Las rabietas son uno de los retos más temidos de la crianza. No es casualidad que tengamos varias entradas en este blog dedicadas a ellas. En la Tribu CSC son muchas las consultas que recibimos…
Las rabietas forman parte del desarrollo normal del niño. Pero cuando estas ocurren en público, sentimos las miradas del resto de la gente sobre nosotros. ¿Cómo gestionar las rabietas en público sin temor al qué dirán?
¿Qué hacer en caso de una rabieta?
La llegada de las rabietas es, quizás, uno de los momentos más temidos de los padres y madres. Y si estas ocurren en público mucho más, cuando no solo sentimos las miradas de los extraños, sino también comentarios de todo tipo en el que juzgan nuestra forma de actuar como adultos. Sin embargo, es muy común que los peques tengan rabietas en público.
Los peques no tienen herramientas para regularse y controlar sus emociones y forma parte de la labor como padres y madres acompañarles. Todos los niños tienen rabietas. Por supuesto no todos con la misma frecuencia o intensidad, pero todos pasan por esta etapa.
¿Cuándo dejan de ser normales las rabietas? Lo habitual es que aparezcan sobre los 2 años y duren hasta los 4 años, aunque cada peque es diferente. En este periodo, la frustración y la rabia pueden explotar en cualquier momento poniendo a prueba nuestro propio control emocional.
¿Qué tipo de berrinches existen? Tantos como niños. Y no implica que nos estén manipulando para conseguir lo que quieren: todos hemos visto a un niño llorar en el supermercado porque el adulto que lo acompañaba le ha dicho que no le iba a comprar lo que quería. Simplemente, es una pérdida de control de las emociones y, en el momento en el que la viven, es imposible que tracen un plan para manipularnos y conseguir lo que quieren.
El primer paso para gestionarlas de forma respetuosa, según la docente, psicóloga y logopeda infantil Elena Mesonero, a quien podéis consultar online en la Tribu CSC es «ser conscientes cuando salimos de casa que entra dentro de lo posible que nuestro peque tenga una rabieta y tener claro cómo vamos a actuar si ocurre«. Y es que, según la experta, «muchas veces la rabieta se alarga porque no hay una pauta de actuación clara».
¿Qué es una rabieta y por qué se produce?
Antes de averiguar cómo gestionar las rabietas en público, es clave saber qué es una rabieta y por qué se produce. No es más que una expresión intensa de enfado o frustración que manifiesta un niño ante una situación que considera adversa.
¿El motivo? El cerebro de los niños está en construcción. La corteza prefontal (donde se desarrollan las habilidades complejas como el pensamiento abstracto) nos permite filtrar las emociones para adaptarnos a la situación y tener un comportamiento social adecuado. Pero en los niños esta parte aún no está formada y, por tanto, viven las emociones sin filtros.
Y sí, aunque formen parte del desarrollo del peque, se pueden prevenir algunas veces. Si sabemos que hay situaciones en las que nuestro hijo acaba desbordado desembocando en una rabieta, podemos tratar de evitar esa situación.
Si ya ha llegado, debemos conectar emocionalmente con él, acompañarlo, ponernos a su altura y decirle que estamos ahí para ayudarlo, dialogar, validar sus emociones ayudándole a ponerle nombre a lo que está sintiendo y explicándole que tiene derecho a sentirse así.
Y cuando ya sabemos todo esto, ¿cómo gestionar rabietas en público sin miedo al qué dirán?
¿Cómo lidiar con los berrinches en público?
Rabietas en público: Lo más importante es tu hijo/a
Cuando nuestro/a peque tiene una rabieta, debemos centrarnos en nuestro hijo y no en el qué dirán. Es lo más importante en ese momento y debemos olvidarnos de todo (y todos) lo que nos rodea. Solo así, alejados de las miradas indiscretas y de los comentarios fuera de lugar, podremos centrarnos en nuestro hijo y saber qué necesita para poder acompañarlo de forma respetuosa. Céntrate en tu peque y no en la vergüenza o en lo que pensará la gente de vosotros.
¿Qué ocurre si actuamos pensando en la gente que nos rodea? En este caso, lo más probable es que nuestra prioridad sea callar a nuestra hija a toda costa y cuanto antes «para que no moleste al resto» y, de paso, no sentirnos juzgados.
Y lo que es peor, podríamos acabar regañándolo o recurriendo a castigos y amenazas, chantajes para conseguir su silencio, o anular y ridiculizar sus emociones en lugar de validarlas. Tampoco debemos ceder a la rabieta y darle lo que pide para conseguir que se calle.
Mantén la calma
Es cierto que, en ocasiones, es difícil mantener la calma ante una rabieta, mucho más si esta se produce a la vista de todos. Pero es importante mantener la calma. Si reaccionamos con gritos, nuestro hijo/a entenderá que esta es la reacción normal cuando no conseguimos lo que queremos o nos sentimos frustrados o enfadados.
Fuera culpas ante las rabietas en público
Como decíamos, las rabietas forman parte del desarrollo normal de los niños. Pero eso no significa que necesariamente, cuando llegan, nos sintamos desbordados y muchas veces sin herramientas (o fuerzas) para acompañarlas.
