Leche materna para tratar la covid persistente: Un tratamiento poco convencional que ya ha dado resultado en un caso

Un grupo de científicos de la Universidad de Campinas de São Paulo (Brasil) ha experimentado con leche materna para tratar un caso de Covid persistente. Esta investigación, publicada por la revista Viruses está teniendo una gran repercusión por los resultados obtenidos. 

La paciente padecía una enfermedad rara genética que provoca que su sistema inmunitario no pueda combatir los virus ni otro tipo de patógenos que puedan introducirse en su organismo. 

Tratamiento con leche materna para luchar contra el Covid-19

“He seguido a esta paciente desde que era una niña, y me preocupé mucho cuando me dijo que tenía COVID-19. El error de inmunidad innata que padece desregula todo su sistema de defensa”. Así describía la situación inicial de la paciente la investigadora y autora principal del artículo, Maria Marluce dos Santos Vilela, que también es docente en la Facultad de Ciencias Médicas (FCM-Unicamp). “La respuesta inflamatoria de la paciente es defectuosa, con pocas células que vayan al lugar de la inflamación y una baja producción de anticuerpos”, añade Marluce.

El tratamiento que se administró fueron 30 mililitros de leche materna cada tres horas durante una semana. La leche tenía que tomarse vía oral, y se indicaba que debía mantenerla en la boca durante unos minutos. Después de más de 120 días dando positivo en test de Covid, con este tratamiento, a la semana, por fin, ha conseguido dar negativo. 

Experimento para tratar el Covid 

La paciente llevaba 124 días con el virus activo en su organismo. Además, los investigadores aseguraban que tras sus análisis se podía confiar que era el mismo virus y no reinfecciones. Por tanto, estaban ante un caso de Covid persistente. En concreto, la paciente estaba infectada con la variante Gamma del SARS-CoV-2 o B.1.1.248, también denominada linaje P.1 y conocida coloquialmente como variante brasileña.

Ante la situación de una persona enferma, con un error innato de su inmunidad, decidieron realizar este tratamiento aislada en su domicilio. En un hospital corrían el riesgo de que pudiera infectarse con otra bacteria, por lo que optaron porque su madre la cuidara y se encargara de monitorizar el oxígeno y la temperatura corporal, así como darle la alimentación recomendada y la leche materna en las cantidades indicadas y con los periodos de tiempo establecidos. La donante de la leche materna estaba vacunada contra el SARS-CoV-2. 

¿Por qué con leche materna?

Después de haber probado con varios tratamientos, incluso con plasma (transfusiones de anticuerpos de personas curadas de Covid), la paciente continuaba dando positivo en los tests y presentando síntomas. “Nos preocupaba que la infección se prolongase durante mucho tiempo, lo que la debilitaría aún más y aumentaría el riesgo de contagiar a otras personas”, aseguraba Dos Santos.

Durante todo este periodo en el que la paciente no conseguía eliminar el virus, salieron a la luz los resultados de un estudio en el que se demostraba que las mujeres lactantes inmunizadas con la vacuna de Pfizer producían leche con una cantidad razonable de IgA. En ese momento, este grupo de investigadores decidieron experimentar la reposición de IgA con leche materna.

La paciente presentaba una inmunodeficiencia grave. Es decir, de los cinco tipos de anticuerpos de inmunoglobulina (IgM, IgG, IgA, IgE e IgD) que producimos los humanos, pacientes como ella tienen una deficiencia de IgE y pueden tener ausencia total de IgA, que es el encargado de neutralizar virus y demás patógenos. De ahí que fuera interesante la leche materna con producción de IgA. 

Obviamente, la donante, además de vacunada contra el Covid, era una mujer sana, con tests negativos en enfermedades como hepatitis, sida, etc. 

La recomendación de ingerir la leche y mantenerla un rato en la boca, según explica la doctora, se debe a que el anticuerpo IgA funciona como si fuera una escoba. Se va adhiriendo a los patógenos a lo largo de todo el tracto gastrointestinal, de manera que la “porquería” que va encontrando, la va “barriendo” para eliminarlo por las heces. El periodo de tres horas entre las tomas se determinó con el fin de que los virus no tuvieran tiempo de propagarse. 

Al cabo de una semana consiguió, por fin, dar negativo. Además, se hicieron dos análisis más en los siguientes 10 días, y continuaba sin presencia de SARS-CoV-2 en su organismo. Actualmente se le siguen realizando tests de manera periódica. 

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