Cerremos los ojos por un instante e intentemos proyectar una imagen mental de cómo nos gustaría que fuesen nuestros hijos e hijas el día de mañana. Seguramente la mayoría de nosotros nos los imaginamos felices,…
Cuando son bebés resulta más fácil, ya que duermen más tiempo o sólo necesitan unos brazos que los acunen (o una teta). Pero conforme van creciendo, están más despiertos y demandan actividad constante, la cosa se complica. Afortunadamente no hay que renunciar por completo, para ello te damos seis consejos para ir a restaurantes con niños pequeños.
Salir a comer a la calle es uno de los pequeños placeres que rompen con la rutina. Fines de semana, en vacaciones, de viaje… Y es una de las situaciones de las que te dicen que acabarán cuando te conviertes en madre o padre. En realidad no tiene por qué ser así, si seguimos algunas pautas para que no se convierta en una odisea.
1. Elige bien el restaurante
Creo que es el mejor de los consejos. Es curioso ver cómo cuando planeas salir a comer cambian las prioridades. Se nota si quedas con amigos sin hijos: miran las valoraciones en Internet, algunos se fijan más en la carta de bebidas, si resulta acogedor, también influye el precio, si sirven tapas o raciones… Sin embargo tú solamente pides, y necesitas, que sea apropiado para ir con niños.
De hecho es una de las ventajas con las que se venden muchos restaurantes: ser family friendly. O lo que es lo mismo: amigos de las familias. Si desde el mismo establecimiento se anuncian así, ya cuentas en principio con la garantía de que los niños y las niñas son bien recibidos.
Es triste ver que todavía en muchos sitios el hecho de que acudas con tus hijos está mal visto… Que sí, que en ocasiones pueden resultar un poco «molestos», pero esto no es culpa de los pequeños. Ellos son niños y se comportan como tales. Y, por supuesto, también falta un poco de paciencia y empatía en muchas personas con niñofobia que se olvidaron de que, hace más o menos años, ellos también fueron peques.
En la Tribu CSC es una consulta recurrente: recomendaciones de restaurantes para ir con niños pequeños. Algunas ciudades cuentan con muchas ofertas para «todos los públicos», espacios realmente agradables en los que compartir un almuerzo o cena disfrutando en familia. Muchos restaurantes kids friendly cuentan con zonas de juego seguras para los peques y menús infantiles adaptados a sus gustos y necesidades.
Entonces ¿qué debemos tener en cuenta para considerar que es un restaurante cómodo para ir con pequeños? Algunos restaurantes y cafeterías cuentan con rincones para que los peques jueguen (como columpios o castillos hinchables), o al menos proporcionan gratuitamente algo con lo que entretenerse (por ejemplo, ceras de colores y un mantel de papel en el que dibujar). Incluso los hay con baños adaptados a su estatura.
También es recomendable que nos sentemos en el exterior, ya que así el ruido lógico y habitual que provocan se disipa. Además necesitarán levantarse de la mesa, no es cuestión de mala educación es que ¡son niños! Algunos más y otros menos, pero todos inquietos.
Sobre todo es importante que sea un lugar seguro, que cuente con el espacio suficiente o bien delimitado hasta la carretera. Así ellos estarán más seguros y nosotros más tranquilos. Si tiene un lugar de juegos, como un pequeño parque del que no puedan salir corriendo, sería ideal.
2. Atiende y respeta las necesidades de hambre y de sueño
Otra de las cosas a tener en cuenta si vamos a restaurantes con niños pequeños es que estamos rompiendo las rutinas que tanto necesitan. No significa que debamos seguir un orden estricto, de vez en cuando está bien introducir cambios en las rutinas familiares, pero con sentido común. En ocasiones intentamos que sean ellos quienes se adapten y ya bastante se les perjudica por la inexistente conciliación. Nosotros también debemos adaptarnos a ellos.
Es muy conveniente que tengamos en cuenta sus horarios de sueño. Aunque veces es complicado, claro. ¿No te ha pasado nunca que, intentando ser previsora, quieres que duerma un poco más de siesta para que por la noche aguante más tiempo despierto por un motivo especial y justo ese día ni siquiera consigues que se duerma? Pues ocurre… Y entonces quizás tengamos que acortar la salida, por ejemplo.
Si ha pasado una mala noche, probablemente estará más irascible al mediodía y sería conveniente valorar si es un buen momento para comer en la calle o no, en el caso de que se pueda aplazar. Y es que hay peques que duermen plácidamente en cualquier lugar, pero otros no. Igualmente, puede que la hora para quedar tengamos que adelantarla un poco para no demorar el descanso que necesita.
Lo mismo sucede con el hambre. Los adultos podemos mantener la calma teniendo hambre (aunque hay algunos a los que verdaderamente les afecta para mal un estómago vacío en el humor), pero a los peques les va a costar más comprender y aceptar que hay que esperar para comer. Esto no quiere decir que tengamos que dejar de hacerlo todo para atenderles al momento y alimentarles, pero lógicamente estarán más nerviosos y quizás coléricos.
No es un capricho, ni falta de educación, es una necesidad básica que poco a poco con la edad aprenderán a gestionar. Así que debemos tener en cuenta a qué hora comen normalmente, algo aproximado, pues no siempre se tiene hambre a la misma hora, para llegar al restaurante. Y es que después hay que pensar qué elegir y pedir, y que preparen y nos sirvan la comida lleva su tiempo… Si inevitablemente nos vamos a retrasar, puedes llevar de casa un tupper con un aperitivo.
