestima, irritabilidad, sentimiento de culpa y comportamientos disruptivos caracterizados por ira y odio patológico. Los/as niños/as pueden presentar miedo, timidez, retraimiento o tener sensación de abandono y desamparo, y generar desconfianza hacia los demás.
Además, se van a mostrar estresados y ansiosos, y pueden llegar a desarrollar sintomatología depresiva. El rendimiento académico también puede verse afectado.
Otro de los peligros inmediatos de este tipo de manipulación es que los/as niños/as pueden aprender este tipo de conductas y emplearlas con los demás familiares y/o amigos.
A largo plazo, los/as niños/as que han sido utilizados como instrumentos de manipulación van a presentar dificultades a la hora de establecer relaciones en la edad adulta puesto que pueden haber aprendido, como decimos, que la manipulación y el chantaje son herramientas válidas que pueden justificar cualquier fin y, por tanto, pueden ser utilizadas para conseguir aquello que quieren.
Asimismo, de adultos/as, pueden tener dificultades tanto para identificar como para expresar y regular emociones y sentimientos. Este hecho se va a trasladar a sus relaciones de pareja.
Muchos de estos hijos manipulados crecen con una visión distorsionada de sí mismos/as, llegando a pensar que siempre son la causa de los problemas.
Finalmente, dado que los hijos manipulados han vivido en modelos familiares basados en relaciones disfuncionales, pueden establecer de adultos relaciones en las que predomine el miedo al abandono, la desconfianza y la inseguridad.
Como podemos comprobar, los efectos de utilizar a los hijos y las hijas como armas en nuestros conflictos pueden llegar a ser devastadores si no se pone remedio antes.
Por ello, cuando los conflictos en la pareja desbordan los límites de esta y comienzan a involucrar a los/as hijos/as, es necesario parar y tomar decisiones desde la calma que dejen fuera a los/as niños/as y, si esto no es posible, es imprescindible buscar ayuda en la figura de un psicólogo especializado y/o de un mediador que pueda revertir la situación problemática. Si lo necesitáis, en la Tribu CSC puedes consultar a nuestro equipo de expertas en crianza respetuosa, psicología materno-infantil y educación positiva.
No debemos olvidar nunca que para que los menores puedan disfrutar de una vida plena y sana tenemos que salvaguardarles de todos aquellos problemas que no son suyos así que, bien merece la pena aparcar las diferencias delante de ellos/as y así garantizar su bienestar.
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