Cómo se comportan los niños de altas capacidades en clase: 7 Rasgos para identificarlos

Este post se publicó originalmente el 04/05/2024 y ha sido actualizado en fecha 31/08/2024

¿Cómo son los niños de altas capacidades en clase? Los niños de altas capacidades poseen características únicas que los diferencian de sus compañeros. En el aula, sus comportamientos pueden tener un gran impacto en su propio aprendizaje, así como en el desarrollo general de la clase.

¿Cómo se reconoce a un alumno con altas capacidades?

¿Cómo es la personalidad de los niños con altas capacidades? ¿Cómo se comporta un niño superdotado en clase? Lo primero de todo, es necesario señalar que cada peque es único y el cerebro de los niños y niñas con altas capacidades no funciona igual en cada peque. Tampoco sus intereses y motivaciones (tan importantes en estos peques) son siempre los mismos, ya que cada uno está dotado de su propio carácter y personalidad.

Es muy común confundir la altas capacidades con «alto rendimiento» y este último con el nivel de inteligencia, pero muchos peques con altas capacidades pasan desapercibidos en el aula porque sus áreas de interés o sus habilidades especiales no coinciden con las académicas, o se aburren tremendamente en clase (bien por la propuesta curricular, bien por la forma de impartir las clases), por lo que es frecuente que muchos de estos peques lleguen incluso a fracasar académicamente.

Además, muchos de estos peques tienen lo que se denomina una «doble excepcionalidad». La doble excepcionalidad se da en casos en los que una niña o un niño con algún diagnóstico (por ejemplo, Altas Capacidades) posee a la vez otra característica (como algún trastorno del Lenguaje) por lo que al darse conjuntamente, las características de cada diagnóstico pueden desdibujarse o mezclarse, lo que causa una mayor complejidad a la hora de realizar ambos diagnósticos.

 

 

Por ejemplo, una niña con altas capacidades puede no estar diagnosticada si muestra, a la vez, un TEL (Trastorno Específico del Lenguaje), ya que para diagnosticar las primeras se esperará de ella que tenga una capacidad de lenguaje muy desarrollada, gusto por la comunicación y participación en clase, una expresión profusa con gran riqueza de vocabulario, le guste leer y destaque en clase.

¿Cómo sospechar altas capacidades?

Como educadores, es importante comprender y abordar las necesidades específicas de estos alumnos para garantizar su crecimiento y desarrollo adecuados. En este artículo, exploraremos las características y comportamientos generales que, a grandes rasgos, se han observado como los más comunes de las niñas y los niños con altas capacidades en el aula, así como estrategias para que educadores y padres apoyen y fomenten su aprendizaje.

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1. Curiosidad e interés por aprender… pero puede que solo en las áreas de su interés

Estos peques son curiosos por naturaleza, por lo que las niñas y niños con altas capacidades en clase suelen mostrar un notable nivel de curiosidad y un profundo interés por aprender, buscando constantemente explorar y comprender el mundo que les rodea.

Pero ojo, la motivación está muy ligada a esa curiosidad intelectual en estos peques (en todos los casos, pero aún más en ellos), por lo que si sus áreas de interés están muy alejadas de las materias impartidas académicamente, puede que sus capacidades especiales pasen totalmente desapercibidas y los profesores solo detecten desidia y desinterés en clase.

 

 

De hecho, a menudo se espera de todos ellos que participen con entusiasmo en debates y actividades de aprendizaje, mostrando una insaciable sed de conocimiento, haciendo preguntas inquisitivas y demostrando una impresionante comprensión de ideas complejas para su edad…

Y sí, puede suceder en algunos casos, mientras que en otros estaremos frente a niñas y niños tímidos e incluso introvertidos, que se dan cuenta de que comparten pocos intereses afines al grupo y tienden a sentirse «raros» y, en consecuencia, se autoprotegen camuflándose de forma camaleónica con el resto, sin atreverse a demostrar cuanto saben sobre un tema y/o mostrando cero interés en las materias que le desconectan de sus auténticas motivaciones.

2. Una excepcional sensibilidad y empatía… que no siempre juegan a su favor

Los peques con altas capacidades son famosos por su excepcional sensibilidad hacia el mundo que les rodea. No sólo absorben información a un ritmo rápido, sino que también suelen estar muy atentos a las emociones de los demás.

Esta inteligencia emocional se traduce a menudo en un fuerte sentido de la empatía, la justicia y la lealtad, lo que les convierte en compañeros considerados y solidarios… pero también en niños y niñas muy sensibles que tienden a sentirse heridos con facilidad y a sufrir por cuestiones que no preocupan a otros peques de su misma edad.

