¿Letra ligada o de palo para aprender a escribir?

La letra de imprenta y la letra ligada presentan unas características diferentes para los niños

Este post se publicó originalmente el 01/12/2021 y ha sido actualizado en fecha 24/11/2024

La letra de imprenta y la letra ligada presentan unas características diferentes para los niños, aunque tradicionalmente la elección del tipo de fuente ha atendido más a cuestiones prácticas que metodológicas.

Aprender a leer y escribir: ¿Letra ligada o de imprenta?

Parece que hace dos días que tu peque era un bebé y te preocupaban cuestiones como que comenzara a caminar o que comiera fruta. Y, en un abrir y cerrar de ojos, está aprendiendo a leer y escribir.

La lectoescritura es probablemente el mayor hito de aprendizaje de cuantos se realizan en la escuela y, muchas familias, se preguntan cuál es la mejor forma de acompañarles en ese proceso. Una de las primeras preguntas que surgen es qué tipo de libros escoger: con letra de imprenta, caligráfica o ligada o mayúsculas. La respuesta no es sencilla pero vamos a intentar arrojar algo de luz.

Es frecuente que los métodos de enseñanza de la lectoescritura en español utilicen la letra ligada o caligráfica. Sin embargo, en otros países como Reino Unido o Estados Unidos, se inicia la lectura directamente con la letra de imprenta. Por tanto, lo primero que debemos saber es que es una cuestión cultural.

 

¿Letra ligada o de palo para aprender a escribir?

 

Y, en España, ¿siempre se ha utilizado la letra ligada en las primeras cartillas de lectura? La respuesta es no. Las cartillas de finales del siglo XIX y principios del XX utilizaban la letra de imprenta para enseñar a los niños a leer. Lo más probable es que la elección de este tipo de fuente atendiera más a cuestiones prácticas que metodológicas: no era fácil imprimir en letra ligada.

Sin embargo, en 1933, la cartilla de lectura de Ezequiel Solana combinaba ambos tipos de letra, quizá en un intento de que los niños aprendieran a leer en los diferentes tipos de letra. No debemos olvidar que en la época era necesario saber leer letra manuscrita puesto que era muy utilizada, por ejemplo, para la correspondencia.

El hecho de utilizar la letra ligada era justificado ya por Solana como la forma de unir la lectura con la escritura, es decir, se trataba de aprender a leer en el mismo tipo de letra que después se utilizaría para escribir.

 

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Pero, ¿cuáles son los pros y contras de cada tipo de letra?

Como veis, la elección del tipo de letra ha obedecido a criterios más técnicos o culturales que científicos.

Letra ligada o caligráfica

La letra ligada exige a los niños una mayor concentración y un trabajo de motricidad fina y coordinación mayor que la letra de imprenta a la hora de escribir.

Además, la letra caligráfica evitaría errores de rotación, es decir, de sustituciones de letras de las que llamamos en espejo. Por ejemplo, la letra caligráfica evita la confusión de b y d o de a y e, mientras que en la letra de imprenta estas letras son exactamente iguales pero giradas y, por tanto, es más fácil confundirlas.

Sin embargo, este argumento no se sostiene tan fácilmente cuando se trata de escribir puesto que, en la escritura caligráfica, también pueden confundirse letras como la b y la v o la l y la e si el niño no eleva lo suficiente el lazo de la letra. Así que es posible que no se confundan las letras en espejo pero sí otras.

 

¿Letra ligada o de palo para aprender a escribir?

 

Otra cuestión es la dificultad que entraña en los niños el hecho de leer la letra manuscrita de otros. Incluso puede haberos pasado que vuestro peque os pregunte 2qué he puesto aquí» porque no es capaz de leer su propia letra.

Letra de palo o de imprenta

Por su parte, la letra de imprenta es más clara y más frecuente tanto para leer como para escribir, aunque tiene algunos inconvenientes como, por ejemplo, el hecho de que, en los primeros lectores, a la hora de escribir en letra de imprenta con las letras separadas, no dominan aún el espacio en la hoja y se producen más uniones y fragmentaciones de palabra.

Por tanto, es fácil encontrar niños que al escribir en letra de imprenta separan o juntan palabras por donde no corresponde y esto trae aparejado que no terminen de tener clara la conciencia de palabra.

