La mayoría de primeras veces con nuestro bebé van a ser maravillosas: la primera sonrisa, la primera siesta juntos, el primer apretón de manos, la primera palabra... Sin embargo, hay primeras veces que generan cierta…
Si la llegada del bebé llena muchas veces de dudas a los papás, parece que estas se multiplican si ocurre en verano. ¿Tienen la misma temperatura que nosotros? ¿A partir de cuándo necesitan protector solar? ¿Podemos usar el aire acondicionado? Te contamos cómo cuidar a tu recién nacido en verano para que puedas disfrutar de los días de más calor con tu bebé.
El sol y la delicada piel del recién nacido en verano
La piel del recién nacido es especialmente delicada y sensible, por ello, necesita unos cuidados especiales. En verano se acentúan aún más ya que el sudor o el roce de los pañales puede ocasionarles molestias como la conocida dermatitis del pañal.
Además, hay que estar atento a la sudamina, una erupción o sarpullido que suele aparecer en la cara, cuello, axila, ingle y tronco. En caso de que aparezca, evita usar cremas y opta por refrescar frecuentemente la piel de tu bebé. Suele desaparecer por sí sola al evitar el calor y las altas temperaturas.
Debes tener en cuenta que no puedes usar cremas de protección solar hasta pasados los seis primeros meses. El motivo es que su piel es muy permeable a todas las sustancias que contienen las cremas, pudiendo ocasionarles alergias o irritarles la piel. Hasta entonces, debes rehuir el sol directo y salir en las horas de más calor a la calle para evitar los golpes de calor.
Sin embargo, sí es importante que lo expongas a la claridad para controlar los niveles altos de bilirrubina en sangre que puede desembocar en ictericia, habitual en recién nacidos. Lo puedes hacer acercando a tu pequeño a una ventana sobre la que no dé el sol directo. También puedes salir a pasear con él, evitando siempre las horas centrales del día.
El calor y el aire acondicionado
¿Se puede usar aire acondicionado o ventilador con un bebé recién nacido? Sí, se puede. La clave está en la temperatura que elijas. En lugar de tratar de enfriar la habitación en pocos minutos a 21 grados, es mejor que lo pongas a una temperatura constante en torno a los 25-26 grados.
Evita también poner a tu recién nacido en la salida directa del aire o la corriente del ventilador. Además, debes mantener toda la casa a la misma temperatura para que no haya cambios bruscos al pasar de una habitación a otra.
Los recién nacidos regulan su temperatura por la cabeza y si quieres comprobar su temperatura, lo ideal es hacerlo en la nuca y nunca en las manos y los pies, ya que las extremidades suelen estar siempre frías.
¿Cómo vestir al recién nacido en verano?
Es cierto que a los recién nacidos les cuesta más regular su propia temperatura corporal y, de hecho, no empiezan a hacerlo hasta pasadas las primeras 24 horas. Por ello te recomiendan que le pongas una capa más de ropa de la que llevan los adultos.
Sin embargo, como lo recomendable es practicar piel con piel el máximo tiempo posible, cuando tengas al bebé sobre tu pecho, lo mejor es que esté sin ropa. Así regulará su temperatura de forma inmediata, además de encontrar la calma y tranquilidad que necesita después del parto.
Una vez que el bebé sea capaz de regular su temperatura, recuerda que el calor es igual para todos. Si tú tienes calor, el bebé también lo tiene y el exceso de temperatura puede provocar sudamina. Usa tejidos naturales como el algodón o el lino, y recuerda coger siempre una muselina por si entras en algún sitio donde el aire acondicionado esté muy fuerte.
Siempre bien hidratado
En verano, tanto niños como adultos debemos prestar especial atención a estar bien hidratados. Esto se acentúa aún más en los recién nacidos. Hasta los seis meses, la leche es su único alimento, por lo que en ningún caso debemos ofrecer agua hasta entonces. De hecho, la leche materna es agua en casi un 90% de su composición, además de contar con sales y todos los nutrientes necesarios para tu bebé.
La lactancia es siempre a demanda y es habitual que el propio bebé pida el pecho en más ocasiones en verano. Si ves que no ocurre así, puedes ofrecer el pecho o el biberón (lo que se conoce como lactancia a oferta), especialmente si no ha recuperado aún el peso del nacimiento.
Para saber si tu hijo está comiendo suficiente y está bien hidratado, observa si moja al menos seis u ocho pañales al día. También son signos de deshidratación los ojos y las fontanelas hundidos, los labios resecos y la piel arrugada cuando se pellizca.
Las picaduras de mosquitos
Aunque las picaduras de insectos no suelen revestir gravedad, es cierto que pueden llegar a ser muy molestas. Por ello, es importante elegir bien el repelente de mosquitos adecuado en función de la edad del pequeño.
La «mala» noticia es que no puedes usar ningún tipo de repelente con un bebé recién nacido, al menos hasta los dos meses. Por ello, tendrás que priorizar los métodos barrera. Mosquiteras en las puertas y ventanas de casa y en la cuna y el capazo. Si quieres, puedes rociar las mosquiteras y la ropa con permetrina (resiste hasta 20 lavados).
En la medida de lo posible y en función de la temperatura, puedes optar por manga y pantalón largo de tejidos finos y transpirables. La ropa es la mejor barrera para los insectos.
Portear al recién nacido en verano
Aunque el calor pueda echarte para atrás, la realidad es que puedes portear a tu bebé recién nacido en verano sin problema. La clave es mantener la temperatura adecuada para que ni la mamá ni el bebé pasen excesivo calor a la vez que disfrutan de los múltiples beneficios del porteo.
Para ello, evita salir en las horas de más calor o usar muselinas para tapar al bebé ya que provocarás el efecto contrario. Sí puedes ponerla entre los cuerpos de ambos, llevar un parasol y elegir un portabebés apto para los meses de más calor.
Su primer baño en la piscina o el mar
Es probable que estés deseando bañarte con tu recién nacido en la playa o la piscina, aunque hay quien aconseja esperar al menos hasta que cumpla los seis meses, la pediatra del equipo de Criar con Sentido Común, Gloria Colli, asegura que no hay inconveniente en hacerlo antes siempre que sea un baño breve. En caso de ir a la playa o la piscina, recuerda evitar siempre las horas de más calor, especialmente entre las 12 y las 5 de la tarde y mantener al recién nacido protegido del sol bajo una sombrilla con filtro UV.
Si optas por la montaña, el mal de alturas se presenta cuando se asciende más de 2500-3500 metros respecto al lugar de residencia. En niños menores de seis semanas sanos o en los menores de un año que hayan precisado oxígeno al nacimiento o tengan alguna enfermedad cardíaca o respiratoria, se recomienda que hagan un ascenso gradual con una parada intermedia entre los 1600-2200m antes de continuar. Y recuerda que el sol es igual de perjudicial.
Aunque puedes viajar en coche con un recién nacido, debes tener en cuenta aspectos básicos como usar un sistema de retención a contramarcha o hacer paradas cada poco tiempo para evitar que esté más de dos horas en la misma posición en la silla de coche. Así evitarás la temida asfixia postural.
El riesgo de volar en avión con un recién nacido se relaciona con el aumento del riesgo de infecciones. Por ello, antes del COVID se recomendaba esperar cuatro meses para que tuviera al menos dos dosis de las primeras vacunas. Hay que prestar especial atención a sus oídos ya que pueden resentirse por los cambios de presión. Para evitarlo, trata de ofrecer el pecho o el biberón, sobre todo en el despegue y aterrizaje.
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