Este post se publicó originalmente el 10/04/2021 y ha sido actualizado en fecha 07/10/2024
Un bebé puede vomitar, o parecer que vomita, por muchos motivos. La mayoría de las veces echa un poco de leche tras la toma, sin mayor problema. Otras veces tenemos la sensación de que se ha quedado tan lleno, que «le sobra» leche y la vomita.
En otras ocasiones puede que el vómito esté provocado por un virus o alergia. Pero hoy vamos a hablar sobre el bebé que toma tanto pecho que vomita. ¿No debería regularse solo? ¿Le sigo dando a demanda?
Vómitos en el lactante después de comer
Primero hay que diferenciar los tipos de vómitos, porque la expulsión forzada del contenido gástrico por la boca no siempre sucede igual. A veces no es ni vómito realmente, solamente mucha saliva mezclada con restos de leche. Y puede ocurrir en cualquier momento del día.
La intensidad, la cantidad, la frecuencia y el estado del bebé nos dará una pista sobre los motivos del vómito. Si es por una infección, generalmente tendrá poco apetito, irritabilidad y, probablemente, fiebre. También puede ser una respuesta a una alergia alimentaria, y es que aunque el bebé solo tome leche materna puede sensibilizarse a los alimentos que ingiere la madre.
O puede deberse al reflujo, que casi siempre es benigno y pasajero. La inmadurez del sistema digestivo del bebé hace que el contenido del estómago vuelva a subir por el esófago. El reflujo gastroesofágico fisiológico es bastante común, generalmente no le causa ninguna molestia y sigue comiendo con normalidad. Además el porteo puede ayudarnos a reducir este reflujo, ya que al estar más tiempo en posición vertical el alimento se asienta mejor en el estómago. Sin embargo, si el reflujo provoca malestar, se asocia a cacas con sangre, no hay ganancia de peso, etc. habría que consultar con el o la pediatra.
Vómitos por sobrealimentación
Aunque es cierto que los bebés, sobre todo durante las primeras semanas, tienden a comer con mucha frecuencia, podríamos llegar a sobrealimentarles. Esto sucede principalmente con la lactancia artificial, ya que es más fácil que el bebé ingiera más cantidad de la que necesita al no poder controlar lo que come.
Por supuesto que también el biberón tiene que ser a demanda, atendiendo a las señales de hambre, pero debemos ofrecer la leche de la manera más fisiológica posible. El método Kassing ayuda a no sobrealimentar al bebé, y que sea él mismo quien regule la cantidad de leche que toma.
Y también debemos tener en cuidado en preparar correctamente el biberón de fórmula. Hay que seguir siempre las instrucciones de la lata, con la cantidad justa de agua y polvos. Y nunca meter cereales en el biberón.
El bebé come tanto que vomita
Tal y como funciona la leche materna, que se va adaptando y hasta cambia su composición a lo largo de la toma, es difícil sobrealimentar a un bebé dándole el pecho. Además el bebé es capaz cambiar el tipo de succión para regular la salida de la leche: mama del pecho, aunque en realidad no está tomando leche. Esta succión no nutritiva, no es ni mucho menos en balde. De hecho, es bastante importante.
Pero a veces no para de comer, pide y pide y pide… y toma tanto pecho que vomita. ¿Por qué puede pasar esto? Pues muy fácil: el bebé ha aprendido que solamente si está comiendo podrá estar en brazos, cerquita de mamá. Y ahí es donde quiere estar, ya sea despierto o dormido, así que por eso come y come.
Una vez que se ha dormido al pecho queremos dejarle en la cuna, o si vemos que está mamando pero sin comer también intentamos separarlo, porque parece que no está bien eso de que use la «teta de chupete«. Así que llega a aprender y a relacionar que solo si pide pecho para comer podrá estar en brazos, que es donde más seguro/a y tranquilo/a se siente, así que es justo lo que hace, aunque esté saciado/a.
Qué hacer si toma tanto pecho que vomita
Pues aunque, como hemos visto, con la lactancia materna es difícil sobrealimentar al bebé, la solución a este problema es teóricamente fácil: llevarlo más en brazos. Así no tendrá la necesidad de pedir comida para sentir el calor de su principal figura de referencia, tampoco para dormir.
Sabemos que esto, a la hora de llevarlo a la práctica, se complica. Y es que puede que tengamos otros hijos mayores a los que atender, o tener que preparar la comida, o limpiar, o simplemente descansar y no llevar al bebé todo el día en brazos. Pero el contacto continuado con tu bebé es muy importante ¡y hasta te lo hace saber comiendo tanto hasta vomitar! Porque no quiere separarse…
Podemos priorizar lo realmente necesario en cuanto a los quehaceres del hogar, insistir en la corresponsabilidad, no dudar nunca en pedir ayuda, dormir junto al bebé (colecho), apuntarte al porteo ergonómico para facilitarte la vida: brazos libres y bebé pegadito al pecho (en la Tribu CSC tienes varios seminarios gratuitos para aprender a portear y a la experta María Arenzana para aconsejarte), y recordar siempre que es imposible malcriar a un bebé por darle amor.
Y, si a pesar de tenerlo en brazos prácticamente siempre sigue pidiendo mucho pecho y echando leche, y además te hace daño al pecho y gana poco o demasiado peso, sería recomendable que le revisaran el agarre y la boquita al bebé, por si hubiera un frenillo corto que estuviera interfiriendo.
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