Este post se publicó originalmente el 10/05/2021 y ha sido actualizado en fecha 11/11/2024
A Rosa María Casal le dio un ataque de risa cuando el ginecólogo le dijo que iba a ser madre de trillizos. Segundos antes el doctor le había avanzado «tengo una mala noticia» y el corazón se le había encogido. «La única mala noticia que podía darme es que había perdido mi bebé», explica.
Ocho años después, con tres hijos (dos niñas y un niño) sanos y felices, lo cuenta como una anécdota simpática. Pero su testimonio puede ayudar a muchas mujeres que están pasando por un embarazo múltiple o acaban de tener varios bebés.
Una noticia que cambió su vida
Lo cierto es que la vida de Rosa María Casal dio un giro de 180 grados. Se quedó embarazada justo después de que su pareja se recuperara de un cáncer. «Pasamos de la posibilidad de no contarlo a de repente tres vidas», exclama entre risas. Así que no es de extrañar que cuando el ginecólogo les dijo «vienen tres» los dos empezaran a bromear. «Ya tenemos cantera para el Athletic», dijo feliz su chico. Ocho años después de esas «tres buenas noticias» tiene claro que su estado es «cansada pero feliz, mi estado habitual desde hace ocho años».
Tuvo un buen embarazo, en el que se empeñó en comer sano e incluso se apuntó a clases de yoga para embarazadas («¡y me encantó!»). «Solo recuerdo náuseas al principio y ardores por la noche». Cuenta que las pruebas médicas eran divertidas: «¡era impresionante! Poder escuchar tres corazones, cómo estaban colocados, cómo se movían… ¡aunque al final ya no podían hacerlo!».
Un parto de trillizos poco respetuoso
El parto de Rosa María Casal fue «bien médicamente». Los tres peques nacieron bien, «las niñas pesaron 1.980 kg una y la otra 1.960; el niño pesó un poco menos, 1.760 kg». La experiencia vital, sin embargo, no fue buena:
«Fue una cesárea así que lo viví sola, con lo que necesitas a tu pareja en un momento así. Al primer bebé no me lo enseñaron porque, según me explicaron, no tenían espacio; y a las otras dos solo las vi un segundo e inmediatamente se las llevaron. Pero yo estaba en shock porque no entendía por qué se habían llevado al primero. ¿No cabría el tercero… pero el primero?».
Esta madre de trillizos cree que los profesionales podrían haberle explicado que tenían previsto organizarse así. Se habría ahorrado la angustia. «No me quitaba de la cabeza que al primero le había pasado algo malo». Hasta el día siguiente, cuando pudo levantarse, no pudo ver a su hijo que estaba en Neonatología. Luego, en la habitación, «había muchas personas que no conocía que querían ver a los trillizos. Fue muy duro». Finalmente, a los nueve días, salieron todos juntos.
¿Cómo inicia la lactancia una madre de trillizos?
Afortunadamente, ser madre de trillizos no está reñido con la lactancia materna. Al menos en el caso de Rosa María Casal. Es cierto que había «muy poca información» sobre la lactancia múltiple pero logró establecer la lactancia exclusiva hasta los ocho meses, cuando inició la alimentación complementaria. «Luego ellos solos se han ido destetando. Desde los tres o cuatro años el primero hasta los seis o siete el último«.
Es cierto que tuvo que suplementar al principio, aunque lo hizo con su propia leche que se extraía con un sacaleches. «Era mi cuarto hijo y era un no parar». Además, el niño necesitó una operación de craneosinostosis (fusión prematura de las articulaciones que unen los huesos del cráneo) a los cuatro meses. Pero su experiencia con la lactancia ha sido «muy positiva».
«Es cierto que algunos aspectos como la colocación de los bebés era una aventura -explica- pero mi pareja y yo estuvimos mano a mano. Sin su ayuda no hubiera sido posible«, indica Rosa María, quien recuerda cómo su marido tuvo que pedir vacaciones, además de la baja, para poder acompañarla.
