Muchos bebés y niños pequeños tienen un objeto fetiche, un objeto de apego del que no les gusta separarse o al que recurren cuando necesitan seguridad o consuelo. Puede ser un osito, un muñeco, una mantita,…
Es habitual que muchos peques busquen a mamá cuando quieren recibir un abrazo o mimos y a papá para jugar o hacer actividades estimulantes. Ahora un estudio científico ha revelado el motivo.
La oxitocina, clave para explicar la relación de los peques con papá y mamá
Según refleja la investigación, las mujeres que tienen hijos tienen picos más altos de oxitocina cuando tienen interacciones afectuosas con sus bebés, como practicar piel con piel o darles abrazos y besos. En cambio, los hombres tienen este pico de oxitocina cuando tienen interacciones más estimulantes con sus peques, como por ejemplo, el momento del juego.
¿En qué se traduce esto? ¿Cómo afecta la oxitocina al bebé? Básicamente, en que los peques buscan a papá para jugar y divertirse y a mamá cuando quieren recibir mimos y contacto físico.
Eso sí, hay que tener en cuenta que a pesar del estudio de la Universidad de Connecticut, esto no significa que los peques no quieran jugar con mamá ni recibir cariño de papá o que el comportamiento materno (o paterno) sea mejor que el otro.
Así, la investigación únicamente refleja que «los comportamientos interactivos, ya sea por medios afectuosos o estimulantes, promueven la sincrónica social entre padres e hijos». Y aunque los niveles iniciales de oxitocina no difirieron entre madres o padres, sí hubo una asociación entre la liberación de oxitocina y la sincronía social.
Además, hay que tener en cuenta que existen muchas variables de confusión que pueden influir en la liberación de oxitocina. Cada una de ellas puede mejorar o influir negativamente en las relaciones entre p(m)adres y en el desarrollo neurológico del peque.
En la revisión sistemática se analizaron 17 estudios y se concluyó que la oxitocina juega un papel clave en el desarrollo del apego entre los bebés y sus progenitores a través del contacto y la interacción temprana, además de desvelar que preferían a unos o a otras para según qué actividad.
Por supuesto, a pesar de lo que dice la ciencia, actualmente la diversidad de las familias es habitual y no siempre están presentes la figura paterna y/o materna en cada núcleo familiar. ¿Qué hacen en estos casos los peques? Algo tan sencillo como buscar el referente masculino o femenino que no tienen en casa en otras figuras familiares cercas como los tíos y las tías o los abuelos y las abuelas.
El papel de la oxitocina para establecer el apego
Pero, ¿qué es y para qué sirve la oxitocina? La oxitocina es la hormona del amor. Es producida por la hipófisis, situada en la base del cráneo, y se sintetiza en el hipotálamo. Se considera un importante biomarcador implicado en el apego y los vínculos, así como en la salud física y mental.
Su papel es clave en situaciones de la vida social como una comida o una conversación agradable. De hecho, se ha demostrado que mejora la activación en áreas del cerebro relacionadas con el vínculo y la empatía.
Bajo los efectos de la oxitocina, sentimos bienestar y estamos más tranquilos. De ahí que juegue un papel clave en el cuidado del bebé y el establecimiento del vínculo.
¿Cuáles son los efectos de la oxitocina? Si te preguntas qué papel juega la hormona de la oxitocina en el comportamiento del apego, la realidad es que es gran protagonista al estar implicada en los comportamientos sociales como la memoria social (capacidad para reconocer una persona), la creación de vínculos, la empatía, el apego y el comportamiento maternal y paternal. Su papel es también clave durante el trabajo de parto y para la subida de la leche materna.
Según el estudio, el aumento de la oxitocina de los padres y madres durante la interacción con su bebé, refuerza la importancia del papel de la oxitocina en el vínculo social y el apego. Según explican los autores:
«A través de mecanismos cognitivos, la liberación de oxitocina se basa en señales de comportamiento, y el refuerzo positivo de estos comportamientos permite conexiones más fuertes en las estructuras límbicas del cerebro que controlan las emociones y el comportamiento».
Pero el papel de la oxitocina va más allá. Según un estudio de un grupo de neurocientíficos del centro de investigación japonés RIKEN, las neuronas que segregan oxitocina en el hipotálamo activan los comportamientos paternos de los ratones macho hacia sus crías. Es decir, la oxitocina provoca que estos pasen de ser agresivos con los cachorros a cuidarlos cuando se convierten en padres.
La importancia del apego seguro con el bebé
Crear un vínculo seguro entre la madre, el otro progenitor y el bebé es clave para su desarrollo y aprendizaje. Y establecer este apego seguro con el recién nacido es casi instintivo la mayoría de las veces. ¿Por qué? Porque, normalmente, cuando un bebé llora, la mamá o el papá acude a ver si le pasa algo y calmarlo. Cogerlo en brazos y darle besos y abrazos.
¿Estás malcriando a tu bebé? ¿Será verdad que se acostumbra a los brazos? La realidad es que no se «malacostumbran» y tampoco lo estás malcriando por darle amor.
Y crear este apego seguro a ambos progenitores y no solo a la madre fomenta un desarrollo saludable en los niños, tal y como demuestran diferentes estudios. De hecho, un entorno sin apego seguro para un bebé, con una relación deficitaria de amor, empatía, escucha, contacto físico y visual, provoca que esos niños y niñas evolucionen con carencias importantes que se traducen en déficit cognitivo, problemas para expresar sus sentimientos y relacionarse con otras personas, desarrollando patrones comportamentales tóxicos.
¿Cómo aumentar la oxitocina en niños? ¿Cuáles son los efectos de la oxitocina? ¿Cómo activar la oxitocina naturalmente? ¿Qué pasa si tenemos baja oxitocina? ¿Cómo influye la oxitocina en la conducta? ¿Qué facilita el apego? ¿Cómo se logra y se activa el apego? Si quieres responder a todas estas preguntas, en la Tribu CSC cuentas con un equipo de profesionales que puede ayudarte. Entre ellos, se encuentra la terapeuta ocupacional pediátrica, Jéssica Romero, o la psicóloga infantil, logopeda y maestra, Elena Mesonero.
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