Incluso, en ocasiones, se convierten en víctimas de acoso escolar ya que, lejos de parecer «los inteligentes» del grupo, sus compañeros pueden calificarles de «bichos raros». Ya que su alta sensibilidad unida a su intensa concentración y pasión por el aprendizaje puede provocar a veces una sensación de aislamiento, ya que sus perspectivas e intereses únicos no siempre coinciden con los de sus compañeros.

 

 

Por otra parte, al ser sensibles y empáticos hacia los demás, pueden demostrar un notable nivel de identificación con las emociones de sus compañeros y el mundo que les rodea. Su aguda perspicacia y su profunda comprensión de cuestiones complejas les permiten conectar con las emociones y experiencias de los demás de un modo profundo. Este elevado sentido de la empatía les dota de la capacidad de ofrecer un apoyo inestimable a sus compañeros y de contribuir a un entorno de clase más inclusivo y compasivo.

3. Pueden sufrir aislamiento y necesitar apoyo escolar

Si bien pueden empatizar con los demás, en ocasiones les puede resultar difícil encontrar compañeros afines en el aula. A estos peques les viene muy bien beneficiarse de oportunidades para conectar con otros estudiantes con altas capacidades o participar en programas de enriquecimiento que se adapten a sus intereses y capacidades específicas.

Es crucial que los educadores y las familias estén atentos al bienestar social y emocional de estos niños y les proporcionen el apoyo necesario para ayudarles a fomentar conexiones significativas con los demás.

De lo contrario, pueden padecer aislamiento, si no encuentran compañeros con sus mismos intereses. Debido a sus excepcionales capacidades cognitivas y a sus intereses únicos, las niñas y los niños con altas capacidades en clase pueden experimentar una sensación de aislamiento en el aula, ya que pueden no encontrar compañeros que compartan su agudeza intelectual y unas pasiones similares.

Este sentimiento de aislamiento puede tener un impacto significativo en su bienestar social y emocional, lo que subraya la importancia de crear vías para que estos alumnos conecten con compañeros afines y formen relaciones sociales significativas.

 

 

Por ejemplo, la implantación de programas de tutoría, la creación de clubes de enriquecimiento y la provisión de oportunidades de colaboración intelectual pueden ayudar a mitigar el sentimiento de aislamiento y proporcionar a estos alumnos una red de apoyo de compañeros que compartan sus intereses y capacidades académicas.

Además, fomentar una cultura de inclusión y apoyo mutuo entre compañeros dentro del aula puede animar a todos los alumnos a apreciar y aprender de los puntos fuertes y las diferencias de cada uno, creando en última instancia una comunidad de aprendizaje más cohesionada y solidaria.

4. Son perfeccionistas y buscan el máximo rendimiento… si se sienten motivados

Otra característica destacada de las niñas y los niños con altas capacidades en clase es su tendencia al perfeccionismo y su búsqueda incesante de la excelencia (académica o no, en función de sus intereses). Este alumnado suele mostrar un fuerte deseo de rendir al máximo nivel y pueden ser muy autocríticos cuando se trata de su trabajo, por lo que pueden sentirse muy frustrados e incluso mostrar ansiedad si no alcanzan sus metas (a veces exageradas para su edad cronológica).

No pueden evitarlo. Les impulsa una motivación intrínseca para alcanzar la perfección y son altamente inconformistas: no se conforman fácilmente con resultados mediocres. Es importante que los educadores y los padres sean conscientes de la presión que estos niños se imponen a sí mismos y les inculquen una actitud sana hacia el éxito y el fracaso.

Enseñarles el valor de la resiliencia, la importancia de aprender de los errores y el significado del crecimiento personal puede ayudarles a canalizar sus tendencias perfeccionistas de forma positiva y constructiva. Es fundamental orientarles para ayudarles a concebir la equivocación como algo natural e inherente a la naturaleza humana y enseñarles a considerar el error como una oportunidad de aprendizaje, enfocando de forma positiva todo el proceso (diciéndoles, por ejemplo: «Que te hayas equivocado no es una pérdida de tiempo, fíjate: ¡Has aprendido como NO se hace lo que quieres conseguir! ¡Ya estás más cerca de encontrar la solución!»).

 

 

Al crear un entorno de apoyo que celebre el esfuerzo y haga hincapié en el proceso de aprendizaje y no en la meta, estos alumnos pueden desarrollar una perspectiva más equilibrada de sus logros y cultivar un sentimiento de autoestima que no dependa únicamente de los resultados académicos (es decir, no reducimos al niño o a la niña a una nota académica).

