Parejas con bebés lactantes: Tips para ser corresponsables en su crianza

Los bebés lactantes suelen pasar la mayor parte del día en contacto con su mamá, por lo que la responsabilidad de su crianza suele recaer, en su práctica totalidad, sobre la madre lactante durante los primeros meses o años de vida. Eso no quiere decir que ambos miembros de la pareja no puedan ser corresponsables en su crianza.

Las parejas de las mamás lactantes pueden hacer otras muchas cosas con el bebé, que además serán muy útiles para que pueda implicarse en la crianza de sus bebés y participar activamente de su desarrollo.

Tips para involucrarse en la crianza del bebé lactante

La lactancia materna es a demanda, lo que quiere decir que el bebé reclamará a su madre cuando la necesite, tantas veces como desee y durante todo el tiempo que sea preciso. Por tanto, es inevitable que durante sus primeros meses de vida, la mamá lactante pase la mayor parte del tiempo alimentando a su bebé o confortándolo en sus brazos.

Sin embargo, en la Tribu CSC vemos a diario a muchísimas parejas de progenitores corresponsables que ponen de manifiesto que hay muchas tareas que permiten a los papás involucrarse de forma activa en la crianza de sus bebés.

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Sacarle los gases tras las tomas de pecho si es de los que necesitan un paseo después de la toma, y acunarle en brazos hasta que se quede dormido, por ejemplo, son actividades sencillas que fortalecen el vínculo entre padres e hijos y permiten al padre participar en la rutina de alimentación de su bebé, aunque este sea lactante.

La hora del baño y el masaje es otro buen ejemplo de un momento familiar en el que el padre puede ocupar el papel protagonista. Los juegos, las caricias y la relajación que supone para el bebé esta rutina le permiten asociar emociones positivas y muy placenteras tanto a la actividad en sí misma, como a la persona con quien la comparten, con quien se estrecha la confianza. Además, tienen múltiples beneficios para su desarrollo físico y cognitivo.

Practicar el contacto piel con piel, tal y como hace la madre cada vez que le da el pecho, no es una tarea exclusiva de la mamá gestante. El contacto con el pecho desnudo de su padre, o de la madre no gestante, permite al pequeño recibir información sensorial muy valiosa para él (tacto, olor, etc.), que le irán familiarizando con ese otro progenitor. Entre sus brazos, el pequeño se sentirá cómodo, seguro y protegido, y el sonido del tic-tac de su corazón le relajará y le permitirá conciliar el sueño con mayor facilidad.

Portearles y/o sacarles a pasear es otra de las tareas que puede realizar el padre del bebé lactante. Para evitar que el pequeño eche de menos a su madre o demande su siguiente toma durante el paseo, lo mejor es aprovechar el espacio entre tomas para salir a la calle a hacer pequeños recados como comprar el pan o sacar la basura. A medida que el niño vaya creciendo, sus tomas se irán espaciando en el tiempo y los paseos podrán ser cada vez más largos.

Por último, en general todos los padres y las madres no gestantes pueden facilitar su tarea a la madre que da el pecho encargándose durante un tiempo de la mayor parte de las tareas domésticas mientras ella amamanta, y así permitirle también descansar durante los momentos del día en los que el bebé no la necesita.

Saber delegar desde el principio

En muchas ocasiones, somos las propias mamás las que acaparamos todo el protagonismo en la crianza de nuestros retoños. Esto nos conduce a pensar, a veces erróneamente, que todas las mujeres tenemos un instinto maternal por el simple hecho de ser mujeres que, de forma innata, nos capacita para ocuparnos del cuidado y la crianza de los niños en mucho mayor grado que los hombres.

Esta creencia, además de incierta, resulta perjudicial al restar protagonismo a los padres en la vida de sus hijos, ya que los vínculos y hábitos que se establezcan desde la primera infancia resultan básicos para todo el posterior desarrollo del niño o la niña.

De hecho, según un estudio publicado en Parenting: Science and Practice, las nuevas mamás tienden a decidir cuánto quieren que sus parejas se involucren en la crianza de sus hijos, incidiendo directamente de esta forma en la relación entre su pareja y el bebé.

Los comportamientos y actitudes que, en lugar de apoyar, limitan la participación del padre en la crianza de los niños (como criticar su modo de crianza, supervisar o rehacer las tareas que el padre realiza, o monopolizar la toma de decisiones respecto al bebé), no favorecen la vida familiar ni el vínculo entre el padre y su hija.

En lugar de ello, incluir su opinión en asuntos referentes a la crianza del peque o arreglar actividades para que compartan juntos son enfoques mucho más saludables y positivos para la familia, en general, y para el bienestar y desarrollo del niño o niña en particular.