4 Patrones de conducta alimentaria en los niños y niñas

Una investigación publicada en la revista Appetite, ha analizado los patrones de conducta alimentaria de los niños y niñas y los ha dividido en 4 categorías con el fin de adaptar y mejorar su alimentación.

Patrones de conducta alimentaria de los niños

La obesidad infantil en España se ha duplicado en las últimas dos décadas, pasando del 16% al 22,6%. El sobrepeso y la obesidad infantil aumentan las probabilidades de que nuestros hijos se conviertan en adultos con problemas de salud. Pero no ocurre solo en España.

Se trata de una epidemia mundial y, de hecho, más de 124 millones de niños y niñas en todo el mundo son obesos. Por ello, son muchos los estudios que tratan de saber más sobre la alimentación infantil, cómo afecta a la salud de los peques y adolescentes y, sobre todo, cómo conseguir una alimentación saludable desde la infancia.

Ahora, un nuevo estudio de la Facultad de Psicología de Universidad de Aston (Reino Unido) ha identificado diferentes patrones de conducta alimentaria en niños y niñas, dividiéndolos en 4 categorías alimentarias: 

1. Ávido.
2. Feliz.
3. Típico.
4. Quisquilloso.

Para realizar el estudio, los investigadores buscaron patrones de conducta alimentaria y cómo se asociaban estos con el temperamento, las prácticas de alimentación y con la inseguridad alimentaria, como forma de predecir qué niños tenían sobrepeso.

Según reflejó el estudio, un 44% de los niños se encuadraban en el grupo de “típicos”, mientras que los quisquillosos suponían un 16% del total; y un 17,7% lo hacían “felizmente”. Sin embargo, lo que más llamó la atención al equipo fue que 1 de cada 5 niños eran “ávidos” a la hora de comer, con un mayor disfrute de la comida, una velocidad de alimentación más rápida y una menor sensibilidad a las señales internas de saciedad.

Tanto los niños que se muestran felices a la hora de comer como los que lo hacen con avidez tienen reacciones igualmente positivas a la comida, aunque se diferencian en querer comer más en respuesta a la vista, el olfato o el sabor; además de un tener un mayor nivel de comer en exceso emocionalmente. En combinación, estos comportamientos alimentarios pueden llevar a comer más de lo necesario y el consecuente aumento de peso.

De hecho, según la investigadora principal del proyecto, la profesora Jackie Blisset, a pesar de que se sabe cómo influyen las prácticas alimentarias en el peso de los niños, los consejos actuales de salud pública son genéricos y no reflejan la variabilidad en el apetito de los niños. “Por ello, los padres y cuidadores pueden sentirse frustrados al intentar controlar la ingesta de alimentos de sus hijos”, asegura.

Diferencias en la alimentación según el temperamento de los peques

Pero el estudio no solo se queda en agrupar a los peques en categorías alimentarias, sino que, además, descubrió que existen patrones de comportamiento marcados con diferencias significativas en el temperamento de los niños y niñas. y las prácticas de alimentación de los cuidadores entre cada uno de los 4 grupos.

Así, los niños con avidez por comer tienen más probabilidades de ser activos e impulsivos y es probable que sus cuidadores les den alimentos para regular sus emociones o les restrinjan otros por motivos de salud. Estos niños tenían menos seguridad alimentaria que los niños que mostraban conductas alimentarias felices o típicas.

Y aunque puede resultar curioso, lo cierto es que el estudio puede ayudar a identificar las mejores prácticas de alimentación para cada patrón de alimentación, proporcionando consejos personalizados y eficaces para los progenitores.

Así, según explica la doctora Abigail Pickard de la Universidad de Aston, los padres y madres pueden utilizar esta investigación para comprender qué tipo de patrón alimentario presenta su hijo o hija. Luego, basándose en el perfil alimentario del niño, pueden adaptar sus estrategias de alimentación a cada peque.

“Por ejemplo, los niños con avidez por comer pueden beneficiarse más de una restricción encubierta de alimentos, es decir, no llevar bocadillos a casa o no tener alimentos a la vista, para reducir la tentación de comer alimentos en ausencia de hambre.

Mientras que, si un niño muestra un comportamiento quisquilloso al comer, sería más beneficioso. Es más beneficioso para el niño tener una selección equilibrada y variada de alimentos a la vista para promover que pruebe alimentos sin presión para comer”.

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