Uno de los mayores miedos que acechan a las familias hoy en día es la posibilidad de que su hijo/a pueda sufrir acoso escolar. Son demasiado frecuentes las noticias de casos de bullying, sobre todo…
Los niños y jóvenes son menos propensos a pedir ayuda ante situaciones inseguras y de abusos que involucran a compañeros y no a otros adultos, según un estudio de la Universidad Católica Australiana.
Un 79% de los jóvenes pediría ayuda ante los abusos de otros compañeros
Los hallazgos, publicados en la revista Child Abuse Review, revelaron que los menores que tenían edades comprendidas entre los 10 y los 18 años suelen recurrir a su madre, seguido de un amigo de confianza y su padre para revelar situaciones que los ponen en riesgo de abuso sexual.
Los investigadores encuestaron a 3.417 jóvenes australianos de entre 10 y 18 años para analizar sus comportamientos de búsqueda de ayuda ante situaciones hipotéticas inseguras que involucraban a adultos y otros compañeros. Y encontraron que un 83,9% de ellos les contaría a alguien una situación insegura que involucrara a un adulto.
Por su parte, ante situaciones de riesgo que involucran a un compañero, la cifra baja y «solo» el 79,3% buscaría ayuda. Mientras, los niños y niñas mayores eran más propensos a contárselo a un amigo; y los que recibían cuidados fuera del hogar o en organizaciones de bienestar comunitario tenían menos probabilidades de recurrir a un amigo.
El hecho que los jóvenes no buscaran ayuda o lo hicieran en menor proporción ante situaciones que involucraban a otro compañero en lugar de a un adulto suscitó la «preocupación» de los investigadores. Entre ellos, el autor principal y director de investigación Instituto de Estudios de Protección Infantil (ICPS) de la ACU, Douglas Russell:
«Es importante que los jóvenes sepan que sus compañeros deben tratarlos con respeto y que el consentimiento es importante. Cuando eso no sucede, deben hablar.
Necesitamos asegurarnos de que, dentro de una buena educación sobre sexualidad y relaciones, los jóvenes sepan que no es probable que sea un extraño el que les haga daño, sino que es más probable que sea alguien que conocen y, de hecho, esa persona podría tener su edad, no solo un adulto».
Eso sí, se mostraron satisfechos de que las personas de confianza a las que recurrirían los peques si se sintieran amenazados fueran las mamás, los amigos y los papás. Por ello, resaltan la importancia de estar siempre disponibles para ellos y tomar las medidas necesarias para garantizar su seguridad.
Sin embargo, no se puede bajar la guardia y, según Russell, los resultados muestran que es necesario seguir trabajando para mejorar la comunicación entre los niños y jóvenes y los adultos que trabajan en diferentes organizaciones para atenderlos.
«Es fantástico que los niños sientan que pueden acudir a sus padres o a un amigo, ya que esto respalda una respuesta de toda la comunidad al abuso sexual. Pero si bien las organizaciones están capacitando mucho al personal, los niños no necesariamente recurren a estas personas porque pueden sentir que sus preocupaciones no serán tratadas adecuadamente».
¿Por qué los peques tienen miedo a ser un chivato?
Ser un chivato es una de las etiquetas que más intentan evitar niños y niñas en la escuela. Podríamos afirmar que un niño o niña chivata es aquella que informa a la persona adulta de referencia de cualquier incumplimiento de las normas que se produce por parte de otro menor. Y que tus compañeros de clase te consideren un chivato te llevará a tener problemas en tus relaciones sociales y a ser excluido del grupo.
Sin embargo, hay que saber diferenciar entre ser un chivato y denunciar y pedir ayuda y, sobre todo, explicárselo a los peques. Así, chivarse implica informar a la persona adulta del incumplimiento de alguna norma que en realidad no provoca ningún daño ni perjuicio a nadie. La única finalidad es perseguir que se sancione o riña al otro peque.
Por su parte, denunciar es informar al adulto de referencia de una situación que provoca sufrimiento o malestar, ya sea a mí mismo o a otra persona. Por ejemplo, avisar de que recibimos insultos o agresiones físicas de otros compañeros de clase no sería chivarnos, sino denunciar una situación que nos hace sufrir (a nosotros o a otra persona) y que precisa la intervención de una persona adulta para resolverla. Así, si el objetivo de chivarse es perjudicar, el de denunciar es ayudar.
Por ello, es fundamental que los niños y jóvenes tengan clara la diferencia entre ambos conceptos y sean capaces de denunciar situaciones de riesgo a los adultos de referencia, sin miedo a que se les considere o etiquete como chivatos. De lo contrario, puede que situaciones de riesgo pasen desapercibidas en el entorno escolar o en casa.
¿Cómo hacer que un niño pida ayuda? ¿Qué hacer cuando un niño molesta a sus compañeros? ¿Cómo enseñar a los niños a pedir ayuda? Si no sabes cómo ayudar a tu hijo a pedir ayuda ante situaciones de riesgo o quieres enseñar a los jóvenes a pedir ayuda ante los abusos, en la Tribu CSC cuentas con un equipo de expertos/as que pueden ayudarte y a los que puedes consultar todas tus dudas. Entre ellos, se encuentra la psicóloga infantil y logopeda Elena Mesonero.
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