Nada más nacer, en la mayoría de los hospitales y siempre que las circunstancias de salud lo permitan, colocan al bebé sobre el pecho de su madre. Y es ahí donde se le realizan las…
Pocas veces estamos preparados para la llegada de un bebé de riesgo. Pero la realidad es que los neonatos de alto riesgo existen. De hecho, entre el 10 y el 15% de los recién nacidos requieren su ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales.
El motivo suele ser su bajo peso al nacer. Así, los recién nacidos de muy bajo peso (por debajo de 1.500g) y de extremo bajo peso (menos de 1.000 gramos) presentan una mortalidad que gira en torno al 60-70%. Solo en España, el 7,8% de los bebés nacidos en 2017 lo hizo con bajo peso, mientras que el 7% eran prematuros.
¿Qué es un recién nacido de alto riesgo?
La llegada de un bebé siempre es motivo de alegría. Sin embargo, no siempre ocurre así y pueden surgir diferentes complicaciones. Una de ellas es la relacionada con los neonatos de alto riesgo. Son aquellos bebés con muy bajo peso al nacer, los nacidos antes de las 32 semanas de gestación o los que presentan patologías graves.
Los motivos para que un recién nacido sea de alto riesgo pueden ser muy diversos. Y aunque en ocasiones hay factores que indican la aparición de estos problemas, otras veces estos se presentan de forma inesperada. Así, puede deberse a:
- Complicaciones maternas durante el embarazo:
- Diabetes.
- Enfermedades preexistentes.
- Hipertensión.
- Mayores de 35 años y menores de 20.
- Complicaciones placentarias.
- Ruptura prematura de membranas.
- Infección de la placenta o del líquido amniótico.
- Desprendimiento de placenta.
- Placenta previa.
- Líquido amniótico con meconio.
- Complicaciones fetales:
- Malformaciones.
- Alteración de latidos.
- Incompatibilidad de grupo sanguíneo.
- Asfixia.
- Complicaciones en el mismo momento del parto.
- Además, hay que tener en cuenta los embarazos múltiples.
Entre las principales secuelas que pueden sufrir los recién nacidos de alto riesgo se encuentran los problemas de desarrollo (especialmente de tipo neurológico y sensorial) y dificultades de aprendizaje. Por ello, la detección precoz juega un papel clave para poder ofrecer una buena asistencia, ya que en muchas ocasiones está en juego la vida del recién nacido.
¿Cómo se clasifican los neonatos de alto riesgo?
Aunque puede parecer un mero trámite, es importante clasificar a los neonatos de alto riesgo para poder darles la atención que necesitan. En los recién nacidos de alto riesgo son fundamentales el peso de nacimiento y la madurez expresada en la edad gestacional. En función de estos parámetros, se pueden clasificar en:
- RNT (Recién nacido a término): Nacidos entre las semanas 38 y 42 de gestación.
- RNPT (Recién nacido pretérmino): Nacidos con menos de 38 semanas de gestación según la Academia Americana de Pediatría; y menos de 37 según la OMS.
- RN postérmino: Nacidos con más de 42 semanas de gestación.
Además, en función de su peso, se puede hablar de tres grupos:
- AEG (Adecuados para la edad gestacional): Su peso se encuentra entre los percentiles 10 y 90 de las curvas de crecimiento intrauterino (CCI).
- PEG (Pequeños para la edad gestacional): El peso está por debajo del percentil 10 de la CCI.
- GEG (Grandes para la edad gestacional): El peso se encuentra por encima del percentil 90 de la CCI.
Por su parte, el programa de seguimiento para neonatos de alto riesgo desarrollado por el Hospital 12 de Octubre de Madrid clasifica los neonatos de alto riesgo en dos grandes grupos: los neonatos con riesgo orgánico y los neonatos con riesgo psicosocial.
Así, entre los recién nacidos con riesgo orgánico se encuentran:
- Nacidos con peso inferior a 1.500 gramos.
- Peso discordante para la edad gestacional (menos de 2.500g y más de 4.000g).
- Edad gestacional de 32 semanas.