Sin embargo, en condiciones normales, suele ocurrir algo que parece obra increíble: los peques que aprenden a leer en infantil (no entraremos hoy en la conveniencia o no de esto) con letra ligada, pasan a primero de primaria y comienzan a utilizar libros de texto con letra de imprenta y… sorprendentemente ¡los leen sin dificultad! ¿Qué ha ocurrido? ¿Durante ese verano la ciencia infusa ha llegado a sus cabezas? Para responder a esto, damos un paso más y, con el fin de no basarnos en conjeturas, recurrimos a lo que nos dice la ciencia.

 

¿Letra ligada o de palo para aprender a escribir?

 

A pesar de no haber muchos estudios al respecto y de que los resultados no son concluyentes, Juan Cruz Ripoll, uno de los mayores investigadores en cuestiones de aprendizaje de la lectura y comprensión lectora, concluye en sus estudios que los niños del primer curso de primaria son capaces de leer prácticamente al mismo nivel en cuanto a velocidad tanto la letra ligada como la de imprenta como otros tipos de letra con las que no habían estado ni siquiera en contacto. Respecto al número de errores, cometían menos errores cuando leían en la letra en la que habían aprendido, pero sin diferencias significativas. Por tanto, no sería necesario que los niños que han aprendido a leer con letra ligada, continúen haciéndolo en primaria.

Pero ¿y aprender a leer en mayúsculas?

Algunos métodos constructivistas dan prioridad a la lectura en mayúsculas. Sin embargo, es posible que no tenga mucho sentido aprender a leer en un tipo de letra que después no aparece tan frecuentemente ya que los textos suelen estar escritos en minúsculas. Sin embargo, comenzar a escribir en mayúsculas sí tiene la ventaja de ser la letra más sencilla de trazar por lo que no necesita tanta precisión.

Así, teniendo en cuenta que existen ventajas y desventajas en todos los tipos de fuente que podamos seleccionar para el inicio de la lectoescritura, ¿qué podemos hacer?

Obligar a usar un tipo de letra puede ser contraproducente

Quizá lo más razonable sea seguir el método que dicte el centro escolar ya que no parece lógico que en el colegio inicien la lectura con un tipo de letra y nosotros en casa utilicemos otro.

 

 

Y, a partir de aquí, flexibilidad. Flexibilidad sobre todo con los niños que presentan algún tipo de dificultad desde el comienzo. Esto puede dar lugar a que los niños gocen de adaptaciones que les faciliten el acceso a la lectura. Por ejemplo, hoy sabemos (y tenemos los medios) para adaptar tipográficamente los textos y, así, podemos separar el espacio entre caracteres o cambiar el tamaño y el tipo de letra a otra que les sea más legible de manera inmediata a través de los procesadores de textos.

Lo mismo ocurriría en escritura. Obligar a los niños a escribir en letra ligada es, en algunas ocasiones, contraproducente. El objetivo de la escritura es que tanto uno mismo como los demás puedan comprender la información que se ha plasmado en el papel. Por tanto, no tiene sentido que un niño escriba obligatoriamente en letra ligada si no se entiende y modificándola a letra de imprenta pasa, como por arte de magia, a ser legible. Creedme que sé de lo que hablo. De la noche a la mañana, la letra de mi hijo mayor pasó de ser una maraña ilegible a una letra legible y clara. Esto se tradujo en un cambio en su percepción de autoeficacia en la tarea de escribir.

Como veis, aunque no podamos dar una respuesta clara acerca de cuál es el tipo de letra más adecuado para comenzar la lectoescritura, sí podemos llegar a algunas conclusiones:

  • Sea cual sea el tipo utilizado, en condiciones normales, en unos pocos meses aprenden a transferir ese conocimiento a cualquier tipo de letra.
  • Es importante conocer el material que van a utilizar en la escuela para darle continuidad en casa.
  • Si aparece alguna dificultad en el inicio de la lectoescritura, es preciso ser flexibles, preguntarles qué letra leen o escriben mejor, el tamaño, la separación entre caracteres, etc.

 

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Ahora que ya sabemos esto, no debemos olvidar tampoco que nuestro objetivo debe ser que se desarrolle en ellos el gusto por la lectura como fuente de información y aventuras y, para ello, podemos establecer estrategias y rutinas de las que hemos hablado en otras ocasiones como, por ejemplo, la lectura conjunta.

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