¿Pero qué le ha pasado a mi bebé? ¡Si era un simple resfriado y ahora respira que parece una locomotora y se le escucha la respiración desde la puerta! Pues casi con toda probabilidad, será…
La pronación dolorosa es una lesión leve pero frecuente en niños pequeños que se produce al dar un tirón más o menos fuerte del brazo de estos. Ese golpe seco provoca una subluxación o dislocación parcial de la cabeza del radio.
El radio es uno de los tres huesos que se unen la articulación del codo. Ese extremo superior se sale parcialmente de su sitio. Aunque es una lesión leve, el codo de niñera suele ser un caso muy habitual en las urgencias traumatológicas.
Suele afectar a niños de entre uno y cuatro años (más niñas que niños), es decir, en la edad preescolar. Por eso, también se conoce como el codo de niñera. Curiosamente suele implicar más al brazo izquierdo, lo que indica una mayoría de personas cuidadoras diestras.
¿Cómo se produce la pronación dolorosa?
Se suele producir sin que haya mediado un golpe o una caída. Lo más habitual es que se produzca cuando se tira de forma brusca y con fuerza del brazo del menor. Ese tirón hace que el radio se desplace y el ligamento que lo rodea queda atrapado entre los huesos del codo. De este modo la articulación se queda bloqueada.
Lo cierto es que es una lesión bastante común que se puede producir cuando tiramos de ellos porque no quieren caminar, al ayudarles a subir un escalón o incluso cuando tropiezan y los agarramos para evitar que caigan al suelo. También puede ocurrir cuando tiramos para que se balanceen.
Afecta principalmente a los niños más pequeños porque los ligamentos del codo suelen ser más elásticos provocando que sea más fácil la salida de la cabeza del radio fuera del ligamento que lo sostiene. Y aunque se puede producir por una caída o una torcedura, lo más habitual es que se produzca por un tirón.
De hecho, para evitar la pronación dolorosa se recomienda precisamente no dar tirones a los peques. Si es necesario auparlos o ayudarlos a subir, hacerlo agarrándoles por debajo de las axilas o por la cintura.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas de la pronación dolorosa o codo de niñera implican que el menor no mueva el brazo afectado y lo mantenga pegado al cuerpo, algo flexionado. Incluso se puede ayudar del otro brazo para sujetarlo. El antebrazo queda con la palma de la mano girada hacia adentro y atrás (pronación).
Al principio sentirá dolor agudo y es posible que llore, incluso que lo haga de manera persistente (aunque esto depende de cada niño). Es posible que sienta cierta ansiedad e incluso rechace jugar o que le toquen el brazo. Pero la pronación dolorosa no suele presentar ninguna señal típica de un traumatismo, como una zona enrojecida o algún moratón.
Una fractura de codo, por su parte, tiene síntomas diferentes y es más grave: dolor, inflamación, deformidad y la extremidad no puede moverse. Estos síntomas serán más importantes según el desplazamiento de la fractura; aunque si no hay desplazamiento, los signos pueden ser mínimos. El diagnóstico de una fractura se confirma con una prueba radiológica. Algunas fracturas de codo necesitan intervención quirúrgica.
¿Cómo se trata una pronación dolorosa?
Si observamos algunas de las señales que nos hagan sospechar de que el peque ha podido sufrir una pronación dolorosa, lo recomendable es acudir a urgencias. Y es que, aunque no se trate de una situación grave, sí se necesita la realización de maniobras para recolocar el ligamento y desbloquear la articulación.
Son sencillas y rápidas pero ha de hacerlas un profesional sanitario. Por lo general, no será necesario realizar ninguna prueba diagnóstica, como una radiografía. Según la Asociación de Pediatría de Atención Primaria, existen dos técnicas: la pronación forzada y la maniobra de supinación y flexión.
La primera es la recomendada por ser «más eficaz y menos dolorosa». En ambos casos el profesional sujeta el codo con la mano no dominante, colocando el pulgar sobre la cabeza del radio.
«En la ‘pronación forzada’, se rota internamente el antebrazo, al tiempo que se extiende o flexiona el codo y se ejerce una presión suave sobre la cabeza del radio. En la ‘supinación y flexión’, se rota externamente el antebrazo y se tracciona ligeramente de él, para a continuación flexionar el codo mientras se ejerce una presión suave sobre la cabeza del radio. Se ha de procurar que la supinación y la flexión sean completas».
Es posible que escuchemos una especie de «clic». En algunos casos, cuando hay dolor, puede administrarse ibuprofeno o paracetamol para aliviarlo (siempre que así lo indique el facultativo).
¿Puede tener secuelas para el peque?
En el 96% de los casos el menor recupera la movilidad del brazo, tal y como indica un artículo de la Revista Hygia del Colegio de Enfermería de Sevilla. De hecho, una vez recuperada la movilidad, el dolor se alivia. No obstante, es posible que persista alguna molestia pero esta desaparecerá en pocos minutos. Si pasadas 12 horas tras la maniobra, no se reduce la pronación dolorosa, puede ser necesario que se inmovilice el brazo.
La pronación dolorosa o codo de niñera no suele tener complicaciones aunque, según la Asociación Española de Pediatría, los niños que la han sufrido pueden tener cierta tendencia a que se repita. Es necesario, pues, tomar precauciones y evitar movimientos bruscos en las extremidades superiores.
Algunos profesionales, no obstante, recomiendan enseñar a los padres a realizar la maniobra en los casos recurrentes. No obstante, para esos casos también se debería acudir a urgencias si no funciona el primer intento. En la Tribu CSC podrás resolver cualquier duda sobre salud infantil en consulta online con nuestros profesionales.
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