- Pequeño para su edad gestacional, con un percentil por debajo de 3.
- Perímetro cefálico inferior a 2 DS.
- Patología cerebral grave en la ecografía.
- Infecciones del sistema nervioso central.
- Convulsiones neonatales.
- Test de Apgar a los cinco minutos inferior a 3.
- Malformaciones congénitas que precisan cirugía.
Por su parte, los neonatos con riesgo psicosocial son aquellos hijos con padres en circunstancias especiales. Es el caso de los que presentan un bajo nivel socioeconómico, retraso mental, enfermedad psiquiátrica o adicción a las drogas y/o al alcohol. También se incluyen en este grupo a las madres menores de 20 años y familias monoparentales sin apoyo.
Seguimiento de los neonatos de alto riesgo
Más allá de las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) en el que los neonatos de alto riesgo reciben la primera atención especializada, esta debe extenderse a los primeros años de vida, con programas de seguimiento adaptados a cada caso. Así, estos niños se someterán como mínimo hasta los dos años a revisiones de crecimiento centradas en el peso, la talla y el perímetro cefálico que se evaluarán siempre sobre la edad corregida.
Además, debe realizarse seguimiento de diferentes campos.
- Desarrollo motor. Los prematuros suelen presentar alteraciones como hipertonía transitoria y un retraso de habilidades motoras. De hecho, suelen sentarse solos a los nueve meses de edad corregida, mientras que comienzan a andar sobre los 16 meses de EC. En los casos más graves, se puede diagnosticar parálisis cerebral.
- Desarrollo psíquico, alteraciones del lenguaje y de comportamiento, trastorno de hiperactividad, déficit de atención y problemas de aprendizaje. La primera evaluación suele realizarse sobre los dos años.
- Visión y audición. El estrabismo y la ambliopía suelen ser frecuentes en los grandes prematuros, por lo que hay que evaluarlos al año de EC. También es habitual la miopía y el astigmatismo. Por su parte, uno de cada 50 neonatos muy prematuros presenta incapacidad total o parcial para escuchar. Por ello, deben ser valorados a los seis meses de EC.
- Otros problemas: Infecciones respiratorias, apneas, asfixia, anemia, sistema inmune incompetente, bradicardias, reflujo gastroesofágico, desnutrición y hernias inguinales.
Pero más allá de las posibles secuelas «evidentes» que pueden sufrir los neonatos de alto riesgo, el pediatra Morris Green añadió en 1964 una más: el síndrome del niño vulnerable. Y es que la excesiva atención y sobreprotección de los padres puede conllevar problemas de conducta en estos niños.
Aunque depende de cada caso concreto, el seguimiento de los bebés prematuros conlleva revisiones mensuales que poco a poco se van espaciando en el tiempo. A los dos años se suele realizar una evaluación completa, pero estas deben extenderse, como mínimo, hasta la escolarización. Además de los médicos especialistas de cada área, en ocasiones es necesaria también la asistencia en Centros de Atención Temprana con terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, pedagogos o logopedas.
La realidad es que pocos padres esperan complicaciones que lleven al ingreso de su hijo en la UCIN. Por eso, más allá de los niños, no hay que perder de vista a sus padres. El apoyo psicológico es fundamental ya que deben conocer y aceptar las necesidades especiales de su hijo. Por ello, es muy importante contar con el apoyo del equipo médico y formar tribu con otros padres que han pasado por lo mismo. En la Tribu CSC encontrarás además a nuestro equipo de expertos a los que poder consultar online.
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Aunque con expectación, muchos padres viven también con mucha ansiedad el momento del alta hospitalaria. Llegar a casa con un bebé prematuro conlleva una preparación previa para poder atender al bebé en caso de que lo necesite. Así, puede ser imprescindible conocer las técnicas de reanimación cardiopulmonar en un bebé o el uso de equipos médicos especiales.
Pero ante todo, necesitan mucho contacto físico. Por ello, además de la lactancia materna, el piel con piel con papá y mamá es clave para su evolución y adaptación. Así puede establecer el vínculo que le hará sentirse tranquilo y seguro para poder desarrollarse con calma.
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