Vivimos en una sociedad en la que el aspecto físico sigue marcando demasiado. Se han establecido unos cánones de belleza por la publicidad, las redes sociales o la relación entre nosotros, que hacen que parezca…
«Maríaaaa, Maríaaaaa, Maríaaaaaaaaa… Es que le digo las cosas ochenta veces y como quien oye llover. No me hace caso. Parece que no me escucha cuando le hablo». Esta situación u otras similares se repiten un día tras otro en multitud de hogares. Uno de los pilares de la convivencia es la comunicación y, sin embargo, en muchas familias falla. ¿Qué es lo que pasa? ¿Cómo hacer para que tus hijos te escuchen?
¿Por qué mi hijo no me presta atención cuando le hablo?
¿Cómo hacer para que tus hijos te escuchen? Porque la mayoría de las veces, lo que sucede no es que parezca que no están escuchando, es que verdaderamente no están escuchando. A ver, oírte te oyen. Los sonidos los perciben. Pero escuchar implica prestar atención a lo que se oye. Y eso no lo están haciendo.
La capacidad de atención, durante la primera infancia, es limitada; la atención se dispersa con gran facilidad. ¿Por qué? Pues porque están descubriendo el mundo y hay muchísimos estímulos a su alrededor que les atraen con una intensidad que a nosotros/as nos es ajena.
Todo esto en condiciones normales. Respondiendo a estímulos naturales como los sonidos de la calle o de la naturaleza, con los colores y olores de la casa, con las texturas y los sabores de la comida… Si, además, introducimos a edades tempranas estímulos artificiales como las pantallas, además de ser perjudiciales a tan corta edad, estamos prácticamente dinamitando cualquier posibilidad de comunicación fluida mientras se encuentren absortos/as ante tal derroche de estímulos.
¿Cómo hacer para que tus hijos te escuchen?
¿Qué podemos hacer, entonces, para que nuestros hijos e hijas nos escuchen? Veamos algunas claves que pueden ayudar a mejorar la comunicación y solventar este problema de falta de atención selectiva:
Acércate
A menudo, tenemos la costumbre de llamar a nuestros hijos o incluso darles instrucciones sobre lo que queremos que hagan desde lejos; incluso desde otra habitación. Las personas adultas, normalmente, podemos aislarnos de los estímulos cercanos para atender a una llamada a distancia. Sin embargo, para niñas y niños, es prácticamente misión imposible.
Elimina distracciones
Si la distancia supone un obstáculo, el exceso de estímulos acaparando su atención, igual o más. Asegúrate de pausar la tele si la está viendo, o apagar la música, o retirar momentáneamente los juguetes… Si apagamos el resto de estímulos, será más sencillo que nuestro mensaje les llegue.
Ponte a su altura
Sí, físicamente, agáchate. No es fácil conectar con alguien que te habla desde las alturas. Si nos ponemos a su altura, cara a cara, será más fácil establecer la comunicación y conseguir captar su atención.
¿Cómo hacer para que tus hijos te escuchen?: Asegúrate de captar su atención
Porque esto es lo más importante de todo. Establece contacto visual y asegúrate de que te está prestando atención. Solo entonces podrás transmitirle tu mensaje con alguna posibilidad de éxito. Lanzar un mensaje a un niño que no está prestándote atención es como enviar un email a la dirección equivocada. El mensaje se quedará en el limbo y no llegará nunca a su destinatario.
Utiliza mensajes claros y breves
También es importante asegurarnos de usar un vocabulario adecuado a su edad y dar instrucciones claras y sencillas sobre lo que esperamos. Durante la primera infancia, antes de los tres años, por ejemplo, a menudo, más de 10 palabras son demasiadas.
Usa un tono de voz suave
Los gritos no es que sean malos per se; es que tienen una función. Gritamos cuando nos asustamos, nos hacemos daño o estamos en peligro. Si mamá o papá gritan o usan un tono de voz muy elevado, sus mecanismos de defensa se ponen en marcha. Se sienten en peligro y desconectan del mensaje. La supervivencia tiene prioridad sobre cualquier otra cuestión. Así que usar un tono de voz suave y calmado es fundamental para conseguir una comunicación efectiva.
Utiliza mensajes positivos
Es muy frecuente que nos pasemos el día diciéndoles a las niñas y niños lo que no queremos que hagan. No corras, no grites, no le pegues a tu hermano, no digas palabras feas… Pero, ¿qué es lo que esperamos que hagan? Si en lugar de recriminarles las conductas que nos parecen inapropiadas nos centramos en decirles lo que sí pueden hacer, será mucho más fácil que sigan las instrucciones.
Camina despacio, hablamos bajito, nos tratamos bien, decimos palabras bonitas… Si vamos a dar instrucciones, mejor centrarnos en los síes que en los noes.
Pide feedback para asegurarte de que está entendiendo el mensaje
A menudo, la lógica privada juega al teléfono roto con nosotros/as y, lo que para ti puede ser una obviedad, para tu hija/o puede tener un significado radicalmente opuesto. Hacer algunas preguntas para asegurarnos de cómo les ha llegado el mensaje que queríamos transmitirles puede ahorrarnos algunas confusiones y regalarnos algunas anécdotas divertidas.
¿Cómo hacer para que tus hijos te escuchen?: Evita los sermones
Cuando entramos en bucle y repetimos reproches y frases vacías de sentido les estamos invitando a desconectar. También nos pasa a las personas adultas. Cuando alguien nos suelta una retahíla para decirnos lo mal que estamos haciendo algo, ponemos la mente en blanco y esperamos a que acabe el chaparrón. ¿Qué nos hace pensar que con nuestras hijas e hijos va a ser diferente?
Aún así, aunque sigamos todas estas pautas y logremos conseguir una comunicación efectiva, el hecho de que el mensaje llegue correctamente a la personita a la que estaba destinado, no implica que vayan a obedecer a pies juntillas y a cumplir instrucciones como robots. Sobre este tema y muchos otros relacionados con la crianza hablamos a menudo en la Tribu CSC.
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