¿Qué es el parto velado?

El parto velado es aquel en el que la bolsa de líquido amniótico no se rompe y el bebé nace sumergido en ella. Al quedar intacta, el recién nacido queda envuelto en una especie de velo y por eso se le llama también «velo veneciano». Se trata de una circunstancia poco habitual, pero muy llamativa. En cualquier caso, no es perjudicial ni para el bebé ni para la madre.

Parto velado o enmantillado, ¿qué es?

El parto velado o enmantillado es un fenómeno raro porque habitualmente la bolsa que contiene el líquido amniótico se rompe durante el trabajo de parto (en el inicio, mitad o al final) o es rota para acelerar el proceso. Pero en este caso, la bolsa no se rompe y el bebé nace envuelto en ella. Suele ocurrir en partos vaginales, aunque también en cesáreas donde se respeta el ritmo del bebé para salir.

La bolsa amniótica es un saco lleno de líquido en el que el feto se desarrolla dentro de la madre. Está formada por dos membranas (el amnios y el corion) que se funden en una sola y que son prácticamente transparentes, elásticas pero resistentes. El líquido está formado en un 99% por agua y otras sustancias como sales minerales, hormonas e incluso pelo y partículas de grasa de la piel del feto.

 

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Su función es muy importante porque permite que el feto crezca sin presiones externas. También es importante para proteger de infecciones y para que el bebé pueda moverse de forma fluida. Además, sirve como entorno amortiguador frente a impactos externos. La bolsa, como digo, se suele romper en el parto o antes, aunque no siempre. En el caso del parto velado, si el bebé no la rompe, se hace de forma externa. Hay partos en los que son las propias madres las que lo hacen (y con cuidado) para que el bebé puede iniciar la respiración por sí solo.

¿Qué riesgos o beneficios tiene el parto velado?

Según la matrona de Criar Con Sentido Común, Sara Caamaño, con quien podéis resolver dudas a través de la Tribu CSC, no hay ningún riesgo. «En el entorno hospitalario no se ve tanto porque se suele romper antes y, a veces, se realiza una rotura artificial para estimular el parto», explica. Cuando se induce el parto, la rotura de la bolsa provocará que las contracciones sean más intensas lo que ayudará a que nazca el bebé. La pérdida de volumen de agua hace que el tamaño uterino se reduzca; la segregación de prostaglandinas y el hecho de que la cabeza del bebé se apoye de forma más directa en el cuello uterino abocará al nacimiento del bebé.

Sin embargo, Sara Caamaño cree que sería positivo dejar la bolsa amniótica intacta «lo máximo posible» puesto que ayuda en el proceso, ya que atenúa el dolor de la madre. La bolsa tiene dos partes, las aguas delanteras que van por delante de la cabeza del bebé; y las traseras. Las primeras van abriendo paso por el canal facilitando que el bebé vaya avanzando hacia la salida.

Lo habitual es que rompa la zona delantera cuando el cérvix está casi completamente abierto, «aunque es posible que se pueda romper incluso estando de un centímetro, aunque el cuello ha de estar abierto porque si no es imposible». La rotura artificial se realiza con una lanceta que es «como una aguja de ganchillo». La salida del fluido facilita la lubricación de la vagina y el perineo, facilitando de esta forma el movimiento del bebé si este está ya en el canal del parto. El fluido, no obstante, no es el lubricante principal.

«Para romper la bolsa de manera artificial debe estar indicado. Cuanto más se tarde mejor. La bolsa protege al bebé del riesgo de infección, sobre todo en el caso de partos donde se hacen varios tactos -algunos sin necesidad-«, indica nuestra matrona.

Lo que sí hay que tener en cuenta sobre la bolsa amniótica

Como hemos visto, el parto velado no conlleva ningún riesgo en el parto. Sin embargo, sí hay que ser cautas en cuanto al líquido amniótico porque el color puede indicar que algo no va bien. En este sentido, si se te rompe la bolsa antes de llegar al hospital tienes tener en cuenta que:

• El color transparente o ligeramente rosado (que luego se vuelve transparente): puedes estar tranquila. No hace falta que acudas inmediatamente si el bebé se mueve igual que siempre y no tienes fiebre.
• Líquido amarillo/verdoso/pardo/marrón: Hay que acudir de forma rápida al hospital, ya que la expulsión del meconio puede ser un signo de pérdida del bienestar fetal. No siempre, pero hay que vigilarlo.
• Si es rojo, sangrado abundante: hay que acudir urgentemente al hospital.

Mitos y leyendas sobre el parto velado

Sobre el parto velado han existido muchos mitos. En algunas culturas se pensaba que era una señal de suerte. Un bebé nacido en un parto velado, según esas creencias, llegaba a este mundo más protegido que el resto.

En 1953 Thomas R. Forbes, del Departamento de Anatomía e Historia de la Medicina de la Universidad de Yale, escribió un artículo sobre los mitos relacionados con el parto velado. En él, por ejemplo, explica como algunas parteras se quedaban con la bolsa por su «magia» y todas las creencias relacionadas con él. En algunos países se pensaba que guardar ese «velo» traería «fortuna y fama» a su propietario.

Forbes cuenta, por ejemplo, el caso del emperador romano Antonius Diadematus (208 d.C), llamado así porque nació de un parto velado. Supuestamente esto le traería suerte, aunque en realidad fue asesinado siendo aún joven. Luego repasa otras creencias curiosas de países como Hungría, Yugoslavia o Inglaterra. Incluso hace referencia a que en Islandia, nacer con el velo veneciano significaba que la persona tendría el poder de la clarividencia.

Y otro de los mitos más extendidos con respecto a la bolsa amniótica es el parto seco, una creencia muy popular sobre todo entre personas más mayores. Se refiere a que si la bolsa se rompe y pasa mucho tiempo, el entorno se queda sin líquido y eso hace más doloroso el parto. «El parto seco no existe. El líquido amniótico se va regenerando durante el parto y siempre hay algo de líquido», concluye Sara Caamaño.

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