Incluso si los niños han crecido y superado la adversidad infantil, el trauma en edades tempranas hace que corran un mayor riesgo de pérdida de dientes en la edad adulta, según investigadores de la Universidad…
¿Cómo afecta psicológicamente la muerte de un padre? Cuando un niño pierde a un padre, una madre o a un cuidador a una edad temprana, su sistema inmunológico sufre más tarde en la vida, según una investigación de la Universidad de Michigan.
Un grupo de investigadores dirigido por Grace Noppert, epidemióloga social del Centro de Investigación de Encuestas del Instituto de Investigación Social de la UM, descubrió que si los progenitores o cuidadores de un niño menor de 16 años morían o estaban separados por un período de más de 6 meses, la función inmunológica del niño se veía afectada negativamente en la vejez. Sus hallazgos se publican en ‘PLOS One’.
El trauma de una pérdida afecta a nuestro sistema inmunológico de por vida
Para determinar el impacto en la salud inmunológica, los investigadores examinaron un virus llamado citomegalovirus. Parte de la familia del herpesvirus, el CMV es un virus que afecta aproximadamente al 80% de las personas que viven en Europa y América del Norte y al 100% de las personas que viven en Asia o África, según los Institutos Nacionales de Salud. También es un virus que cuenta la historia sobre cómo funciona el sistema inmunológico de una persona.
«Lo interesante de este virus es cómo tu cuerpo lo enfrenta. Tu cuerpo no lo elimina, pero se reactiva a lo largo de la vida cuando experimentas estrés u otras circunstancias que sobrecargan el cuerpo, como la desnutrición. El trauma probablemente lo reactive«, explica Noppert.
De esta forma, «cada vez que se reactiva, obliga a su sistema inmunológico a gastar todos estos recursos para tratar de llevarlo a un estado latente», explica la especialista, que incide en que «es costoso para el sistema inmunitario» y que cuando una persona presenta «altos niveles de anticuerpos contra el CMV, eso nos dice que tu sistema inmunitario ya no está lidiando bien con ese virus».
Las consecuencias de perder a un progenitor a edad temprana pueden pasar factura incluso más de 50 años después
Para el estudio, los investigadores utilizaron datos de casi 6.000 personas, extraídos del Estudio de salud y jubilación. La HRS es una encuesta longitudinal representativa a nivel nacional en curso de adultos estadounidenses que comenzó en 1992 e incluye a más de 20.000 personas mayores de 50 años. Cada 2 años se agregan cohortes a la encuesta y también se realizan encuestas de seguimiento cada 2 años.
En 2016, el HRS lanzó un nuevo subestudio biológico, el ‘Estudio de sangre venosa’. A partir de él, el equipo de investigación pudo medir 4 indicadores de la función inmunológica en la vejez, después de los 65 años:
- La proteína C reactiva.
- La interleucina-6.
- El factor de necrosis tumoral soluble.
- La inmunoglobulina G contra el CMV.
Los investigadores encontraron asociaciones consistentes entre los participantes que experimentaron la pérdida y separación de los padres o cuidadores y una función inmunológica deficiente en todos los subgrupos de raza y etnia. Pero a los grupos minoritarios racializados les fue peor que a los blancos. Así pues, experimentar la pérdida y separación de los padres, y tener una función inmunológica deficiente «no es equitativo en absoluto», confirma Noppert.
Los menores racializados son más vulnerables a la pérdida de los padres y a su impacto inmunológico
Los investigadores encontraron que las personas negras no hispanas que experimentaron la pérdida del cuidador o de los padres antes de los 16 años tenían un aumento del 26% en los anticuerpos IgG contra el CMV en la vejez, frente al aumento del 3% de las personas blancas no hispanas.
«Uno de nuestros principales hallazgos fue que las poblaciones minoritarias racializadas, en particular las poblaciones negras no hispanas y los hispanos, tenían una prevalencia mucho mayor de muerte o pérdida de los padres y tenían una función inmunológica peor» –explica la especialista– «Los niños en estas poblaciones tienen más probabilidades de experimentar la pérdida de los padres en primer lugar y luego tienen que tener todas las consecuencias a largo plazo asociadas con eso. Esta es solo una de las formas en que continuamos perpetuando las desigualdades en salud«.
Estos resultados fueron controlados por edad, género y educación de los padres. La asociación también se mantuvo cuando los investigadores controlaron otros indicadores de salud.
La separación de un progenitor afecta de la misma manera que su fallecimiento
«La pérdida de un padre o la separación de un padre podría estar asociado con peores resultados educativos, poca riqueza cuando se es adulto, peores conductas de salud, como fumar y otras afecciones crónicas« –dijo Noppert– «Así que pusimos todo eso en un modelo solo para ver si podíamos eliminar los efectos que estábamos viendo. Pero aun así vimos una asociación duradera entre la pérdida o separación de un padre antes de los 16 años y este indicador de citomegalovirus«.
Noppert explica que su equipo ha estado considerando esta investigación a la luz de la pandemia de COVID. A nivel internacional, alrededor de 10,5 millones de menores han experimentado la orfandad asociada con COVID o la muerte del cuidador. «Esta estimación actual es hasta el otoño de 2021, por lo que será una subestimación», detalla. «Y ni siquiera está considerando a todos los niños que han perdido a abuelos, tías, tíos y vecinos y personas que realmente los cuidan, y cuya pérdida sería traumática».
Noppert concluye que los efectos dominó del COVID pueden alterar la salud de la población durante décadas.
«Este trabajo nos dice algo sobre lo que nos espera de la COVID. No sabemos lo que vendrá en términos de salud de la población, y este trabajo comienza a pintar ese panorama un poco» –detalla– «Estas pérdidas no son equitativas. Las pérdidas de COVID tampoco son equitativas. Y creo que debemos prestar atención a cómo cuidamos a los niños y cómo pensamos en las otras consecuencias de COVID además de la cantidad de casos y el número de muertes por COVID».
Si necesitas asesoramiento profesional sobre cómo ayudar a superar la muerte de un padre en la infancia o información sobre cómo paliar las secuelas de la muerte de una madre en la niñez, en la Tribu CSC puedes consultar online a nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil y crianza respetuosa. Entre ellos/as se encuentra la pediatra Gloria Colli y las psicólogas Mamen Bueno y Elena Mesonero.
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