En un post anterior os presentábamos la pedagogía Reggio Emilia, denominada por muchos pedagogos "la pedagogía del asombro". Os contábamos que su máxima era que nada se aprende durante la infancia sin alegría, sin diversión;…
Seguro que en algún momento has oído hablar de la pedagogía y escuelas Waldorf. Este sistema educativo es de hecho muy famoso, define el desarrollo de los niños y niñas en ambientes libres, cooperativos… y basa el método de aprendizaje sobre todo en los trabajos manuales y el arte. ¿Conocéis sus materiales de juego? ¿Os suena el arcoíris Waldorf? Pues hoy os vamos a enseñar algunos de los mejores juguetes Waldorf, fabricados en España y de carácter pedagógico.
La pedagogía Waldorf apuesta por la un ritmo marcado por el niño o la niña, en el que no existen tiempos pautados y donde ellos y ellas son totalmente libres. Esto obviamente es un resumen que sintetiza de forma muy concreta qué significa esta forma de educar y criar, pero que es mucho más amplia y hoy vamos a ver cómo la aplicamos a uno de los momentos más importante de nuestros peques: el juego.
Hace poco hablábamos también en el blog de cómo crear ambientes Montessori en el hogar seguros, hoy vamos a ver qué tipo de materiales encajan con la filosofía Waldorf, que apuesta por el juego heurístico. Veamos cuáles hacen que los niños y las niñas desarrollen la imaginación, la creatividad, el aprendizaje y sobre todo, el juego libre y desestructurado.
Atemporales, resistentes, con el juego libre por bandera ¡y tan bonitos!
Cuando recomiendo este tipo de materiales o juguetes a otras familias, a priori, si nunca los han tenido entre las manos, me miran con cara un poco extrañados. Luego también está la pregunta: «¿Y qué hacen? ¿Cómo se juega con ellos?». Estas dudas son muy normales pues estamos acostumbrados y acostumbradas a los juguetes comerciales, los que vemos en las líneas de los supermercados y en los anuncios de televisión. Nada que ver con los materiales pedagógicos. Estos son muy diferentes.
Este tipo de juguetes no tiene luces, no ofrecen un planteamiento de juego dirigido, no necesitan pilas (¡aleluya!), y están fabricados con materiales naturales que permiten al niño o la niña un contacto directo con la naturaleza a través de ellos, en este caso, de la madera.
Esto es como volver a los juguetes con los que se criaron nuestros abuelos y abuelas, palos convertidos en muñecas con un poco de lana y tela, piedras que eran coches… E incluso, nosotros y nosotras ¿no has jugado nunca a cocinar con hojas, flores y tierra? ¡Seguro que sí! Es de hecho, volver a ser protagonistas del juego.
Es por eso que los materiales Grapat, y la mayoría de los que están pensados para el juego no estructurado, apenas tienen nada que les defina.
Este tipo de materiales tienen además otro punto muy importante; crecen con los peques y pueden acompañarles en todas las etapas del juego. Desde los primeros meses, donde buscan coger y soltar, hacer chocar, hasta el juego simbólico (el «jugar a ser»), a la etapa de construcción.
Y no solo eso, los juguetes de madera están hechos para durar, para compartir entre varios hermanos y hermanas, primos/as… y varias generaciones. Se denominan también «slow toys» por su relación también con el movimiento «Slow Life» o lo que es lo mismo «vivir sin prisa».
Grapat: Cuatro materiales que nos han enamorado
A menudo nos preguntáis en la Tribu CSC si hay materiales que recomendemos, cuáles creemos que pueden ser una inversión tanto en tiempo como en enriquecimiento del juego, etc. Por eso, nos hemos lanzado a probar materiales y contaros qué propuestas nos parecen interesantes.
Hoy hablamos de los materiales de Grapat y os enseñamos cuáles de ellos, después de haberlos testado de primera mano, nos han enamorado.
