Todos niños pequeños desobedecen. Y a veces esto puede resultar frustrante. ¿Por qué lo hacen? Por curiosidad, instinto, naturaleza, falta de memoria o madurez, porque no nos entienden... Las causas por las que los niños…
¿Te suena la imagen de tu peque intentando meter los dedos en el enchufe, trepando por el sofá o llevándose todo a la boca, aunque tú le digas mil veces que “eso no se hace”?
Hoy vengo a hablar de un concepto muy interesante que se estudia en la pedagogía Montessori: las tendencias humanas. ¡Quédate a leerlo porque vas a entender muchas de las «trastadas» que hace tu peque!
Los seres vivos tenemos una serie de necesidades físicas: alimento, abrigo, refugio, protección/defensa, etc. Pero además de las necesidades básicas comunes a todos los seres vivos, los seres humanos además tenemos unas necesidades espirituales (no relacionadas con la supervivencia sino con la búsqueda del significado de nuestra existencia).
Las necesidades espirituales de los niños
Seguro que te suena haber estudiado la pirámide de necesidades humanas que propuso el psicólogo Abraham Maslow, ¿verdad? Gracias a esta teoría entendemos que, conforme se satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior de la pirámide), los seres humanos desarrollamos necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide).
Estos son algunos ejemplos de las necesidades de cada escalón de la jerarquía:
- Fisiológicas: respirar, comer, dormir…
- De seguridad: física (refugio o vivienda), de salud, de recursos, de protección, etc.
- Sociales: amor, amistad, participación en un grupo, inclusión social.
- De estima: confianza, respeto, autoconocimiento…
- Autorrealización: creatividad, espontaneidad, resolución de problemas, etc.
Las tendencias como medio de satisfacción de las necesidades
Pues bien, las tendencias humanas son las que nos guían para ayudarnos a satisfacer esas necesidades espirituales. Son impulsos que mueven al ser humano a realizar una serie de acciones de manera espontánea e inconsciente.
Las tendencias humanas han facilitado nuestra supervivencia a lo largo de la historia evolutiva y tienen estas características:
- Son comunes a todos los seres humanos, independientemente de su sexo, raza, cultura o época en la que vivan.
- Se manifiestan durante toda nuestra vida, pero de diferente manera en cada plano del desarrollo (0-6 años, 6-12, 12-18, 18-24, etc.)
Por ejemplo, si un niño (o un adulto) se encuentra con un manantial emanando agua en mitad del campo siente la necesidad de probarla, ¿verdad?
María Montessori habló mucho de las tendencias humanas, pero nunca detalló un número exacto de ellas. En 1956 su hijo Mario dio una conferencia en Holanda acerca de las tendencias, que después fue publicada en forma de folleto por AMI (la Asociación Montessori Internacional) con el título The Human Tendencies and Montessori Education.
Es muy importante conocer la existencia de estos impulsos que nos arrastran a hacer determinadas cosas y saber que no son malos en absoluto. Significan que estamos vivos y tenemos un inmenso deseo de conocer el mundo y disfrutar de lo que hacemos (un deseo que es mucho más fuerte en los niños, que mantienen viva esa llama y no se les ha apagado como a algunos adultos).
Por tanto, cuanto mejor entendamos la importancia de las tendencias, más capaces seremos de comprender ciertos comportamientos de nuestros niños, y maravillarnos sólo con observarles.
Aquí te muestro algunos ejemplos:
- Tendencias relacionadas con la exploración: refinamiento de los sentidos, movimiento, orden y orientación.
- Tendencias relacionadas con el trabajo: autoperfeccionamiento, manipulación, repetición y trabajo.
- Tendencias relacionadas con el funcionamiento de nuestra mente: abstracción, imaginación, conceptualización.
- Tendencias relacionadas con la orientación grupal: comunicación, sentido de pertenencia y significado (ya hablamos del sentido de pertenencia en este otro post).
- Tendencias relacionadas con las necesidades espirituales: arte, música, religión, etc.
Así pues, la próxima vez que veas a tu peque intentando meter sus pequeños dedos en un enchufe o en su nariz, llevarse todo a la boca, lanzar comida al suelo desde la trona o tocar cosas de forma incansable (aunque le hayamos explicado que no se puede o que son frágiles) podrás reflexionar sobre la tendencia humana de la exploración. ¡En realidad son pequeños científicos!
No le riñas, ¡solo hace lo que tiene que hacer!
Mi propuesta es que en lugar de enfadarte y gritar; respires hondo unos segundos, empatices y conectes, bajes a su altura y, con cariño, le expliques los límites de forma positiva y respetuosa (sobre todo los relacionados a su seguridad que son los más importantes), pero sobre todo comprendas que no lo hace por fastidiarte, que se trata casi de una necesidad de su propia naturaleza hasta que vaya comprendiendo cómo funciona el mundo.
¿Y si le preparas en casa una cesta de los tesoros? Puedes hacerlo de manera muy sencilla y de este modo podrá satisfacer esa necesidad de tocar objetos de diferentes texturas y refinar sus sentidos a través de la manipulación y las experiencias sensoriales. ¿Lo haces y nos cuentas?
Tener siempre en mente los periodos sensibles y las tendencias humanas es muy importante para poder entender el desarrollo de nuestros peques, y modelar también nuestras respuestas ante determinadas situaciones que, de no entenderlas, nos podrían dejar agotados en nuestra labor de padres.
La crianza no tiene por qué ser una batalla continua, en nuestra mano está que sea algo bonito que disfrutemos enormemente y que nos haga compartir cada día de la preciosa forma de mirar el mundo que tienen nuestros niños.
Eduquemos en el asombro.
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