Todos sabemos de la importancia de la leche materna en la salud de los bebés y de los adultos que serán. En muchas publicaciones y libros encontraréis información sobre los nutrientes de la leche materna…
La sepsis neonatal es una de las causas más importante de morbilidad y mortalidad en los prematuros. Ahora, investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington relacionan el microbioma de los bebés con determinadas cepas de bacterias que pueden causarles infecciones graves en el torrente sanguíneo.
¿Qué significa microbioma infantil?
Antes de abordar el estudio estadounidense, conviene explicar qué es el microbioma de los bebés. En términos generales el microbioma es la comunidad de microorganismos (como los hongos, bacterias y virus) que existen en un entorno en particular. En los seres humanos, el término se utiliza para describir los microorganismos que viven en una zona particular del cuerpo, como la piel o el tracto gastrointestinal.
Estos grupos de microorganismos son dinámicos. Es decir, cambian en respuesta a una variedad de factores ambientales, como el ejercicio, la dieta, la medicación y otras exposiciones. En el caso del microbioma infantil, la instauración se produce por varias vías. La primera es en el parto, cuando el bebé recibe directamente bacterias procedentes de la madre.
Otra vía fundamental es a través de la lactancia materna. Los bebés amamantados reciben diariamente entre 10.000 y un millón de microorganismos. Es, sin duda, una cifra impresionante. Se han publicado diversos estudios en los que se trataba de identificar la flora microbiana presente en la leche materna, y de ellos hemos sacado en claro la enorme variabilidad que existe entre diferentes mujeres, incluso en la misma mujer en distintos momentos. Incluso la saliva de un bebé enfermo puede modificar su composición.
También hay estudios, como este publicado en la revista ‘Cell’, que sugiere que también pueden transmitirse genes entre madre e hijo por transferencia horizontal, sin necesidad de que haya intercambio de estos microorganismos.
La sepsis neonatal en bebés prematuros
Por su parte, la sepsis neonatal tiene una incidencia mundial de 28,24 casos por cada 1.000 bebés nacidos vivos. La de inicio temprano (EOS, en sus siglas en inglés) aumenta a medida que disminuye la edad gestacional. Es decir, mientras más prematuro sea el bebé más riesgo corre.
En el caso de bebés extremadamente prematuros (menos de 28 semanas), los investigadores de la Universidad de Washington calculan que las infecciones bacterianas del torrente sanguíneo (BSI, por sus siglas en inglés) que provocan sepsis de inicio tardío afectan hasta a la mitad de los bebés extremadamente prematuros y tienen una morbilidad y mortalidad considerables.
Las especies bacterianas que se asocian con estas infecciones (y, por tanto, con la sepsis) colonizan el microbioma intestinal del bebé prematuro. Los antibióticos son la terapia más frecuente en las unidades de cuidado intensivo neonatal. Sin embargo, este estudio señala que esta medicación también tiene consecuencias para los bebés.
¿Cómo afecta el uso de antibióticos en el microbioma de los bebés prematuros?
El estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, publicado en ‘Science Translational Medicine’, partía precisamente de esta base. Y hallaron que los antibióticos que se suelen administrar a los bebés prematuros para protegerlos pueden contribuir a lo contrario: pueden alterar el microbioma de los bebés prematuros y aumentar la abundancia de bacterias en el intestino que pueden causar sepsis de inicio tardío (infección sospechada o confirmada dentro de los primeros 3 días de vida).
Para llegar a esta conclusión, en la primera parte del estudio, analizaron 550 metagenomas fecales publicados previamente de 115 recién nacidos tratados en unidades de cuidados intensivos neonatales (UCIN) en 3 hospitales del Medio Oeste.
En un trabajo anterior, los investigadores ya habían establecido que el uso prolongado de antibióticos en bebés prematuros se asociaba con una diversidad reducida de bacterias intestinales dentro de los primeros 3 a 4 meses de vida en comparación con los bebés sanos. En ese periodo de vida es cuando el microbioma intestinal se desarrolla más rápidamente. Pero también constataron que existía una mayor abundancia de cepas bacterianas potencialmente peligrosas y resistentes a los antibióticos.
Los bebés prematuros «son una población vulnerable», indica el autor principal, el profesor Gautam Dantas. «Estas exposiciones tempranas a las bacterias dan forma al microbioma intestinal de manera que probablemente permanecerán con estos bebés por el resto de sus vidas«.
¿Qué es la enterocolitis en un bebé prematuro?
El análisis de los 550 metagenomas fecales encontró que la exposición a ampicilina, gentamicina o vancomicina se asoció con una mayor abundancia de Enterobacteriaeceae (como Escherichia coli y Klebsiella spp.) y Enterococcaceae (Enterococcus spp.) en el intestino del bebé. Estas familias son 2 de las causas más comunes de infecciones del torrente sanguíneo (BSI) en las UCIN de todo el mundo, junto con Staphylococcus aureus.