Si algo caracteriza a los juguetes Waldorf en general y a la marca Grapat en particular, son los colores. ¡Es verlos y te entran por los ojos! Te llaman a jugar, a darles vida y crear aventuras. Un tip muy útil es ponerlos al alcance de los peques, en cestitas, para que siempre que quieran jugar, los tengan accesibles, de hecho, esto es algo que se hace en las escuelas infantiles que trabajan el juego heurístico.
El juego heurístico es el eje en el que se basa el juego y que toma como principal exponente el aprendizaje activo. Es decir, el niño o la niña aprende mientras explora, inventa, juega y va relacionando conceptos gracias a los materiales que tiene a su alcance.
Todos sus materiales tienen inspiración Waldorf, están fabricados con materiales naturales, generalmente madera procedentes de bosques sostenibles y están realizados siguiendo un proceso artesanal. Como curiosidad, os contamos que se tiñen con los colores del arco iris y sus tintes son naturales mezclados con cera de abeja.
Son materiales que se nutren, de hecho, de esa curiosidad innata de los peques y que potencian importantísimos beneficios como la destreza manual, la imaginación y el pensamiento lógico.
Calendario anual
Entender el paso del tiempo quizá puede no ser sencillo para un niño o una niña. Para ellos y ellas, el concepto de temporalidad es algo muy abstracto. Grapat nos presenta este precioso calendario donde podremos fácilmente identificar los días, las semanas y las estaciones.
Tiene, además, posibilidades de juego que van más allá: los peques pueden jugar primero a encajar los Nins (los muñecos) en una primera etapa manipulativa y sensorial, a colocarlos por colores en una etapa de juego heurística y, a partir de los tres años, podemos comenzar a trabajar el paso del tiempo con nuestros peques. No obstante, como decíamos, las posibilidades con los materiales de Grapat son infinitas y nos pueden llevar allá donde la imaginación quiera.
El niño o la niña es el protagonista del juego y el calendario en este caso es una herramienta para aprender sin darse cuenta, porque en realidad ellos y ellas están jugando. El auto aprendizaje mientras exploran y descubren nuevas opciones de juego y al mismo tiempo, asimilan conceptos, es una fuente de inspiración que potencia el desarrollo de la autoestima.
El calendario de Grapat está fabricado en madera natural y los nins que le acompañan tienen los colores del arco iris, tan característicos de la pedagogía Waldorf, que esta marca utiliza en todos sus materiales. La opción de juego que nos propone es ir encajando los nins en las cuatro ruletas que simbolizan las cuatro estaciones del año, así como los meses de Enero a Diciembre. Finalmente, haciendo uso también de los dados centrales podemos señalar el día en el que nos encontramos, el mes, la estación del año y ver cómo de avanzado va el año en curso.
Esta es solo una opción, porque tal y como venimos diciendo, los materiales desestructurados como son los de Grapat ofrecen a los peques tantas formas de juego como ellos y ellas vayan descubriendo. De hecho, es posible que nunca jueguen igual, pues sus etapas de juego van cambiando y la gran ventaja de estos materiales que se adaptan a cualquier etapa (y cualquier edad) de juego de nuestros hijos e hijas.
Más opciones de juego son la clasificación de lo nins por colores, la agrupación según el número que aparezca en los dados e incluso, durante la etapa del juego simbólico, es probable que se conviertan en personajes de sus historias. Le aporta al niño o a la niña pensamiento lógico y matemático al practicar la selección y discriminación entre las categorías (colores, meses, estaciones…), algo que es fundamental para ellos/as a largo plazo.
También potencia su motricidad fina (al sujetar los nins para desplazarlos o encajarlos), el desarrollo cognitivo mientras asimilan nuevos conceptos (como es en este caso el paso del tiempo) y si además juegan con nosotros y nosotras o con amigos/as, tendremos un escenario maravilloso de comunicación social.
El calendario de Grapat es un material muy utilizado en escuelas infantiles por su riqueza y posibilidades para explicar no solo el paso del tiempo, sino otros conceptos como las diferentes estaciones, el tiempo que hace en cada una de ellas, los números, los meses del año…
Lola
Desde que tuvimos este pack en casa y vi cómo los peques (tanto mi hija de cinco años, como mi hijo de nueve), le sacaban tanto partido, no he parado de recomendarlo a familias que me han preguntado por propuestas para los regalos de Navidad y es que es un juguete que puede dar mucho, mucho juego. ¡Y nunca mejor dicho!
