Llega el veranito y con él los típicos ratos al sol. Es frecuente escuchar la pregunta ¿puede darme el sol en la tripa? O es posible que ya sabiendo que no hay ningún problema por…
Desde que el embarazo se empieza a notar, te conviertes en la diana de opinólogos/as varios/os sobre el tamaño o forma de la tripa. Justo lo que más te apetece en estos momentos (nótese la ironía).
Los comentarios a la tripa de una embarazada están fuera de lugar
Que si tienes barriga de niño o de niña, que si vaya barriga tan grande para estar de tan poco, que si ya estarás a punto de dar a luz (y estas de 30 semanas…), que si no llevarás dos… o al revés, que si que barriga tan pequeña, todavía te queda (y estás de 38 semanas…), a ver si no estás comiendo bien…
Desde luego, algo que deberíamos recordar siempre es que jamás se deberían hacer comentarios sobre el cuerpo de otra persona y sobre el de una embarazada menos aún. Ni buenos, ni malos ni regulares. Estos comentarios, aun siendo realizados sin mala intención pueden causar mucho estrés y ansiedad a una mujer, preocupándose sin necesidad del bienestar de su bebé.
Imagina que una mujer está agobiada porque le han dicho que su bebé viene grande y tiene miedo al parto… ¿Cómo le sentará el comentario de «¿seguro que no llevas dos?». O la mujer cuyo bebé es PEG o CIR y se preocupa por si no crece lo suficiente y encima tiene que escuchar que tiene una barriga muy pequeña…O, por ejemplo, si le dices que ha cogido mucho peso y esa mujer ha pasado o pasa por un TCA.
Hagamos un ejercicio de reflexión antes de hacer estos comentarios que además no aportan nada a la madre ni a nadie.
Barriga “grande” o “pequeña”: ¿De qué depende?
Hay muchos factores que pueden influir en la forma y tamaño de la barriga de una mujer embarazada, no sólo el tamaño del bebé, de hecho, diría que es una de las variables que menos lo determina.
Si no es tu primer embarazo, seguramente ya hayas notado que la barriguita se hace evidente mucho antes. ¡Estas de apenas 8 semanas y ya te aprieta la cinturilla del pantalón! Cuando en tu primer embarazo no te pusiste pantalones premamá hasta las 16 semanas… Tranquila, entra dentro de lo normal. Los tejidos y el útero están más elásticos que en anteriores gestaciones y ofrecen menos resistencia al crecimiento.
Otro de los factores que evidentemente influye es el número de bebés. No ocupan lo mismo dos que uno o que tres. Por tanto, una mujer con un embarazo gemelar tendrá una barriga más grande que otra mujer con las mismas semanas de gestación, pero con un solo bebé. Pero, por si a alguien le surgen dudas, es muy infrecuente llegar a término sin saber que llevas dos bebés en tu vientre. Porque se notan de forma distinta y porque sería difícil no verlos en las ecografías cuando ya tienen un tamaño considerable.
La cantidad de líquido amniótico puede ser determinante. Hay bebés pequeños, pero con bastante líquido y por tanto dará la impresión de mayor tamaño y viceversa. Esto es algo que no se aprecia a simple vista, necesitamos una ecografía para medir la cantidad de líquido. Esta puede ser muy variable de una mujer a otra, incluso durante el propio embarazo. Lo importante es que siempre se mantenga dentro de unos parámetros óptimos. Si hay un exceso o un defecto importante se realizaría un seguimiento y estudio exhaustivo para determinar la causa.
La constitución de la madre también es importante. Recuerdo que dos de mis amigas estaban embarazadas a la vez, con aproximadamente 10 días de diferencia. Una es bastante alta y otra es más bajita. Aun estando de las mismas semanas, la que es más alta daba la sensación de estar menos avanzada y la otra de estarlo más. Ambas tuvieron bebés sanos, de unos pesos similares y partos estupendos.
Las mujeres altas, con un torso más alargado suelen tener barrigas más alargadas y más espacio para el crecimiento uterino. De hecho, suelen notar menos esa presión en el estómago y su capacidad pulmonar se ve menos comprometida. Las bajitas tenemos el espacio justito y al final del embarazo el bebé nos llega hasta el esternón prácticamente. Todos los espacios están bien aprovechados y el útero se proyecta más hacia donde encuentra menos resistencia, que es hacia fuera.
La posición del bebé influye en el tamaño y la forma del útero
Aunque el bebé está perfectamente protegido por las capas musculares uterinas, el líquido, las estructuras abdominales… su posición determina mucho la forma externa.
Los bebés que están en posición transversa (en horizontal) suelen expandir la tripa hacia los lados y no se proyecta tanto hacia fuera, dando sensación de más pequeña.
Los bebés que están en posición posterior (con la espalda hacia la espalda de la madre) pueden parecer más “recogidos”, como si estuvieran empaquetados dentro del útero, ya que su volumen mayor que es la parte de la espalda, torso etc., está hacia dentro. Por otro lado, sus movimientos se suelen notar más bruscos porque dan las patadas justo en la zona externa de la tripa. Se suelen sentir, e incluso ver desde fuera, perfectamente las patadas en la zona entre el esternón y el ombligo, al final del embarazo o en las zonas laterales.
