Por qué es bueno que tus hijos se equivoquen (y no debemos hacerles sentir mal por ello)

La presión social fomenta la competitividad y castiga o ridiculiza las equivocaciones, entendidas como muestra de debilidad o escasa valía

Escuchamos continuamente que los errores forman parte del aprendizaje, que no pasa nada por equivocarse, que quien tiene boca se equivoca… pero, a la hora de la verdad, nos encontramos con muchos niños y niñas (personas adultas también) que llevan verdaderamente mal la gestión de sus propias equivocaciones. Hoy veremos las razones por las que debes dejar que tu hijo se equivoque.

El miedo al equivocarse: Por qué es importante dejar tu hijo se equivoque

Hay quien directamente niega haber cometido un error aunque sea evidente que ha sido así, hay quien se empeña en justificarse en base a las circunstancias externas que han dado lugar al error sin asumir su parte de responsabilidad, hay quien se mortifica y se atormenta por cada equivocación cometida y hay quien se pone a la defensiva y se dedica a señalar los errores ajenos como en una huida para escapar de las propias equivocaciones.

Sí, desde un punto de vista teórico, tenemos claro que los errores forman parte del aprendizaje y de la vida misma, ¿por qué tantas personas sufren y lo pasan mal cuando se equivocan? ¿Por qué hemos desarrollado tantas estrategias defensivas para evitar afrontar con naturalidad y responsabilidad nuestras equivocaciones?

Por qué es bueno que tu hijo se equivoque

Porque, tal y como vemos a diario en la Tribu CSC, donde las familias nos apoyamos mutuamente en los retos de la crianza, una cosa es la teoría y otra muy distinta, la práctica. Pensemos, por un momento, en los mensajes que recibíamos durante nuestra infancia cuando nos equivocábamos. Ese momento en el que se nos caía algo y se rompía, cuando estábamos haciendo deberes y nos equivocábamos en una cuenta, cuando suspendíamos un examen o cuando te caías de la bici.

¿Qué tipo de mensajes escuchábamos en el momento en el que cometíamos un error? Tal vez fuera algo parecido a “¡Chiquillo! Si es que vas como loco, no tienes cuidado. ¡Qué desastre!”. O tal vez algo como “Vamos a ver, ¿es que no te enteras? ¡Si te lo he explicado ya mil veces!”. Puede que escucháramos frases del tipo “¿Lo ves? Te dije que tenías que estudiar más, pues ahora te quedas sin salir el fin de semana”. O quizás algo similar a “Si es que estoy harta/o de decírtelo, yo sabía que hasta que no te cayeras no ibas a parar”.

Desde luego no era frecuente escuchar en esos momentos mensajes de apoyo y aliento sino más bien todo lo contrario, de juicio y crítica, cuando no directamente de castigo o humillación.

 

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¿Por qué es bueno que tu hijo se equivoque?

Fundamentalmente porque es absolutamente inevitable. Nadie aprende a montar en bici sin caerse nunca ni a sumar sin equivocarse en algún cálculo. Los errores forman parte de cualquier proceso de aprendizaje, por lo tanto, equivocarse se van a equivocar. Lo que deberíamos plantearnos es cómo reaccionamos nosotros/as ante los errores de nuestras hijas e hijos y ante nuestros propios errores, para analizar qué tipo de mensaje les estamos transmitiendo al respecto.

Se me ocurren al menos 5 razones por las que debes dejar que tu hijo se equivoque (y no criticarle ni rescatarle de sus propios errores):

Sin error no hay aprendizaje

Cuando intentamos evitar que se equivoquen, ya sea haciendo de más por ellos para evitar esos errores o penalizando sus equivocaciones para que eviten cometerlas, estamos robándoles la oportunidad de aprender.

Por qué es bueno que tu hijo se equivoque

Asumir los propios errores es una forma maravillosa de desarrollar el sentido de la responsabilidad

Tenemos una tendencia muy grande a buscar culpables y la culpa es una sensación que nos lastra en la mayoría de las ocasiones. Sin embargo, asumir los propios errores y hacernos cargo de solventar las consecuencias sin necesidad de fustigarnos con la culpa es una forma estupenda de fomentar la responsabilidad.

Afrontar los errores centrándonos en la búsqueda de soluciones aumenta la creatividad y la capacidad resolutiva de nuestras hijas e hijos

Si cuando surge un problema o alguien comete un error en lugar de centrarnos en buscar culpables y analizar lo que ha sucedido de forma pormenorizada pasamos directamente a centrarnos en la búsqueda de soluciones, además de evitar el malestar de la culpabilidad, estaremos favoreciendo que desarrollen la creatividad y se conviertan en personas resolutivas.

Cuando enseñamos a nuestros hijos e hijas a enfrentar sus errores y hacerse cargo también estamos fomentando la resiliencia

Los castigos y las regañinas suelen provocar conductas evasivas. Si no me pillan, mejor. Pero para sobreponernos de los errores y aprender de ellos, aprovechando nuestras equivocaciones para crecer y hacernos más fuertes, es imprescindible asumir que los errores existen, que los vamos a cometer porque la perfección no existe y que lo importante es aceptarlos y hacernos cargo de repararlos en la medida de lo posible.

Aceptar que los errores son naturales y evitar el exceso de culpa va a favorecer el desarrollo de su autoestima

Todos los mensajes que hemos visto antes que solíamos recibir (y se suelen seguir usando) cuando cometíamos errores durante nuestra infancia nos transmiten la idea de que somos insuficientes. Si fuéramos personas válidas no cometeríamos errores. Y eso tiene efectos evidentes y nocivos sobre cualquier autoestima. Aceptar con naturalidad los errores propios y ajenos va a contribuir al desarrollo de una autoestima sana.

¿Cómo trabajar el miedo a equivocarse en niños?

Si nuestros hijos y nuestras hijas ya muestran dificultad para aceptar sus propios errores, es probable que esta visión de los errores como signos de debilidad que deben ser castigados y/u ocultados ya haya hecho mella en ellos/as. Aunque nosotros/as gestionemos con absoluta naturalidad y compasión todos y cada uno de sus errores y los nuestros propios (lo cual es bastante improbable porque tenemos esa influencia cultural), la presión social que fomenta la competitividad y castiga o ridiculiza las equivocaciones les va a acabar llegando, tarde o temprano.

Además, no solo es importante dejar que tu hijo se equivoque. Cuanto antes asumamos que nosotras/os también vamos a equivocarnos en este sentido y tratemos de esquivar al monstruo negro de la culpa para hacernos cargo de nuestra parte de responsabilidad e intentar compensar con otro tipo de mensajes que les sirvan de aliento para aprender de sus errores y hacerse cargo de ellos, mejor.

Por qué es bueno que tu hijo se equivoque

El miedo a equivocarnos puede llegar a bloquearnos y paralizarnos perdiéndonos la oportunidad de disfrutar de muchas experiencias enriquecedoras. Si este es el caso, podemos ofrecer a los/as peques la posibilidad de intentar hacer las tareas desglosadas en pequeños pasos para que sientan mayor posibilidad de éxito. También podemos ayudarles a visualizar qué es lo peor que puede pasar si lo intentan; a veces, el miedo es mayor porque no somos capaces de ver las opciones. Cuando comprobamos que el peor de los casos no es para tanto suele ser más fácil atreverse.

En cualquier caso, no solo es importante cómo gestionamos sus errores, si les decimos que tienen derecho a equivocarse y que no pasa nada, pero después ven que nosotras/os nos torturamos cada vez que nos equivocamos en algo, el ejemplo tiene siempre mucho más peso y más poder que las palabras.

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