Lola es un material del que te enamoras nada más abrirlo por sus colores, su olor a madera, la suavidad de sus piezas y el diseño. Está formado por 72 piezas encajables de seis tamaños diferentes, 12 colores y distintos diseños cuyas posibilidades de juego son infinitas.
Los y las peques pueden jugar a clasificarlos por colores, a encajarlos, a hacer construcciones, a combinarlos con otros materiales naturales, a crear mundos imaginarios, a hacerlos rodar, a clasificarlos por tamaño, forma o color…
Concretemos un poco, se trata de de 72 piezas, como decíamos, con forma de cilindro pero con diseños muy variados; algunas son huecas, otras solo lo son por uno de los lados, algunas son macizas y de un tamaño más pequeño, por lo que podemos introducirlas en las que están huecas…
También varían las medidas, de modo que junto a las piezas más pequeñitas, se pueden crear estructuras que encajen a la perfección o bien, que sobresalgan. ¿Podéis imaginar la cantidad de opciones que ofrecen? ¡Podríamos decir que son casi infinitas!
También pueden practicar las construcciones y la creación de mundos imaginarios. Y aquí introducimos una novedad que no hemos mencionado anteriormente y que también nos habla de ella el juego heurístico: los peques van asimilando y comprendiendo leyes de la naturaleza tales como el equilibrio y la gravedad, pues las construcciones deben seguir ciertos «requisitos» naturales para mantenerse en pie y para llegar a conseguir lo que queremos.
Con Lola se nos amplían el abanico de opciones de clasificación, asociación y agrupación por colores, formas y tamaños que desarrolla de nuevo el pensamiento lógico – matemático. Es más, de hecho, puede ser un material que encaje de maravilla cuando comienzan a razonar los primeros conceptos matemáticos como las sumas, las restas y problemas sencillos durante la etapa de la educación infantil.
Entra en juego (¡y nunca mejor dicho!) también el juego simbólico, los cilindros pueden ser coches, barcos, prismáticos, cubiertos, árboles, personajes… Mini Mundos que combinar con otros materiales para completar, aún más, la experiencia de juego. Podemos ofrecer a nuestros peques elementos naturales como piñas, palos, lana, pequeñas piedras, cuerdas y ver cómo el juego se enriquece aún más y siempre se mantiene vivo.
Es un material perfecto, como decíamos al principio, para colocar en cestitas y tenerlo al alcance de los peques. ¡No os imagináis la de partido que le irán sacando!
Bandeja de clasificación (Tinker Tray)
La madera de haya con la que está hecha esta bandeja es una maravilla al tacto, y el olor te transporta directamente a la naturaleza. Se trata de una bandeja con 20 compartimentos de diferentes medidas cuyo objetivo es servir de base para que los niños y las niñas viertan su creatividad. ¿Cuántas veces vuestros peques se han traído de la calle piedras, hojas, ramas, conchas…? ¡Son sus pequeños tesoros!
Grapat nos ofrece la oportunidad de utilizarlo como ellos quieran, desde clasificar y colocar sus propios juguetes hasta guardar sus tesoros, elementos naturales, canicas… ¡Todas las posibilidades están abiertas y serán ellos y ellas los que decidan libremente cómo utilizarla! Incluso, para hacer trasvases.
Es un material evolutivo al que iremos encontrando distintos usos a medida que los y las niñas crezcan. ¡Siempre viene bien tener en casa una bandeja clasificadora!
Si no puedes apartar la vista de las fotos porque te transmiten armonía los colores y el orden, no es solo cosa tuya, de hecho, la pedagogía Reggio Emilia, también denominada «pedagogía del asombro», cuyo principal mensaje es que los niños y niñas aprenden mediante el divertimento y se acercan solo a aquello por lo que sienten curiosidad, explica que la belleza visual de un material ordenado invita no solo a utilizarlo, sino que además, potencia un juego de calidad.