3. Adelántate a las posibles rabietas
Las rabietas son habituales y normales. Y aunque a veces resultan imprevisibles, lo cierto es que en muchas coinciden con unos pocos motivos. Conocerlos nos ayudará a evitarlas, sabiendo que no siempre se puede, ¡ni se debe! Adelantarnos a las posibles rabietas es otro de los consejos para ir a restaurantes con niños.
Podemos empezar planificando con el peque lo que vamos a hacer. Las rutinas para ellos son muy importantes y ya que comer en la calle no forma parte de su día a día, pueden acusarlo. Así que, si seguís en casa una tabla de rutinas, recordad incluir el nuevo plan.
Primero porque ya salir de casa sin rabietas y sin prisas es un punto muy a favor (si tiene que bañarse, ponerse la ropa, recoger todo antes…). Además porque se sentirá tenido en cuenta en la familia, en lugar de simplemente alguien a quien llevan y traen de un lado a otro. Y de este modo les estamos adelantando paso a paso lo que va a ocurrir en su día.
Igualmente, de antemano, podemos negociar e intentar llegar a acuerdos sobre ciertos aspectos que sabemos van a generar rabietas. Como querer que les compremos las bolas con juguetes que venden en las máquinas expendedoras, o ver dibujos en el móvil mientras comen, o pedir un helado de postre…
Tanto con el consumismo, el uso de pantallas y las excepciones en cuanto a una alimentación saludable hay que ser responsables. Por eso es mejor valorar y decidir antes dónde van a estar los límites, explicarlos, conversar sobre ellos aportando opciones limitadas y cumplirlos. Sin caer ni en los castigos, que no son nada educativos, ni en los premios.
4. No le ignores
Probablemente al restaurante vayáis con otros adultos, y tengáis muchas ganas de charlar y pasarlo bien. Pero no podemos olvidar que vamos también con un peque al que no se puede ignorar. Si hay más niños quizás requiera de menos atención (por supuesto sin nunca dejar de supervisar e intervenir si es necesario, por su seguridad y por respeto hacia el resto de comensales); pero en caso contrario, debemos recordar que hemos salido a comer en familia y que el peque también cuenta.
Sentados a la mesa en un restaurante es un buen momento para practicar la escucha activa, también podemos proponer actividades apropiadas a la situación (adivinanzas, juegos de palabras…), repasar lo que hicimos el día anterior o haremos el próximo fin de semana, etc.
Y, si hay otros adultos presentes, incluiremos al peque en las conversaciones, le permitiremos que tome ciertas decisiones como la comida que le apetece e incluso podemos encargarle tareas sencillas como que reparta las servilletas. Así, además de entretenido/a, se sentirá que forma parte activa y fomentaremos el sentido de pertenencia.
5. Llévate de casa lo que podáis necesitar
Dentro de la planificación aconsejable para comer en restaurantes con niños podemos llevarnos algunas cosas que podamos necesitar. Si el peque practica BLW no precisará comida diferente, pero sí estaría bien llevar toallitas para limpiarle y un babero. En este otro post te contábamos algunos de los platos y tapas indicados para el BLW fuera de casa.
En la mayoría de los restaurantes tienen ya trona, pero puede que no haya suficientes. Así que, para mayor comodidad, podemos llevar una trona portátil. Y, como mencionábamos antes, quizás nos venga bien preparar un tupper con un aperitivo, por si la comida se retrasa o finalmente no encontramos nada apropiado.
Y si además tenemos en el restaurante un «kit de emergencia» para que los niños y las niñas se entretengan un rato, probablemente queramos volver a repetir la experiencia pronto. No hace falta mucho: un pequeño cuaderno para colorear y dos o tres lápices, un libro de pegatinas, un muñeco… El contenido del kit dependerá de la edad y los gustos personales, por supuesto.
6. Para disfrutar de ir a restaurantes con niños ten expectativas reales
Y el último consejo para ir a restaurantes con niños es que no pretendamos tener una velada tranquila y perfecta. A menudo esperamos demasiado de ellos, y esto nos genera frustración y enfado. No olvidemos que son niños y, como tal, necesitan moverse, reír y jugar constantemente. Y sí, si es muy pequeño, también puede querer jugar con la comida.
Los más pequeñitos van a impacientarse, protestar, mancharse… Y debemos estar preparados para saber acompañar esos percances con serenidad y empatía, así además no nos impedirán pasarlo bien. Si lo que deseamos es que el niño o la niña se quede sentado más de una hora en un sitio nuevo lleno de cosas que le llaman la atención inevitablemente, hablando bajito, comiendo de manera ordenada todo lo que le pongan por delante y con una sonrisa en la cara… ¡Mejor nos quedamos en casa porque esto no va a pasar!
Sin embargo, si tenemos en cuenta todos los consejos expuestos anteriormente y no alargamos demasiado el almuerzo o la cena, es perfectamente posible, agradable e incluso recomendable salir de vez en cuando a restaurantes con niños pequeños.
En la Tribu CSC hay muchas madres y familias que tienes estas y otras dudas similares, y puedes hablar cada día con ellas. También encontrarás el asesoramiento de nuestro equipo de expertos en salud materno infantil y crianza respetuosa.
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