Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial: Cómo inculcar respeto desde la infancia

Hoy, 21 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. Esta fecha, proclamada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1966 tiene el objetivo de concienciar a la comunidad internacional sobre la necesidad de aunar esfuerzos para eliminar todas las formas de discriminación racial.

Educar para tener un mejor presente y futuro

La elección de la fecha no fue aleatoria. El 21 de marzo de 1960, en Sudáfrica, la policía mató a 69 personas que participaban en una manifestación pacífica contra las leyes de apartheid. El apartheid fue un sistema político y social que permitió gobernar a una minoría blanca de forma discriminatoria sobre la mayoría de la población de otras etnias. La segregación racial estaba institucionalizada. Por fin, en junio de 1991, las cámaras del Parlamento de Sudáfrica, segregadas racialmente, derogaron la última ley del apartheid: la ley de clasificación racial. De sobra conocida es la lucha de Nelson Mandela contra el apartheid y su activismo contra el racismo.

No solo en Sudáfrica han existido leyes racistas. En Namibia también existió el apartheid. Las leyes de Nuremberg adoptadas por la Alemania nazi eran antisemitas. En 1938, Mussolini también declaró leyes antisemitas en Italia.

Podríamos pensar que todas estas leyes y formas oficiales e institucionales de discriminación racial son cosa del pasado. Pero a pesar de los avances conseguidos en muchos países del mundo a nivel legislativo, hay quien piensa que aún hoy en día muchos estados utilizan las leyes migratorias para enmascarar y justificar políticas de trasfondo racista.

Y, aunque en la teoría, se suponga que la discriminación racial es ilegal y que, en muchos países democráticos todas las personas son iguales ante la ley y gozan de los mismos derechos y oportunidades, la realidad es que, a día de hoy, en países como el nuestro, España, la segregación racial en la práctica, sigue siendo un hecho. Sabemos que existen asentamientos chabolistas de población de etnia gitana, barrios considerados marginales ocupados mayoritariamente por la misma población, barrios humildes en la periferia de las grandes ciudades donde se concentra la población emigrante.

Y no. No es solo una cuestión económica, aunque sea un aspecto claramente diferenciador. Las personas con alto poder adquisitivo tienen menor riesgo de sufrir discriminación de cualquier tipo. Pero entre los grupos con bajo poder adquisitivo se siguen creando guetos que segregan por origen y marginan por motivos raciales o culturales.

Si queremos acabar de verdad con todas las formas de discriminación racial, además de legislar, tendremos que revisar los prejuicios sociales e inculcar respeto desde la infancia.

Enseñar respeto desde la infancia para acabar con la discriminación racial

Nadie nace siendo racista. Sin embargo, las diferencias raciales son fácilmente perceptibles desde la más tierna infancia y los prejuicios del entorno se interiorizan con gran naturalidad.

Si queremos inculcar respeto desde la infancia para que nuestros hijos y nuestras hijas rechacen cualquier tipo de discriminación racial, lo primero que deberemos hacer es asumir que este tipo de discriminación existe y hablar abiertamente sobre ella con nuestros/as peques. También tendremos que revisar nuestros propios prejuicios si queremos ser ejemplo en este sentido. Ya sabemos que el ejemplo tiene siempre más peso que las palabras.

Otra cuestión que podemos abordar si queremos fomentar el respeto en nuestras hijas e hijos es la diversificación de nuestras relaciones sociales. En la medida en que nos relacionemos con personas de diferentes etnias estaremos contribuyendo a sembrar respeto hacia la diversidad racial en nuestras familias.

Una forma de presentar la diversidad si no existe en nuestro entorno son los cuentos. Podemos leer en familia cuentos para abordar esta cuestión. Algunas sugerencias si queremos leer cuentos sobre esta temática pueden ser:

• “Leila”, escrito por Míriam Hatibi, cuenta la historia de una niña española, hija de inmigrantes marroquíes, y cómo explica a sus compañeros/as de la escuela las diferencias culturales desde el punto de vista de riqueza que nos aporta la diversidad.
• “Elenita”, escrito por Campbell Geeslin, nos presenta la historia de una niña mexicana que quiere ser sopladora de vidrio, aunque su padre cree que es una actividad muy peligrosa.
• “¡Al furgón!”, escrito por Henri Meunier, hace una denuncia contra las injusticias raciales.
• “¡Bonita es la vida!”, escrito por Ana Eulate, nos cuenta la historia de Violeta, una niña africana que vive una aventura maravillosa.
• “Colores que se aman”, escrito por Paco Abril, narra la historia de Luca, un niño mulato nacido de padre negro y madre blanca.
• “Yo, Ming”, escrito por Clotilde Bernos, nos cuenta cómo es la vida de Ming, un anciano chino, y su pequeña nieta; al mismo tiempo que pone de manifiesto cómo el azar a la hora de nacer en una parte del mundo o en otra condiciona nuestro destino.
• “Pequeños grandes gestos contra la discriminación”, escrito por Francisco Llorca, recoge la historia de personas que lucharon contra el racismo y la discriminación.

Fomentar el pensamiento crítico también es importante. Cuando nuestros hijos y nuestras hijas van creciendo cada vez serán más los temas que podremos abordar abiertamente en mayor profundidad, y el racismo no es una excepción. Hacerles ver cuáles son los tipos de discriminación racial que aún persisten en el mundo y en nuestro entorno, tomar conciencia de cuáles son los prejuicios que alimentan esta discriminación y de cuáles son los discursos políticos y sociales que fomentan el racismo y la xenofobia; va a ser fundamental para poder analizar, después, de qué manera podemos contribuir a acabar con esta lacra de la discriminación racial.