Esta filosofía entiende el espacio de juego y aprendizaje como un maestro (más concretamente, lo denomina el «tercer maestro», ya que el propio niño o niña sería el primero, y el docente el segundo). Considera que un espacio correctamente ordenado y preparado que resulte estimulante para los peques, actúa también como elemento de aprendizaje.
Se da especial importancia, por tanto, a la organización del espacio donde hay un orden y una belleza en los propios materiales. Por eso, cualquier material que presentes a un niño o niña debidamente organizado y que sea atractivo para la vista, va a ser un éxito seguro y va a potenciar un juego que envuelva el aprendizaje, la exploración, la experimentación y la investigación.
Tótem Arcoíris
Y llegamos a lo que podríamos denominar, los personajes de Grapat. Nosotros en casa tenemos Los Palos y Los Nins desde hace mucho tiempo, y mi hija los utiliza para todo: suelen ser personajes dentro de su casita de muñecas, alumnos y alumnas de una clase, otras veces son princesas, magos…
En Grapat encontramos una amplia variedad: desde los más famosos, que son los Nins (que veíamos antes en el calendario), a Insectos, Nins del bosque, Tótem, Palos, Brots… todos con características propias pero un punto en común, no tienen rasgos que los identifiquen con sentimientos ni géneros, por lo que se trata de un material que deja de nuevo todo abierto a la imaginación y la libertad de juego de los peques. ¡Por eso nos encantan!
Además, por su tamaño, son ideales para desarrollar la motricidad fina con el agarre y manipulación; así como las capacidades perceptivas en torno al color, el olor (madera natural), el sonido que producen al chocarlos, al caer… El sabor (al ser materiales hechos totalmente con materias primas naturales, los peques pueden chuparlos sin ningún riesgo, ya que hasta los colores están plasmados con tintes naturales y cera de abeja) y el tacto, tan suave y agradable.
Gnomos risueños, traviesos duendes, personajes fantásticos o niños y niñas disfrazados… Pueden ser lo que quieran ser y vivirán mil aventuras, eso seguro. La sencillez de los materiales es otra gran ventaja, ¡no pueden aburrirse de elementos que pueden convertirse en lo que nuestros hijos e hijas necesiten o quieran en cada momento!
Por ejemplo, los cuencos con bolas que aparecen en algunas de las fotografías fueron un regalo para mi hijo mayor cuando tenía tres años. Hoy siguen como nuevos y no porque no los haya usado, ¡todo lo contrario! Han sido uno de los juguetes con los que más han jugado tanto mi hijo y mi hija, como amigos y amigas que han venido a casa. Son uno de los primeros en los que se suelen fijar cuando recibimos visitas de peques en casa. Pueden ser helados en cuencos, pistas de bolas, practicar el trasvase con ellos…
Al principio parece increíble pensar que este tipo de materiales tan sencillos puedan competir con otros con luces, sonidos y temáticas concretas de dibujos o series de animación pero es precisamente esa sencillez de diseño la que hace que los niños y las niñas se enamoren de ellos. Porque a la hora de jugar no hay absolutamente nada predispuesto ni predefinido, son un lienzo en blanco y por delante los niños y niñas tienen la total libertad para elegir qué aventuras se van a poner en marcha en su juego cada día.
Nuestro agradecimiento a Grapat, por cedernos los materiales necesarios para la redacción de este post. Tras su análisis, han sido devueltos a origen, sin ningún tipo de remuneración económica, ya que nuestro único objetivo es daros a conocer nuestra impresión sobre materiales que potencian el juego de calidad en los niños y las niñas, para que toméis nota de ellos.
Son geniales!!! Yo he estado en el taller donde se hacen y he visto como los hacen y os puedo asegurar el trabajo que tiene y el amor que le ponen toda la familia. No hay precio que eso lo pague. Son precios caros depende con que lo compares, pero materiales de buena calidad y todo ecológico y sin materiales tóxicos. Ellos cobran poco por lo que vale al final… Os lo aseguro 😜