Inculcando una mentalidad orientada al crecimiento que celebre el proceso de aprendizaje y la resistencia para superar los retos, los educadores y las familias pueden ayudar a las niñas y los niños con altas capacidad en clase para enseñarles a sortear las presiones de sus propias (y a menudo desmesuradas) expectativas y a desarrollar un enfoque sano y equilibrado del éxito (académico y personal).

Reconocer sus logros y esfuerzos, en lugar de centrarse únicamente en los resultados, puede ayudar a estas niñas y niños con altas capacidades en clase a cultivar un sentimiento de confianza y autoestima que no esté supeditado a unos niveles de perfección inalcanzables.

Aunque su empuje excepcional y su búsqueda de la excelencia son admirables, es esencial enseñarles a gestionar el estrés para que mantengan una sensación de bienestar. Proporcionarles herramientas para gestionar la ansiedad, promover un saludable equilibrio entre el rigor académico y el ocio, y fomentar diálogos abiertos sobre la importancia de la salud mental y el autocuidado son fundamentales para garantizar que estos estudiantes puedan mantener sus altos niveles de rendimiento sin comprometer su bienestar general.

5. Rasgo ansioso de la personalidad

Su búsqueda de la perfección y su afán por alcanzar el máximo nivel también pueden conducir a estos peques a tener un mayor nivel de estrés y ansiedad. Por ello, es esencial que los educadores y los progenitores estén atentos para reconocer los signos de malestar emocional y proporcionar a estos peques el apoyo y los recursos necesarios para gestionar su bienestar mental.

 

 

 

Así, hacer hincapié en el autocuidado, la regulación emocional y poner en práctica estrategias de reducción del estrés, así como fomentar debates abiertos sobre la salud mental puede ayudar a mitigar el impacto negativo del perfeccionismo y crear un entorno más positivo y enriquecedor para que estas niñas y niños con altas capacidades en clase prosperen, como alumnos y como personas.

6. Pueden aprender rápidamente y adelantarse al temario (si este les complace)

Se espera de las niñas y niños con altas capacidades en clase muestren constantemente una curiosidad insaciable y un profundo interés por aprender. También presuponemos que buscan el conocimiento generalizado y se comprometen con ideas complejas de forma extraordinariamente diligente e inquisitiva. Sin embargo, no siempre sus áreas de interés coinciden con las ofrecidas en la escuela, como hemos comentado anteriormente. ¡Es muy importante recalcar esto para no caer en estereotipos!

A menudo se suele pensar que todos ellos mostrarán en el aula un voraz apetito por aprender, un alto nivel de participación (cuando esto depende más del carácter, más o menos extrovertido, de cada peque) y se les distinguirá por una tendencia natural a profundizar en los retos intelectuales, imaginándonos que serán siempre participantes entusiastas y comprometidos en su viaje educativo.

No obstante, esto solo se manifestará en el aula si las materias del currículum académico coinciden con sus gustos subjetivos, individuales y personales. Aprovechar y alimentar su curiosidad innata en las áreas de su interés es fundamental para crear un entorno de aprendizaje que no sólo atraiga y motive a estos alumnos, sino que también siente las bases de un amor por el aprendizaje y la exploración intelectual para toda la vida.

Su notable capacidad de aprendizaje acelerado y la habilidad de captar nuevos conceptos a un ritmo rápido destaca tan solo en aquellas materias o áreas que son de su interés (que no tienen por qué ser en cada niño o niña el lenguaje, las matemáticas o las ciencias, como se suele presuponer, sino también el arte, la naturaleza o los animales). No obstante, si sus aficiones coinciden con las asignaturas académicas estos niños y niñas pueden llegar a dominar rápidamente el material que se presenta en clase y mostrar propensión a avanzar más allá del plan de estudios establecido. Este desarrollo avanzado puede presentar tanto oportunidades como retos en el aula, ya que estos peques pueden necesitar materiales y enfoques de aprendizaje especializados para adaptarse a su ritmo de aprendizaje acelerado e intenso.

 

 

Los profesores pueden apoyar a estos alumnos ofreciéndoles oportunidades de aprendizaje enriquecidas y ampliadas que les permitan profundizar en la materia de su interés y explorar conceptos más complejos y avanzados. La enseñanza diferenciada, los proyectos de estudio independiente y los programas de tutoría pueden ofrecer a estos alumnos la estimulación intelectual que anhelan y el reto académico que necesitan, al tiempo que alimentan su pasión por el aprendizaje y promueven un crecimiento intelectual continuado.