¿Y el tamaño del bebé?
Claro que no ocupa el mismo espacio un bebé de cinco kilos que uno de tres… pero la postura que adopten y la contención abdominal van a determinar en buena manera la forma que percibamos desde fuera. Digamos que un bebé grande puede estar más “compactado”, más flexionado y con una posición optimizada y, al contrario. Así que no, el tamaño de la barriga no está relacionado con el del bebé.
Mitos
Lo que sí es totalmente falso es que se pueda saber el sexo del bebé sólo por la forma del abdomen de una embarazada… No tiene ningún tipo de lógica y por supuesto ninguna evidencia científica. Las estructuras y el desarrollo de la gestación no dependen en absoluto de que el bebé tenga XX o XY en sus cromosomas. Antiguamente era una manera de especular con ello porque no existían las ecografías y total, tienes el 50% de posibilidades de acertar.
¿Y, se puede saber si el parto está cerca por la altura de la barriga? Sí… y no. Es cierto que, en los primeros embarazos, hacia el final de la gestación el bebé suele encajarse en la pelvis y esto puede producir una disminución de la altura uterina. Pero es algo poco perceptible si no te fijas y en algunas mujeres apenas se nota. Puedes empezar a respirar mejor y a tener más presión en la vejiga, teniendo que ir al baño más a menudo.
En segundos y sucesivos embarazos es frecuente que esto no pase hasta que comienzan las contracciones, así que tampoco es un método fiable para realizar predicciones sobre el momento del nacimiento.
Un factor determinante: La musculatura del CALP (complejo abdomino-lumbo-pélvico)
Si imaginamos la cavidad abdominal como una caja, el diafragma sería la parte superior, la musculatura lumbar, la columna vertebral… sería la parte posterior. La zona inferior estaría formada por el suelo pélvico o periné y la pelvis y en la parte anterior, hacia donde crece la barriga en el embarazo, por la musculatura abdominal compuesta por distintas capas.
Todos estos “lados de la caja” trabajan en armonía para mantener una presión abdominal adecuada, gestionar los esfuerzos, mantenernos erguidos, en una postura adecuada y sin molestias.
Cuando este complejo ya está desequilibrado antes del embarazo, por ejemplo, con una pared abdominal con poco tono (que no tiene nada que ver con tener tableta de chocolate), es de esperar que cuando el útero vaya creciendo, esa musculatura lo sostenga menos y se proyecte más, llegando en algunos casos a producirse un abdomen pendular en el que el útero y el bebé prácticamente sobresalen por encima del pubis.
La diástasis de rectos (separación entre ellos) que de por sí se produce en el embarazo de forma fisiológica, será más evidente si ya la tenías de antes y también puede dar la impresión de que la gestación esté más avanzada.
Si es tu caso, es habitual que notes la barriga mucho antes y que tengas la sensación de estar de más semanas. Lo ideal sería trabajarlo antes del embarazo, sobre todo por tu salud, para evitar molestias. Pero durante el mismo, también se puede abordar el problema, por ejemplo, utilizando el método 5p de rehabilitación postural.
En el extremo contrario, si ese CALP está excesivamente tonificado, el crecimiento del útero puede no visualizarse igual. Si la musculatura está muy tensa, los movimientos fetales incluso pueden doler y son las típicas barriguitas con las que se suele decir que “por detrás ni se te nota”. Muy compactas. Pero como en todos los extremos, puede haber molestias derivadas de la hipertonía de la musculatura abdominal, perineal y diafragmática como por ejemplo una irritación uterina y, por tanto, es algo interesante a trabajar durante la gestación.
Tu postura también es importante
¿Te has parado alguna vez a pensar en qué postura te sientes más cómoda?
Si tienes tendencia a dejar las rodillas bloqueadas hacia atrás y a sacar la barriga hacia fuera curvando la zona lumbar, el útero al crecer se proyectará más hacia fuera. Además, en estos casos, si es una postura que has mantenido toda tu vida, es posible que la zona lumbar esté tensa y la musculatura abdominal con menos tono.
En el extremo contrario, tenemos la postura con los isquiones muy cerrados, los glúteos planitos, pelvis en retroversión y esternón ligeramente hacia el pubis, como encorvando la espalda en la zona superior. Es ese caso la barriga se proyectará menos hacia fuera y suele ser más ancha.
Evidentemente estoy poniendo ejemplos extremos, prácticamente todas tenemos una postura mejorable. Hay muchos grises entre el blanco y el negro, pequeñas características que se tienen y otras que no. No somos máquinas, no siempre se cumple la regla, de hecho, hay tantas barrigas y formas como embarazadas y en mi opinión todas son preciosas.
Pero si tienes dudas sobre cualquier cuestión relativa a tu embarazo o cualquier otra relacionada con salud materno-infantil, te esperamos en la Tribu CSC, donde puedes consultarnos online gratis durante el primer mes.
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