El megaloeritema, eritema infeccioso o "enfermedad de la bofetada" es una patología vírica que se caracteriza por una erupción en las mejillas. Afecta principalmente a niños en edad preescolar o escolar, aunque puede aparecer en…
El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) ha lanzado una alerta por el aumento de casos del Parvovirus B19, conocido como virus de la bofetada en 14 países de la Unión Europea.
También el Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN) ha detectado en las últimas semanas una mayor presencia de este virus. Por el momento, la mayoría de los casos son leves e incluso asintomáticos, según el ISPLN.
Lo cierto es que según datos del Centro Nacional de Microbiología, dependiente del Instituto de Salud Carlos III, ya se había registrado una mayor tasa de positividad de este virus en 2023 y en los primeros meses de 2024, respecto a los años de antes de la pandemia. Y los pediatras de diferentes comunidades autónomas también han alertado del aumento de casos.
¿Qué es el virus de la bofetada?
Conocido también como megaloeritema, eritema infeccioso o quinta enfermedad, es una infección vírica causada por el parvovirus B19. Se trata de un virus exclusivamente humano y muy contagioso, aunque benigno. De hecho, la mayoría de los niños se recuperan rápidamente.
Se caracteriza por una erupción en las mejillas y afecta principalmente a niños en edad preescolar y escolar de entre 5 y 15 años, aunque lo cierto es que puede aparecer en cualquier momento. De hecho, puede provocar complicaciones durante el embarazo.
El virus de la bofetada (llamado así porque la erupción aparece en la mejilla y parece que le han dado un cachete) es una erupción en la piel cuya forma, extensión y distribución son variables. Aunque el virus de la bofetada puede tener diferentes causas, la más habitual es que está causada por infecciones virales.
El megaloeritema se suele contagiar por vía respiratoria, normalmente a través de las secreciones (la saliva o la tos) que se proyectan al hablar, toser o estornudar. Por ello, la única prevención posible es una buena higiene de manos y enseñar a los peques a estornudar o toser en la parte interna del codo y no en la mano, además de no compartir cubiertos o alimentos. El contagio se produce en el momento de la incubación, que puede variar de 7 a 28 días. Sin embargo, al tener unos síntomas inespecíficos, es complicado prevenir o evitar el contagio.
De hecho, las primeras erupciones cutáneas aparecen al final, justo en el momento en el que deja de ser contagioso. Por ello, cuando estas aparecen y si el peque se encuentra bien, puede llevar una vida normal, sin necesidad de quedarse en casa. Lo normal es que dure entre 1 y 3 semanas.
Según los especialistas, la enfermedad es estacional, con picos al final del invierno, primavera y principios de verano. Además, tiene especial repunte cada 4-10 años.
El virus de la bofetada es también conocido como virus de la quinta enfermedad ya que ocupa el quinto lugar entre las 6 infecciones frecuentes en los peques caracterizadas por un sarpullido o eritema. Así, se encuentra por detrás del sarampión, la escarlatina, la rubeola, la herpangina y por delante de la roséola.
Síntomas del virus de la bofetada
Entre los síntomas más habituales del virus de la bofetada se encuentran el dolor de cabeza, mocos y malestar general. En algunos casos, puede aparecer también fiebre. Es decir, son unos síntomas inespecíficos que, en realidad, pueden deberse a cualquier otra enfermedad o a un simple malestar del peque. Hasta que después aparece la erupción que aparece en las mejillas y es de color rojo brillante.
Estas erupciones se pueden extender a otras zonas del cuerpo como las nalgas o las extremidades, pudiendo producir picor. Sin embargo, el virus de la bofetada en niños y niñas suele tratarse de un proceso leve y benigno, en el que los peques se suelen recuperar «rápidamente y sin complicaciones», según la Asociación Española de Pediatría (AEPED). Las erupciones suelen desaparecer a la semana, aunque pueden volver a aparecer por factores como el calor, el sol o la luz.
En adolescentes y adultos, los síntomas pueden prologarse a lo largo de semanas e incluso meses y puede provocar dolor auricular, afectando a manos, pies, muñecas, tobillos y rodillas. Además, puede provocar fatiga e incluso depresión.
Y aunque de forma general, no es grave en adultos, sí puede provocar complicaciones en embarazadas, personas inmunodeprimidas o con anemia falciforme. En el caso de las primeras, si la mujer no lo ha pasado antes, puede provocar problemas fetales e incluso un aborto (especialmente si se produce en el primer trimestre). Sin embargo, la mayoría de los adultos lo hemos pasado en la infancia.
Tratamiento del megaloeritema
El virus de la bofetada tiene un diagnóstico clínico, es decir, las manchas de la piel son típicas y no suele ser necesario realizar ninguna prueba. Al tratarse de una enfermedad benigna, no es necesario ningún tipo de tratamiento ya que tal y como viene, se va. Aunque sí es probable que el pediatra recomiende el uso de analgésicos o antitérmicos para los dolores articulares, el malestar o la fiebre.
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