Aunque ya sabemos que la Covid-19 no es un gran problema para los niños, que se enferman poco por el virus, también resulta que los niños contagian la Covid menos que los adultos. La causa…
Un nuevo estudio, publicado en ‘PNAS’ halla que los catarros producidos por 1 de los 4 coronavirus que causan síntomas del llamado «resfriado común estacional», podrían estimular una respuesta inmune con células T capaces de reaccionar también a las células infectadas con SARS-CoV-2.
En concreto, uno de los coronavirus que causan los resfriados comunes, el OC43, tendría capacidad para aumentar la respuesta inmune a la COVID-19 en los niños, según se demuestra en la reciente investigación promovida por el Instituto Karolinska de Suecia.
Durante la pandemia, ya se observó que niños y adolescentes infectados con COVID-19 se contagiaban menos que los adultos. Pero, ¿por qué a los niños les da más leve el Covid? ¿Cómo desarrollan anticuerpos los niños?
Una posible explicación para este fenómeno era que los menores, antes de entrar en contacto con el SARS-CoV-2, ya habían tenido resfriados producidos por 1 de los 4 coronavirus que causan el resfriado común estacional. Esto podría estimular una respuesta inmune con células T capaces de reaccionar también a las células infectadas con SARS-CoV-2.
El resfriado común activa células T que también reaccionan frente a la COVID-19
El nuevo estudio refuerza esta hipótesis y demuestra que las células T previamente activadas por el virus OC43 pueden reaccionar de forma cruzada frente al virus de la COVID-19. Según los especialistas, la respuesta de las células T de memoria a los coronavirus se desarrolla a la edad de 2 años.
«Estas reacciones son especialmente fuertes en los primeros años de vida y se vuelven mucho más débiles a medida que envejecemos», explica la coatura del estudio, Annika Karlsson, coordinadora del grupo de investigación en el Departamento de Medicina de Laboratorio del Instituto Karolinska. «Nuestros hallazgos muestran cómo la respuesta de las células T se desarrolla y cambia con el tiempo y pueden guiar el futuro monitoreo y desarrollo de vacunas», agrega.
El estudio se basó en 48 muestras de sangre de niños de 2 y 6 años y 94 muestras de adultos de entre 26 y 83 años. El análisis también incluyó muestras de sangre de 58 personas que se habían recuperado recientemente de COVID-19.
Los resultados obtenidos aportan, según los responsables del estudio, importantes avances con respecto a la memoria específica de antígenos CD4+ , el desarrollo y la maduración de las células T, que pueden ayudar a guiar futuras vacunas e intervenciones terapéuticas relacionadas con las respuestas de las células T de memoria a lo largo de la vida humana.
«Nuestros resultados proporcionan evidencia de que las células T CD4 + de memoria reactivas al SARS-CoV-2 preexistentes funcionales se obtienen en la primera infancia y se vinculan con la seroconversión con el coronavirus estacional OC43, pero no con muchas otras infecciones virales. En comparación con otros virus, la alta seroprevalencia de OC43 a los dos años indica que las respuestas de memoria a los coronavirus se desarrollan a una edad temprana.
Los distintos perfiles dependientes de la edad de las células T que responden sugieren que las células T con reacción cruzada pueden contribuir a los diferentes resultados clínicos de COVID-19 en niños y ancianos. Los presentes resultados aportan importantes avances con respecto a la memoria específica de antígenos CD4 +
El desarrollo y la maduración de las células T, que pueden ayudar a guiar futuras vacunas e intervenciones terapéuticas relacionadas con la especificidad, la función y el fenotipo de las respuestas de las células T de memoria a lo largo de la vida humana», explican los autores del estudio.
Ahora los investigadores quieren realizar estudios análogos de niños pequeños y mayores, adolescentes y adultos jóvenes para rastrear mejor cómo se desarrolla la respuesta inmunitaria a los coronavirus desde la niñez hasta la edad adulta.
Tras la infección de la COVID-19, los niños también tienen más anticuerpos que los adultos
Los resultados de esta nueva investigación apoyan los hallazgos científicos que, en general, sostienen que el sistema inmunitario de los niños protege y combate mejor la infección por coronavirus.
La población joven no solo se contagia menos y con menor gravedad de la COVID-19, sino que desarrollan más anticuerpos para combatir la infección en el futuro, disminuyendo así, no solo la posibilidad de contagio gracias a un mejor sistema inmune, sino también la probabilidad de sufrir síntomas graves en caso de infección.
De hecho, otras investigaciones han demostrado que los bebés y niños pequeños que se infectaron de COVID-19 tenían niveles significativamente más altos de anticuerpos contra el virus en comparación con los adultos. En un estudio dirigido por investigadores de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins en colaboración con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, se halló que los niños tienden a tener fuertes respuestas de anticuerpos tras la infección por el SARS-CoV-2.
En aquel caso, la corta edad de los niños también resultó ser determinante para el desarrollo de anticuerpos:
«Este estudio demuestra que incluso en sus primeros años de vida los niños tienen la capacidad de desarrollar fuertes respuestas de anticuerpos a la infección por el SRAS-CoV-2, que en algunos casos superan las respuestas de los adultos«, afirmaba la doctora Ruth Karron, investigadora principal y profesora del Departamento de Salud Internacional y directora de la Iniciativa de Vacunas de Johns Hopkins en la Escuela Bloomberg.
Según la especialista, estos resultados «deberían proporcionar cierta seguridad de que, con las dosis de vacuna adecuadas, podemos inmunizar eficazmente a los niños muy pequeños contra el SARS-CoV-2«.
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