Ahora está en pleno proceso para contar toda su experiencia en un blog que se va a llamar tritetando.com:
«Estoy feliz de poder contar mi experiencia. Todo partió de un congreso de lactancia en Bilbao donde hablé sobre lo que viví. Las matronas, las ginecólogas… todas las profesionales me animaron a difundir mi experiencia. Y me pusieron en contacto con otras mamás; así que creo que será útil. Contaré mi día a día, mis consejos y facilitaré la información que no pude encontrar hace ocho años«.
La conciliación familiar, el gran hándicap
A la pregunta de si ha tenido que renunciar a algo por ser madre de trillizos, Rosa María Casal responde con humor: «básicamente a mi cordura». Para luego añadir: «no tengo la sensación de haber renunciado a nada; quizás a no haber tenido un parto natural y a no tomarme las cosas con más calma. Pero ver la relación entre ellos compensa todo«. No obstante, la falta de conciliación familiar sí que es un hándicap y una cuestión que le molesta.
«No tenemos una conciliación real ni las familias múltiples ni en general. La conciliación familiar no existe. Aquí en el País Vasco, por ejemplo, la jornada escolar es partida así que tengo que dar cuatro viajes todos los días si no quiero dejar a mis hijos ocho horas en el colegio. No tengo posibilidad de trabajar con horarios partidos de esta forma y ellos no tienen tiempo libre, ni para jugar, con la de deberes que les manda. Todo hay que hacerlo corriendo. ¿De dónde saco las horas? Porque a mí no me salen las cuentas…», se queja.
De hecho, anima a las lectoras del Euskadi a sumarse a la Plataforma por la Jornada Escolar Continua en Euskadi. «Somos las única comunidad autónoma donde no tenemos la libertad de elegir qué tipo de jornada queremos».
Una relación especial entre hermanos
Como cualquier madre, Rosa María se muestra muy orgullosa de sus hijos. Afirma que, pese a ser trillizos, ella los ve muy distintos. «Una de las niñas es dos tallas más grande y parece la hermana mayor», cuenta.
«No los veo parecidos físicamente y en su forma de ser también son muy distintos. El niño es un fenómeno de la naturaleza, las otras son muy cuquis y presumidas, aunque una de ellas es superprotectora y observadora. Es muy chulo ver cómo crecen a la vez«.
Sí cree que existe un vínculo especial entre hermanos y mucha complicidad. «Están todo el día jugando, charlando entre ellos… y reparten todo de manera equitativa, ¡incluso una galleta tiene que ser del mismo tamaño! Me encanta ese nivel de compenetración y amor entre ellos«.
El consejo de una madre de trillizos: «Haz tribu»
Hasta ahora la experiencia de esta familia es positiva y feliz. «Los problemas empezarán en la adolescencia«, bromea Rosa María, quien, no obstante, reconoce que ser madre de trillizos es muy agotador y el día a día es muy intenso.
Sin embargo, su consejo para familias múltiples es muy claro: «Que hagan tribu. Hoy en día se vive de una forma muy individualista y eso va en contra de la crianza con respeto. Hay que buscar el apoyo de la familia, de otras familias con creencias en la crianza afín».
También recomienda que las madres se dejen llevar «por el instinto» pero que se informen bien «porque a veces es muy difícil, pasa todo muy rápido y hay que intentar no agobiarse, sino disfrutar de los peques». Rosa María Casal defiende un modelo similar al que hemos construido en la Tribu de Criar con Sentido Común. Aquí no solo podrás consultar todas tus dudas a profesionales de primer nivel, sino que también podrás hacer tribu con los cientos de madres y padres que forman parte de esta gran familia.
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También tengo trillizos y un trabajo muy exigente de 8 horas diarias. Coincido en mucho. No me dan los tiempos. Hoy te pude leer porque estoy enferma.