Cuando escuchamos hablar de Disciplina Positiva, muchas familias esperan obtener una caja de herramientas educativas mágicas que les permitan solucionar todos los retos de la crianza a los que se enfrentan en su día a…
La regla mnemotécnica de Disciplina Positiva de las 4 R’s existe para ayudarnos a concebir el error como una oportunidad de aprendizaje.
Y es que los errores o, mejor dicho, la forma en la que los afrontamos, es una de las grandes diferencias existentes entre la educación tradicional (autoritaria) y el modelo de educación respetuosa que nos ofrece la Disciplina Positiva.
Los errores no son fracasos, sino oportunidades de aprendizaje
Mientras que en la educación tradicional los errores son entendidos como fracasos que deben ser penalizados para aprender y no volver a repetirlos; en la Disciplina Positiva los errores se entienden como parte indispensable de cualquier proceso de aprendizaje y se fomenta que aprendamos a asumirlos y recuperarnos de ellos sin necesidad de castigos ni humillaciones.
Si cada vez que cometemos un error nos sentimos ridiculizados, nos castigan o nos sermonean, aprenderemos que los errores son algo que debemos ocultar para evitar sus consecuencias. De hecho, muchas personas adultas que fueron educadas así, aún siguen teniendo dificultades para admitir sus propios errores hoy en día.
Pero lo más importante es que, si nuestras hijas e hijos ven que cada vez que cometen un error les castigamos o les sermoneamos por ello, lo más probable es que cuando se equivoquen intenten evitar que nos enteremos por cualquier medio, recurriendo a la mentira si es necesario y quebrando la relación de confianza que nos gustaría que existiera entre ellos/as y nosotros/as.
Si queremos que nuestras hijas e hijos confíen y acudan a nosotras/os cuando tomen una decisión equivocada debemos asumir que centrarnos en el error y hacerles pagar por ello no es el mejor camino.
Lo que hacemos con nuestros errores importa
No solo es importante la manera en la que afrontamos los errores de nuestros hijos e hijas. La forma en que nos comportamos con respecto a nuestros propios errores es el principal ejemplo que les brindamos. Aprenden más de lo que hacemos que de lo que les decimos, así que no sirve de nada que dejemos de castigarles por sus errores si ven que tenemos dificultades para admitir y gestionar nuestros propios errores.
Lo mismo sucede con el tema del perdón. Es incongruente que intentemos que aprendan a disculparse por sus errores si nosotros/as no somos capaces de admitir los nuestros y pedir disculpas.
A muchas personas adultas les cuesta trabajo admitir un error y disculparse por él; especialmente, cuando se trata de pedir disculpas a los/as hijos/as. La educación tradicional nos ha transmitido la idea de una jerarquía familiar en la que las madres y los padres debemos permanecer en un pedestal, casi como si fuéramos semidioses incapaces de equivocarse. Admitir el error se entiende como una muestra de debilidad o vulnerabilidad que debe evitarse.
La lógica les dirá que, si mi madre o mi padre me dicen que no pasa nada por equivocarse pero cuando se equivocan, jamás admiten su error o, si lo hacen, tratan de desviar la atención y echar balones fuera centrando la atención en los errores de los demás; el aprendizaje es evidente: no está bien equivocarse y es mejor si no se entera nadie cuando lo hacemos. Así que, si de verdad queremos que nuestras/os hijas/os aprendan a hacerse cargo de sus errores tendremos que empezar a dar ejemplo haciéndonos cargo de los nuestros.
La regla mnemotécnica de Disciplina Positiva de las 4 R’s
Para ello, la Disciplina Positiva nos propone la regla mnemotécnica de las 4 erres para recuperarnos de los errores. Se trata de seguir cuatro sencillos pasos para afrontar las situaciones en las que sabemos que nos hemos equivocado y, de esta manera, poder predicar con el ejemplo.
Las 4 R´s para recuperarnos de los errores de la Disciplina Positiva son:
- Reconocer. El primer paso es tomar conciencia de que nos hemos equivocado. Es un proceso más interno que externo. No se trata de entenderlo como un sometimiento ante otra persona sino de asumir interiormente que lo que hemos hecho no ha sido eficaz. Es importante aprender a sentirnos cómodas/os con la idea de que podemos equivocarnos.
- Responsabilizarse. El segundo paso se refiere a reconocer lo que hemos hecho sin sentir culpa ni vergüenza. Es importante ser específicos a la hora de responsabilizarnos de nuestro error. “He perdido el control de mis emociones y te he gritado” o “te he criticado en vez de escuchar lo que tenías que contarme”.
- Reconciliarse. El tercer paso es disculparse. Si nos cuesta trabajo podemos practicar o escribir qué es lo que queremos decir. “Te pido disculpas por haberte gritado” o “siento haberte tratado de una forma tan irrespetuosa”. Asumir que les hemos lastimado con nuestra conducta y centrarnos en nuestro error sin aprovechar la ocasión para señalar los suyos.
- Resolver. El último paso consiste en buscar soluciones de manera conjunta para resolver el problema que dio lugar a nuestro error o para evitar que lleguemos a ese punto en situaciones futuras. La Disciplina Positiva siempre nos propone centrarnos en la búsqueda de soluciones para aprender de nuestros errores en lugar de poner el foco en el error y culpabilizarnos por ello.
Si habitualmente suele costarte gestionar tus propios errores con tus hijas/os o con otras personas, esta regla mnemotécnica puede ayudarte a empezar a cambiar este hábito que tanto puede enseñar a nuestros/as hijos/as. Si quieres más información, asesoramiento o ayuda para educar a tus hijos e hijas de forma positiva y respetuosa, sin lágrimas, gritos ni castigos, te espero en la Tribu CSC.
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