Un estudio realizado en 38 centros escolares de Barcelona sugiere que el ruido del tráfico en los colegios tiene un efecto perjudicial en el desarrollo cognitivo de los alumnos y alumnas. A más ruido exterior,…
A pesar de que desde hace tiempo los especialistas alertan de cómo afecta el ruido fuerte a los niños y niñas y los importantes daños que pueden provocar, estos siguen formando parte de nuestro día a día.
¿Cómo afecta el ruido en los niños y niñas?
El tráfico, los aviones, dispositivos electrónicos para escuchar música por encima de los niveles recomendados e incluso los fuegos artificiales están presentes de forma constante en la vida diaria. Sin embargo, estos entornos ruidosos pueden tener efectos nocivos más allá de la audición.
Es cierto que hay que diferenciar entre la contaminación acústica y el ruido de interior. La primera, también conocido como ruido ambiental, proviene de las fuentes que nos rodean. Es el caso del tráfico, los aviones, los trenes o los parques eólicos. Por su parte, los ruidos que provienen del interior se refiere a los de los televisores, los electrodomésticos o los que provienen del uso de dispositivos personales con el sonido elevado.
El ruido ambiental tiene menos probabilidades de causar problemas de audición que el ruido fuerte proveniente de actividades como conciertos, eventos deportivos, bailes, celebraciones o dispositivos electrónicos personales. Pero, a pesar de ello, ese ruido ambiental puede tener efectos nocivos en el aprendizaje, el comportamiento y el sueño de los niños.
De hecho, los niños pueden ser más vulnerables a los efectos del ruido que los adultos ya que están en pleno proceso de crecimiento y desarrollo. Además, pueden tener menos control sobre dónde pasan el tiempo. Así, suelen tener más probabilidades de estar expuestos a niveles más altos de ruido ambiental.
El efecto del ruido ambiental en el aprendizaje de niños y niñas
Este ruido ambiental puede afectar al aprendizaje de los más peques en las escuelas infantiles demasiado ruidosas. Por ejemplo, para los bebés y peques que están aprendiendo a hablar, un entorno ruidoso puede afectar a la comprensión y desarrollo del habla.
Pero también cuando son algo más grandes. Leer, recordar y sacar buenas notas en los exámenes puede resultar algo más difícil cuando hay demasiado ruido de fondo que impide concentrarse o, simplemente, escuchar lo que está explicando el profesor. ¿Qué ocurre por ejemplo si el centro está situado en una zona de paso de aviones? Lo más probable es que el docente se vea obligado a interrumpir las clases hasta que pasen, lo que puede provocar que los peques pierdan la concentración cada momento.
Además, el ruido ambiental puede influir en la forma en que juegan los niños, lo que acaba marcando su desarrollo. Así, muchos niños y niñas están expuestos de forma constante al ruido de fondo de la tele encendida, aunque nadie la esté mirando. Y tener un dispositivo electrónico como la televisión encendida provoca que ni los bebés ni los peques se concentren tanto ni durante mucho tiempo en una tarea concreta.
Cómo influye el ruido en el sueño y el estrés
Más allá del aprendizaje, el ruido afecta también a otros ámbitos como el sueño. Así, según la Organización Mundial de la Salud, millones de personas sufren un empeoramiento del sueño debido al ruido nocturno procedente del tráfico u otras fuentes. De hecho, diferentes estudios muestran que incluso niveles bajos de ruido ambiental nocturno provocan más movimientos corporales, despertares y otras alteraciones del sueño. Y aunque no seamos conscientes de ello, lo cierto es que acaba afectando al día a día, con somnolencia diurna, bajo rendimiento o problemas en el aprendizaje.
Pero, además, el exceso de ruido puede provocar una respuesta de estrés en el organismo. Es frecuente observarlo por ejemplo en los bebés que se encuentran ingresados en la UCIN y que están expuestos a alarmas, respiradores, monitores o teléfonos, entre otros dispositivos. Estos pueden provocar cambios en la respiración, la frecuencia cardíaca o el nivel de oxígeno. El ruido puede aumentar la presión arterial en niños y adultos; y una exposición prolongada aumenta el riesgo de sufrir un ataque cardíaco.
Hay que tener en cuenta además a los niños con sensibilidades especiales, como el Trastorno del Espectro Autista, Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), trastornos del procesamiento sensorial o diferencias de aprendizaje, que pueden verse perturbados por sonidos o ruidos que generalmente no molestan a los niños sin estas afecciones.
Por ello, y aunque se necesitan más investigaciones y estudios para conocer los verdaderos efectos del ruido sobre la salud a lo largo de la vida, es importante tomar ya las medidas necesarias para reducir la exposición de los niños.
¿Cómo afecta el ruido en los niños? ¿Qué significa cuando un niño no tolera el ruido? ¿Qué nivel de ruido es perjudicial para los niños? ¿Cómo saber si un niño tiene hipersensibilidad auditiva? ¿Hay que acostumbrar al bebé a dormir con ruido? Si tienes dudas, en la Tribu CSC puedes consultar online a nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil y crianza respetuosa. Entre ellos/as se encuentran la pediatra Gloria Colli o el enfermero de Pediatría y CEO de CSC, Armando Bastida.
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