¿Estoy haciendo algo para reforzar el mal comportamiento de mi hijo?

Debemos olvidar la costumbre adulta de buscar culpables e imponer sanciones. A solucionar problemas se aprende buscando soluciones

¿Qué es un «mal comportamiento» infantil? Cuando decimos que un niño “se porta mal” a menudo nos referimos a conductas que nos resultan incómodas o que, socialmente, están mal vistas pero que, en realidad, forman parte del comportamiento natural de un niño de esa edad. El desarrollo evolutivo tiene sus propios ritmos.

Que una niña de 2 años, por ejemplo, no aguante sentada en un restaurante todo el tiempo del almuerzo puede resultar incómodo, pero es lo que le corresponde por edad: movimiento. Que un bebé de un año lance la comida al suelo puede resultar molesto, pero es lo que le corresponde por edad: exploración. En la Tribu CSC, donde acompañamos a cientos de familias en esta maravillosa aventura de educar desde el respeto, suelen preguntarnos por conductas de este tipo y la mayoría de familias coinciden: son etapas.

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Ahora bien, hay conductas que no son propias del desarrollo en sí mismo. En Disciplina Positiva hablamos de las metas equivocadas. Detrás de cada comportamiento inadecuado se esconde todo un sistema de creencias que les lleva a pensar que la única forma que tienen de conseguir que les veamos y les tengamos en cuenta es comportándose de esa forma. Detrás de un niño que “se porta mal” hay una necesidad no cubierta de “pertenecer”, de sentirse parte de un grupo.

Cómo lidiar con el mal comportamiento de mi hijo

En ocasiones, sin darnos cuenta, con nuestra forma de reaccionar ante este tipo de conductas podemos estar fomentando o reforzando ese “mal comportamiento”. Si cada vez que un niño le pega a su hermano, por ejemplo, corremos a regañarle y le miramos a los ojos y le decimos que no puede ser, que ya estamos cansados/as de decirle que no se pega y que esta tarde se ha quedado sin ir al parque… Aunque sea por un momento, aunque sea para llamarle la atención, reñirle y castigarlo, ha conseguido que le prestemos toda nuestra atención.

¿Estoy haciendo algo para reforzar el mal comportamiento de mi hijo?

Si cada vez que una niña no hace la tarea del cole, por ver otro ejemplo, nos ocupamos de decirle que es un desastre, que tiene que responsabilizarse de sus cosas, que no puede estar esperando a que se lo recordemos todo y que si continúa así, tendremos que borrarla de las actividades extraescolares… Aunque sea para sermonear y humillarla, por un momento, ha conseguido ser nuestro centro de atención.

La solución para evitar que caigan en este tipo de comportamientos como forma de conseguir aquello que necesitan es encargarnos de que esa necesidad está cubierta para que no necesiten recurrir a este tipo de conductas. Sabemos que el ritmo de vida que llevamos no facilita la conciliación, pero si el único momento del día en el que obtienen nuestra atención plena y exclusiva es cuando “se portan mal”, entenderán que esa es la única forma que tienen de captar nuestra atención.

Debemos, por lo tanto, asegurarnos de pasar tiempo con nuestros hijos y nuestras hijas, de dedicarles atención en su día a día, cuando todo va bien; no solo cuando sentimos la necesidad de corregirles.

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Cómo actuar ante un mal comportamiento de un niño

Pero y, entonces, ¿cómo reaccionamos cuando una niña tiene un comportamiento inadecuado? ¿No hacemos nada? No. No se trata de ignorarlos/as. Eso tampoco ayuda ni es respetuoso. Pero los sermones y los castigos, lejos de solucionar el problema, como ya hemos visto, pueden reforzar la conducta negativa y, al mismo tiempo, crear una distancia emocional entre nuestros hijos e hijas y nosotras/os.

Como ya hemos comentado, lo fundamental será ir a la raíz del problema y asegurarnos de que niños y niñas puedan encontrar la forma de cubrir su necesidad de pertenencia de forma positiva. Pero, mientras tanto, cuando se den algunas de estas conductas, que podríamos considerar disruptivas o desadaptativas, podemos poner en marcha distintas formas de acompañamiento:

Validar sus emociones

Lo primero que podemos hacer es conectar con su necesidad e intentar ver más allá de la conducta. Detrás de un niño que “se porta mal” siempre hay un niño que lo está pasando mal. Conectar con sus emociones y validarlas nos ayudará a acercarnos a su realidad.

¿Estoy haciendo algo para reforzar el mal comportamiento de mi hijo?

Centrarnos en la búsqueda de soluciones

Una vez que hemos validado, debemos olvidarnos de esa costumbre tan adulta de buscar culpables e imponer sanciones. A solucionar problemas se aprende buscando soluciones y poniéndolas en práctica, así que lo mejor que podemos hacer es tenerles en cuenta y preguntarles cómo creen que se podría solucionar la situación para que no se repita esa conducta.

Confiar en su capacidad

Es lógico y esperable que la conducta no desaparezca por completo desde el primer momento. Se trata de revisar con ellos/as las soluciones que se hayan implementado y, si no dan resultado, buscar otras estrategias confiando tanto en el proceso como en su capacidad para hacerse cargo de sus errores.

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