Sin embargo, es crucial encontrar un equilibrio entre sus rasgos ansiosos y asegurarse de que, al mismo tiempo que se les reta intelectualmente, se les proporciona el apoyo necesario para consolidar su aprendizaje y desarrollar habilidades esenciales de estudio y pensamiento crítico. Al reconocer y abordar sus necesidades únicas de aprendizaje, los educadores pueden crear un entorno de aprendizaje que no sólo mantenga a estos alumnos comprometidos y motivados, sino que también fomente su desarrollo académico y personal en general.

Su capacidad de aprendizaje rápido y desarrollo cognitivo avanzado presenta una oportunidad única para desafiar y fomentar sus capacidades intelectuales, así como cultivar una base sólida de técnicas esenciales de estudio no aburridas, los educadores pueden apoyar a estos alumnos en su búsqueda de un crecimiento cultural y un avance intelectual continuados.

Sin embargo, es esencial garantizar que su aprendizaje acelerado se complemente con el apoyo necesario para consolidar su comprensión y salvar cualquier posible laguna de conocimiento. Ofreciendo actividades de orientación y consolidación que refuercen su aprendizaje, los educadores pueden ayudar a estos alumnos no sólo a avanzar a un ritmo acelerado, sino también a desarrollar una comprensión sólida y completa del material académico.

7. Se aburren si no se les reta lo suficiente (y pueden llegar a confundirse con TDAH)

Las niñas y niños de altas capacidades en clase se desconectan con facilidad de lo que les resulta tedioso, demasiado evidente o repetitivo por lo que, dependiendo de su edad y forma de ser (más o menos activa) pueden llegar a «incordiar» en el aula, poniéndose a hacer otras cosas a las dirigidas por el docente (levantarse en mitad de una clase, ponerse a leer o dedicarse a «soñar» mirando por la ventana). Como consecuencia, a menudo se confunde el diagnostico con TDAH.

 

 

Los niños con altas capacidades tienen una baja tolerancia al aburrimiento y a menudo se sienten poco estimulados en un entorno de aprendizaje que no les reta adecuadamente. Cuando no se satisfacen sus necesidades intelectuales, pueden desentenderse de las tareas de aprendizaje y mostrar signos de falta de atención e inquietud.

Este desinterés y falta de compromiso a menudo son interpretados como problemas de conducta o de aprendizaje, cuando en realidad, no son indicativos de una falta de capacidad, sino más bien una consecuencia del desajuste entre el nivel de desafío y sus capacidades avanzadas.

Afrontar este reto requiere que los educadores sean proactivos a la hora de identificar y atender las necesidades específicas de aprendizaje de los alumnos con altas capacidades. Incorporando una variedad de tareas de aprendizaje complejas y abiertas, promoviendo la indagación y la investigación independientes y fomentando el pensamiento creativo y crítico, los profesores pueden crear un entorno intelectualmente más estimulante que involucre eficazmente a estos alumnos y evite los efectos perjudiciales de la falta de compromiso académico.

Además, ofrecer un enfoque flexible y personalizado del aprendizaje puede permitirles dedicarse a áreas de interés y trabajar a un ritmo que se adapte a sus necesidades individuales de aprendizaje, mitigando así el riesgo de aburrimiento y desinterés en el aula.

Cómo motivarles para su desarrollo adecuado

Para apoyar su desarrollo, es esencial aprovechar y canalizar su curiosidad e intereses de forma que fomenten el amor por el aprendizaje y la exploración. Proporcionarles amplias oportunidades de investigación independiente, proyectos creativos y estudios en profundidad puede ayudar a fomentar su curiosidad natural y permitirles profundizar en aquellas áreas que realmente les cautivan.

 

 

Además, incorporar una variedad de recursos y materiales que se ajusten a sus intereses específicos puede enriquecer aún más sus experiencias de aprendizaje y mantenerlos motivados y comprometidos en el aula.

Apoyar el desarrollo holístico y el bienestar de los niños con altas capacidades requiere un enfoque polifacético que aborde sus necesidades académicas, sociales y emocionales. Además de proporcionar un entorno académico estimulante y enriquecedor, es esencial ofrecer a estos alumnos el apoyo necesario para cultivar sus talentos e intereses, así como promover su bienestar general y su sentido de pertenencia a la comunidad.

