El método BLW (Baby Led Weaning) o alimentación autorregulada por el bebé, consiste en alimentar al bebé combinando sólidos con la lactancia a partir de los 6 meses. Es decir: ofrecerle alimentos sólidos, y no triturados, en el…
Más allá de la alimentación con purés y triturados, el Baby-Led Weaning y el BLW mixto, hay una cuarta opción para iniciar la alimentación complementaria con nuestro bebé: el método BLISS. Te explicamos en qué consiste y qué ventajas tiene.
El método Baby-Led Introduction to SolidS BLISS (método BLISS) es una variante menos conocida del BLW para mejorar la introducción de sólidos, según la dietista-nutricionista del equipo de Criar con Sentido Común, Rebeca Pastor. Con ella y con el resto de profesionales del equipo podrás resolver todas tus dudas relacionadas con la salud materno-infantil y la crianza respetuosa si eres miembro de la Tribu CSC. El primer mes es gratis y no tiene compromiso de permanencia.
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¿Qué es el método BLISS?
El método BLISS fue desarrollado por un pediatra y un terapeuta del habla para hacer frente a las tres principales preocupaciones del BLW tanto de las familias como de los profesionales sanitarios: el déficit de hierro, el riesgo de atragantamientos y el crecimiento escaso e insuficiente.
La base de ambos es la misma: ofrecer trozos sólidos al bebé para que los coja con sus manos sin ninguna intervención de los adultos. Sin embargo, el método BLISS destaca la necesidad de ofrecer un alimento rico en hierro y un alimento energético en cada comida, además de una fruta o verdura.
Además, incluye recomendaciones concretas relacionadas con la presentación o textura de los alimentos para evitar atragantamientos. Así, deben ser lo suficientemente suaves para que el pequeño pueda gestionarlo y triturarlo, empujándolo con su lengua contra el paladar.
El hierro, la principal diferencia entre el BLW y el método BLISS
Es cierto que uno de los principales inconvenientes del Baby-Led Weaning es precisamente la ingesta de hierro y la posible anemia. El hierro es fundamental para mantener los niveles adecuados de hemoglobina en la sangre, clave en el funcionamiento del cuerpo humano.
Los glóbulos rojos son los encargados de transportar el oxígeno por todo el cuerpo; pero cuando nos falta hierro, disminuyen de forma considerable, dando como resultado un bebé más cansado y falto de energía. Por ello, es importante saber qué alimentos ofrecer y cómo presentarlos para evitar la anemia.
El método BLISS incide precisamente en esto: en la importancia de presentar alimentos ricos en hierro. ¿Y cuáles son? Como explicamos en el post «Ocho alimentos ricos en hierro que puedes darle a tu hijo o hija» destacan los mariscos, la carne roja y las vísceras, los pescados, cereales, frutos secos (triturados siempre para menores de cinco años), legumbres, verduras de hoja verde (a partir de los 12 meses) o la yema de huevo.
¿Qué ventajas tiene el método BLISS sobre el BLW?
Según la Asociación Española de Pediatría, la introducción de alimentos siguiendo el BLW tiene algunas ventajas, sobre todo en el caso del método BLISS:
- Tanto en el BLW como en el método BLISS, las familias suelen esperar a los seis meses para empezar la alimentación complementaria. En el caso de los triturados, algunos pediatras siguen recomendando empezarla antes de este momento, a pesar de que la OMS aconseja que la lactancia -materna o de fórmula- sea exclusiva hasta los seis meses.
- Favorece el mantenimiento de la lactancia materna.
- Apoya la alimentación basada en las señales de hambre y saciedad del niño.
- Secunda la preferencia por la comida sana y variada a medio y largo plazo, aunque en esto influyen otros factores como la alimentación familiar.
- Disminuye la percepción de «mal comedor» por parte de la familia.
¿Y los inconvenientes? Pues al igual que ocurre con el BLW, el mayor inconveniente del método BLISS es el riesgo de atragantamiento. Por ello, es importante saber cómo presentar los alimentos a los niños más pequeños, y tener preparación en primeros auxilios para poder ayudar en caso de urgencia.
La AEP alerta también del riesgo de exponer a los bebés a comida poco sana o variada. Según explica:
«Al compartir la mesa familiar, los lactantes pueden estar expuestos a una dieta poco sana (…) que predispone a su consumo por el niño. (…) Es adecuado informar a los padres de qué tipo de alimentos no son recomendables».
¿Cuándo y cómo empezar la alimentación con el método BLISS?
Al igual que con el BLW o la alimentación con purés y triturados, el método BLISS debería empezarse cuando el bebé cumple seis meses. Además, deben cumplirse una serie de requisitos como que el pequeño se mantenga sentado solo, que haya perdido el reflejo de extrusión, muestre interés por la comida y sea capaz de coordinar el eje ojo-mano-boca.
Además, hay unas recomendaciones básicas en las que insiste especialmente el método BLISS, a pesar de que son prácticamente calcadas al BLW.
- Conocer las señales de atragantamiento y saber cómo actuar. Además, es importante saber cuáles son los alimentos con mayor riesgo de atragantamiento como frutos secos enteros, uvas enteras, salchichas o palomitas de maíz.
- Ofrecer en todas las comidas un alimento rico en hierro, uno rico en energía y fruta o verdura.
- Presentar los alimentos de forma que sean fáciles de coger con las manos por parte del bebé. Así, debe tener al menos un lateral tan largo como el puño para que sea fácil de agarrar y sobresalga una parte para que pueda chupar.
- Su textura debe ser muy blanda, evitando comidas que puedan hacerse bola. De hecho, un adulto debe probarla siempre antes para asegurarse de que tanto la textura como la temperatura es la adecuada.
- El bebé debe sentarse a la mesa con toda la familia.
- El pequeño debe estar alerta y tranquilo, sin ninguna distracción como pantallas o juguetes.
- Vigilar siempre al pequeño mientras come.
- En caso de estar enfermo, es mejor ofrecer alimentos blandos, suaves y agradables, además de líquidos de forma frecuente.
- El bebé debe estar sentado y erguido.
- La comida se le ofrece, pero nunca se le mete en la boca.
Lo cierto es que el BLW y el método BLISS comparten muchas más similitudes que diferencias. Elegir cuál ponemos en práctica con nuestro bebé dependerá siempre de las circunstancias personales de cada familia.
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