Día Mundial de la Ética Médica: No reconocer la violencia obstétrica es normalizarla

Este post se publicó originalmente el 18/09/2021 y ha sido actualizado en fecha 24/09/2024

El 18 de septiembre de 1947 se creó la Asociación Médica Mundial. Por eso, desde 2003, cada 18 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Ética Médica. Esta se refiere a un sistema de principios éticos y morales que rigen la práctica de la medicina.

Es decir, una forma de procurar una correcta actuación de los profesionales de la salud en relación con los pacientes. Sin embargo, la ética médica queda en entredicho cuando se habla de la violencia obstétrica, que sigue generando controversia en España.

Reconocida por la OMS, rechazada por el Consejo General de Colegios de Médicos de España

La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en 2014 (casualmente también en septiembre) una declaración en la que reconocía la violencia obstétrica. Se trata de un documento titulado «Prevención y erradicación de la falta de respeto y maltrato durante la atención al parto en centros de salud». En ella, la OMS declara:

«En todo el mundo, muchas mujeres sufren un trato irrespetuoso y ofensivo durante el parto en centros de salud, que no solo viola los derechos de las mujeres a una atención respetuosa, sino que también amenaza sus derechos a la vida, la salud, la integridad física y la no discriminación. Esta declaración reclama un accionar más enérgico, diálogo, investigación y apoyo en relación con este importante problema de salud pública y de derechos humanos.»

Pero no es el único organismo internacional que reconoce este tipo de maltrato hacia las mujeres. También lo recoge el Consejo de Europa (Resolución 2306 de 2019) y la Estrategia para la igualdad de género del Parlamento Europeo. Incluso el año pasado, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de Naciones Unidas adoptó la primera decisión sobre violencia obstétrica que afectaba a España. A nuestro país se le pedían políticas públicas para combatir esta violencia.

El Gobierno central ha decidido incluir este tipo de violencia en la reforma de la ley del aborto. Como respuesta, el Consejo General de Colegios de Médicos de España lanzó un comunicado en el que se negaba la existencia de la violencia obstétrica y que levantó críticas devastadoras. A día de hoy, muchos profesionales de la ginecología siguen rechazándola mientras muchos otros profesionales sanitarios la reconocen y combaten. «La violencia obstétrica existe y me resulta crispante que todavía se niegue», afirma la matrona Esther Esteban.

Algunos ejemplos de la violencia obstétrica

En este Día Mundial de la Ética Médica no está mal recordar que la violencia obstétrica es una realidad invisibilizada. «Hace referencia a prácticas durante el embarazo, el parto y el puerperio que son innecesarias, no consentidas e incluso no se informa a la mujer», explica la psicóloga de CSC Mamen Bueno.

Eso significa que una mala contestación, poner en duda el criterio o deseo de la mujer, el uso de técnicas o medicamentos innecesarios es violencia obstétrica. También limitar los deseos de la mujer embarazada o poner en duda su capacidad para establecer la lactancia materna.

Algunos profesionales sanitarios negacionistas lamentan el uso del término «violencia obstétrica». Creen que el que se quiera incluir en la reforma de la ley del aborto supone equiparar al profesional con un maltratador. Afirman que puede ocurrir de forma «puntual» pero no es algo generalizado.

Pero para las mujeres que la han sufrido, no es algo puntual. También el podcast de CSC recoge el testimonio de Isa Fragoso. Ella la vivió de primera mano en su primer parto. Asegura que se sintió «violada», sin control sobre su propio cuerpo y que la cesárea fue «una liberación», tras 48 horas en el hospital con «personal que ni conocía ni preguntaba metiendo la mano en mi vagina».

Esos profesionales que niegan la violencia obstétrica «deberían reflexionar porque para las mujeres que la han sufrido la sensación es extraña, con un bebé a tu lado pero sin saber muy bien por qué tienen ese malestar», explica Esther Esteban. Y es que no solo las episiotomías son prácticas que deberían evitarse, sino que la mera separación del recién nacido de su madre (salvo causas de fuerza mayor) se puede considerar como una forma de maltrato.

La ética médica es reconocer también los errores

Si hay testimonios, si hay incluso una resolución contra España por violencia obstétrica, si muchos profesionales sí la reconocen; entonces, ¿por qué otros no lo hacen? Afirman que puede suponer un cambio en la relación con la paciente. ¿Seguro? ¿Reconocer que se ha producido un error va a generar desconfianza? Desde mi punto de vista, no. Al revés, el profesional sanitario mostraría la empatía que necesita cualquier ser humano.

«Esa resistencia puede estar relacionada con la dificultad de muchos profesionales de hacer autocrítica. A muchos les cuesta ver a las mujeres como sujetos activos, incluso que hay que tenerlas en cuenta y que merecen un trato con respeto. Para la mujer, este tipo de violencia es un ataque a la identidad personal y en un momento de gran vulnerabilidad», explica Mamen Bueno.

Esther Esteban, por su parte, subraya que la mujer «está preparada para parir sola» y que el único objetivo del personal sanitario debe ser el de «acompañarla en ese momento», interviniendo únicamente «cuando no queda otra opción».

Por ello, para nuestra matrona es necesario que los profesionales se conciencien de que esa es su labor. Por su parte, las autoridades sanitarias, «tienen que indicar claramente» cómo se ha de actuar para que el parto y todo lo que conlleva sea respetado y ético.

Las mujeres tienen derecho a estar informadas

En muchas ocasiones, estos episodios de violencia obstétrica se producen por falta de información de la mujer embarazada, que desconoce que tiene derecho a que su parto sea respetado y como ella desee. Existe incluso un documento, el llamado plan de parto, en el que la mujer puede dejar plasmado como quiere que sea el momento de dar a luz (postura, uso o no de epidural, medicación, lactancia materna, etc.).

Lo cierto es que no todas las futuras madres lo conocen. Pero con la ayuda de la matrona, es un documento relativamente fácil de elaborar. Otra cosa es cómo lo asimila el profesional sanitario. Que una madre reivindique su derecho a decidir cómo ha de ser su parto puede no ser bien acogido por algunos profesionales. Pero aún así, hay que utilizar todos los medios que están a nuestro alcance para que el parto no se convierta en una experiencia traumática.

La matrona Esther Esteban, resalta:

«Es importante tener toda la información para poder exigir una atención de calidad porque el buen profesional no es aquel que sabe todas las técnicas y las aplica bien, sino el que además de conocerlas acompaña y trata con respeto a la persona a la que asiste».

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