Una de las patologías más comunes en los bebés prematuros provocada por estas bacterias es la enterocolitis, y más concretamente, la enterocolitis necrotizante o necrosante (ECN), una infección del tracto digestivo que afecta a aproximadamente 1,2 niños por cada 1.000. Suele afectar a recién nacidos por debajo de 1.500 gramos de peso y menos de 32 semanas de gestación.
Inma Mellado, la consultora certificada en lactancia materna (IBCLC) y presidenta la Asociación Española de Consultoras Certificadas en Lactancia Materna, a la que podéis consultar online en la Tribu CSC explica:
«La enterocolitis necrotizante (NEC) es una enfermedad grave que se puede dar en la segunda o tercera semana de vida de los prematuros. Se trata de una inflamación del intestino que termina produciendo muerte celular y necrosamiento, a veces de forma muy severa requiriendo intervención para retirar el tejido necrosado. Es una enfermedad con una mortalidad muy elevada, alcanzando incluso el 50% en función de su severidad».
Nuestra experta recuerda que la leche materna actúa como protectora frente a las infecciones. «En el caso de los prematuros la leche materna se convierte en una medicina además de un alimento». No solo protege, sino que, en caso de aparecer un infección, «minimiza los daños y ayuda a la recuperación». Incluso es capaz de prevenir alergias y protege la salud cardiovascular de los prematuros.
¿Cómo saber si un bebé tiene enterocolitis?
Los síntomas experimentados en bebés prematuros hospitalizados y en cada niño pueden ser diferentes. Suele aparecer en las primeras semanas de vida del bebé. Los síntomas pueden ser:
- Hinchazón en el abdomen, que podría estar enrojecido y mostrar dolor a la palpación.
- Estreñimiento o diarrea con heces oscuras o sanguinolentas.
- Vómitos o problemas a la hora de alimentarse.
- Letargo, menos actividad en el bebé.
- Temperatura corporal inestable.
- Dificultad respiratoria.
- Apnea (interrupciones en la respiración) o bradicardia (frecuencia cardíaca muy baja).
- Tensión arterial baja.
La administración de antibióticos se utiliza en bebés prematuros como medida preventiva, pero, como indica el estudio de la Universidad de Washington, tiene sus consecuencias.
Algunas bacterias sobreviven en el microbioma de los bebés pese a los antibióticos
En una segunda parte del estudio, los investigadores extrajeron ADN de todas las bacterias en una muestra y lo analizaron para evaluar la diversidad y abundancia bacteriana. Lo llevaron a cabo en 462 muestras de heces de 19 bebés prematuros con BSI (casos) y 37 lactantes sin BSI (controles). También realizaron la secuenciación del genoma completo en aislamientos de BSI de los 19 casos.
De esta forma identificaron las cepas de bacterias que habían colonizado los intestinos de los bebés. En el 58% de los casos comprobaron que la cepa bacteriana causante de la enfermedad ya estaba en en el tracto intestinal justo antes de que se diagnosticara la infección del torrente sanguíneo. En aproximadamente el 79% de los casos, encontraron la cepa causante de la enfermedad en el intestino después de que se diagnosticara la infección del torrente sanguíneo.
El análisis demostró que las infecciones del torrente sanguíneo más probables eran por especies de Enterobacteriaceae y que el microbioma de los 19 bebés tenían «mayor abundancia» de las especies que causan esta infecciones.
«Estos datos demuestran que, en la mayoría de los casos, la misma cepa que causa la BSI está presente en el microbioma intestinal, aumenta en abundancia hasta el inicio de la BSI y, a menudo, no se elimina por completo durante la terapia antimicrobiana sistémica«, describen los investigadores.
Necesidad de administración de antibióticos en las unidades de cuidados intensivos
El profesor Dantas y el resto de autores no descartan que el patógeno que causó la BSI en los bebés analizados se hubiera originado en otro lugar, pero creen que la gran abundancia de bacterias que causan la BSI en los microbiomas intestinales sugiere que el intestino es un reservorio de estos patógenos en los recién nacidos prematuros.
Por ello, defienden que el perfil del microbioma intestinal podría usarse para determinar el riesgo de sepsis de inicio tardío en bebés prematuros en las UCIN. Por tanto, un examen precoz del microbioma intestinal en los bebés prematuros podría ayudar a identificar a los bebés que tienen más riesgo de sufrir infecciones peligrosas del torrente sanguíneo.
Dantas cree que los antibióticos son muy necesarios en estas unidades, pero los investigadores apuestan por mejorar la administración de los mismos. «Los antimicrobianos son críticos. Los vamos a necesitar para tratar infecciones, pero debemos sopesar cuidadosamente si usar antimicrobianos y cuándo», finaliza este profesor.
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