Por ello, es importante eliminar la palabra «culpa». Nuestro hijo no es culpable de que la gente nos juzgue por sus rabietas. Pero tampoco debemos culparnos a nosotros/as mismos/as por sentirnos desbordados por no saber gestionar la rabieta de nuestro peque de forma respetuosa.
En lugar de eso, podemos plantearnos aprender en el futuro, leer o pedir ayuda a expertos en Disciplina Positiva que nos ayuden a ello. En la Tribu CSC cuentas con un equipo de profesionales que responden cualquier duda online siempre que lo necesites. Entre ellos, se encuentra la psicóloga infantil, logopeda y docente Elena Mesonero.
Podéis descargar gratis la app de Criar con Sentido Común tanto para plataformas Apple como para plataformas Android, y tenéis una semana gratis para probar todas las ventajas de la membresía a la Tribu, y consultar a nuestros/as especialistas.
Si lo necesitas, apártate
No es huir, es, simplemente, buscar tu propia calma y tranquilidad para hacer frente de forma respetuosa a la rabieta de tu peque. Es lo que la Disciplina Positiva denomina «tiempo fuera positivo» para no actuar desde la emoción, sino de forma sosegada.
Es cierto que hay padres y madres a los que no les molesta lo más mínimo que su peque acabe en el suelo llorando y dando patadas mientras todas las personas alrededor miran la escena. Pero otros sí pueden acabar perdiendo los nervios ante la actitud de su hijo y, sobre todo, por la actitud y los comentarios de la gente.
Si es tu caso, coge a tu hijo e id a un lugar más apartado donde podáis hablar con calma lejos de las miradas ajenas. Al fin y al cabo, cada familia tiene sus normas y maneras de educar. Si la rabieta se produce delante de otros familiares, podemos explicarles qué pasa y, si lo creemos conveniente, apartarnos.
También puedes considerar apartarte porque los comentarios de la gente, con ánimo de ayudar, hagan justo lo contrario al no coincidir con tu forma de crianza. Tu hijo está en el suelo llorando, pasa una señora mayor y, con todo el ánimo de ayudar le dice: «Levántate, que los Reyes Magos están mirando y no te van a dejar nada». Le sigue un chico joven: «Acabo de ver al hombre del saco que viene a buscarte porque estás sentado llorando en el suelo». Frases que tú no usas con tu hijo, pero que siguen muy instauradas en la calle.
Sin vergüenza al qué dirán: al fin y al cabo, es un niño
No podemos pretender que los niños se comporten como adultos. Como niños que son aún les faltan herramientas para gestionar sus propias emociones y necesitan nuestro acompañamiento para transitarlas. Así que no tenemos por qué avergonzarnos si nuestro hijo arranca en cólera en el supermercado o de vuelta del colegio.
Hay quien juzga, pero también quien nos acompaña ante las rabietas en público
Todos los que somos padres y madres hemos tenido que lidiar con una rabieta de nuestro hijo en público. Y aunque en ese momento nos sentimos señalados por el resto de adultos, lo cierto es que no son pocas las ocasiones en la que se acercan para darnos su apoyo.
Con un simple «Te entiendo» o «Lo estás haciendo bien» nos dan la fuerza que necesitamos en ese momento para seguir acompañando a nuestro peque en plena rabieta de forma respetuosa.
Pide ayuda
Has recogido a tu hija del cole, volvéis de comprar y tu hija ya no puede más y te pide brazos. Pero no puedes con las bolsas y con ella. ¿Qué haces? Lo más normal del mundo: pedir ayuda. Seguro que habrá muchas manos dispuestas a ayudarte en lo que necesites, así que no temas pedir ayuda cuando sientas que estás desbordado/a.
«Si sientes que vas a perder los nervios y vas con otro adulto, delega. Siempre es mejor dejar las riendas al que esté más calmado y retirarse que perder los papeles», aconseja la psicóloga infantil Elena Mesonero.
Evita que te afecten las opiniones de los demás
«Tener claro cómo vamos a actuar y estar convencidos de que es la mejor opción es el primer paso para silenciar los comentarios de los demás. Hagamos lo que hagamos, siempre habrá quién no esté de acuerdo así que ¿para qué preocuparse en dar gusto a un desconocido si lo importante es nuestro hijo?
Si un desconocido entra a dar consejos o a opinar sobre cómo hacer y no es el momento ni está en consonancia con nuestra forma de crianza, no pasa nada por decir «ya me estoy ocupando yo, gracias.
Y, como se educa en tribu, no olvidéis empatizar con los padres que estén pasando por lo mismo que vosotros. Una mirada, una sonrisa o un mensaje de apoyo que puedan validar el acompañamiento respetuoso de una rabieta, siempre ayuda», recomienda Mesonero.
Y el primer paso para ello es preguntarte por qué te afectan los comentarios de los demás cuando tu hijo o hija tiene una rabieta en público y qué puedes hacer para que no ocurra. De hecho, depender tanto de las opiniones externas esconde un problema de autoestima y falta de confianza en nosotros mismos.
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