Reconocer y celebrar los diversos talentos y pasiones de los alumnos con altas capacidades, y proporcionarles oportunidades de expresión artística, creativa y extraescolar, puede ayudar a mantenerlos comprometidos y motivados, a la vez que fomenta un sentido de realización y autoexpresión. Asimismo, ofrecer orientación y tutoría personalizadas para ayudar a estos alumnos a navegar por las complejidades sociales y emocionales de sus capacidades avanzadas puede favorecer su bienestar general y contribuir a su sensación de conexión y crecimiento personal.

Personalización, la clave en su educación

La colaboración y el apoyo personalizado son fundamentales en la educación de las niñas y los niños con altas capacidades. Trabajando estrechamente con estos alumnos para comprender sus necesidades, retos y puntos fuertes individuales, los educadores pueden adaptar su enfoque para proporcionar el apoyo necesario y las oportunidades de ampliación que optimicen las experiencias de aprendizaje de estos alumnos.

Este enfoque personalizado puede implicar el desarrollo de planes de aprendizaje individualizados, adaptaciones curriculares, la comunicación continua con los alumnos y sus familias, y la aplicación de estrategias de enseñanza flexibles y receptivas que atiendan a las necesidades dinámicas y diversas de los alumnos con altas capacidades.

Además, la colaboración del profesorado con especialistas, expertos y las familias de los alumnos puede ofrecer valiosos conocimientos y recursos para apoyar las necesidades polifacéticas de los niños con altas capacidades.

 

 

Al establecer asociaciones sólidas con profesionales especializados en la educación de superdotados, así como al implicar a las familias de los alumnos en la creación de una red de apoyo cohesionada, los educadores pueden garantizar que los alumnos con altas capacidades reciban el apoyo integral y específico que necesitan para prosperar y desarrollarse académica, social y emocionalmente.

Al integrar de forma holística las estructuras de apoyo académico, social y emocional, los educadores pueden crear un sistema muy completo y eficaz de acompañamiento que les permita destacar no sólo académicamente, sino también como personas seguras de sí mismas, empáticas y completas.

Su bienestar emocional y social, la piedra angular de su desarrollo

El bienestar emocional de estos niños es de vital importancia, y es esencial que los educadores y los padres creen un entorno enriquecedor y de apoyo que valide sus emociones y fomente un desarrollo social y emocional positivo.

Fomentando una cultura de aula que celebre la diversidad, la amabilidad y el respeto mutuo, y proporcionando oportunidades para que estos alumnos participen en debates y actividades significativas que promuevan la empatía y la conciencia social, los educadores pueden contribuir al cultivo de una dinámica social positiva y armoniosa dentro del aula.

Además, su notable nivel de sensibilidad y empatía les dota de una capacidad única para conectar con sus compañeros a un nivel emocional profundo, contribuyendo a una dinámica de aula solidaria e integradora. Fomentando su desarrollo social y emocional y proporcionándoles oportunidades para canalizar su empatía en actos significativos de bondad y apoyo, los educadores pueden ayudar a estos alumnos no sólo a prosperar académicamente, sino también a cultivar un fuerte sentido de la responsabilidad social y la compasión.

No hay que olvidar, además, que estos niños y niñas precisan un aprendizaje especialmente intenso en gestión y regulación emocional, ya que a menudo son capaces de sentir emociones y preocuparse por cuestiones complejas antes de lo que se espera para su edad cronológica, lo que puede conllevar un gran estrés y ansiedad para ellos.

 

 

En conclusión, las niñas y los niños con altas capacidades en clase pueden mostrar características y comportamientos únicos, como curiosidad, sensibilidad, perfeccionismo y aprendizaje avanzado. Pero también pueden tener problemas para adaptarse socialmente, padecer aislamiento y estar en riesgo de fracaso escolar por el tedio que les produce el currículum académico si este no coincide con sus preferencias personales y habilidades únicas. Por todo ello, es importante que los profesores comprendan estos rasgos y proporcionen un entorno de apoyo y desafío para ayudar a estos alumnos a alcanzar todo su potencial.

Además, las familias desempeñan un papel crucial en el fomento de las capacidades de sus hijos e hijas, promoviendo un entorno propicio tanto en casa como en la escuela. Si reconocemos y apoyamos las necesidades de los alumnos con altas capacidades, podemos ayudarles a prosperar y a tener éxito en su educación, ¡lo cual redunda en beneficio de toda la sociedad!

Una buena idea para aquellos peques cuyos intereses no coinciden con los del resto de la clase es buscar extraescolares en las que puedan desarrollar todo su potencial en las áreas en las que más son capaces de brillar sus cualidades excepcionales, así como proporcionarles grupos sociales de intereses más afines a los suyos, ya que cultivar el sentido de pertenencia y reconocimiento es vital para estos niños y niñas.