TDA y TDH: Primeros síntomas y cómo diferenciarlos

Es en la etapa escolar, especialmente en el paso a primaria, donde este trastorno despuntará y se podrá comenzar el proceso de diagnóstico

Es importante que diferenciemos TDA y TDH porque, aunque ambos afectan al día a día del niño de manera significativa, las conductas del peque van a ser diferentes.

TDA y TDH

¿Cuántas veces estamos haciendo tantas cosas a la vez que al final no damos pie con bola? Empezamos algo y no logramos acabarlo porque nos acordamos de que tenemos otra cosa pendiente, y allá que vamos. En mitad del proceso, no recordamos donde hemos dejado las gafas y, anda, mira, aparece la pareja de ese calcetín que teníamos por ahí suelto desde la última lavadora.

Será culpa del multitasking ese, que practicamos a diario porque nos faltan horas al día y nos sobran cosas que hacer… Y al final lo que ocurre es que no llegamos a todo, lo que hacemos sale regular nada más, y nosotros terminamos frustrados y agotados. Algo así es lo que le ocurre a nuestro peque con Déficit de Atención e Hiperactividad.

 

TDA y TDH: Primeros síntomas y cómo diferenciarlos

 

¿Qué es el TDAH en los niños?

Literalmente nuestro peque está a todo y todo lo hace a mil revoluciones. Es como si viviera acelerado y no solo lo vemos en lo que hace, también se refleja muchas veces en su lenguaje, en cómo piensa y transmite sus ideas, en cómo organiza sus actividades. Salta de una cosa a otra sin mucho orden ni concierto y el resultado, no es el esperado. ¡Claro!

Ya hemos comentado en alguna ocasión que, de manera muy general, los peques son así (y cuanto más pequeños más): activos, inquietos, poco organizados, impulsivos, les cuesta centrarse en una actividad durante un rato más o menos largo. Muchas veces son muy intensos y las rabietas suelen ser frecuentes.

 

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Todos estos son comportamientos naturales y forman parte de la maduración del niño, justo por eso, porque son personitas en pleno desarrollo. Desarrollo no solo físico y orgánico, su cerebro también está formándose y madurando, creando conexiones a toda velocidad, aprendiendo a gestionar y organizar todas las experiencias que recibe cada día.

Por eso, si nuestro hijo o hija odia recoger y tira todos sus juguetes por cualquier lado, se enfada con nosotros cuando le pedimos que los guarde, tenemos que decirle las cosas 40 veces y aun así parece no escucharnos, no se entretiene solo o tiene rabietas por casi cualquier cosa, entraría dentro de lo habitual y esperado para el desarrollo típico.

Entonces, ¿cuándo deberíamos preocuparnos?

 

TDA y TDH: Primeros síntomas y cómo diferenciarlos

 

¿Qué comportamientos o signos podrían indicar que mi pequeño pudiera tener TDAH? 

Como hemos ido comentando, el cerebro va madurando a lo largo de la primera infancia, en los primeros 6 o 7 años, y esto se refleja en el comportamiento de nuestros hijos, siendo este cada vez más organizado, y permitiéndoles gestionar sus emociones poco a poco cada vez de manera más madura, participar en tareas y juegos más complejos, así  como seguir reglas y respetar turnos, por ejemplo. Ir adquiriendo aprendizajes como la lectoescritura o resolviendo problemas lógico-matemáticos.

Y en casa, en el día a día, iremos observando como van siendo más autónomos a la hora de organizar sus cosas, preparar su mochila, o hacer sus deberes sin que tengamos que estar encima de ellos todo el tiempo. Esto no va a ocurrir así si nuestro hijo o hija tiene TDA o TDAH.

 

TDA y TDH: Primeros síntomas y cómo diferenciarlos

 

Síntomas TDAH

El DSM-5, que es el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, enumera una serie de conductas que deben estar presentes con una frecuencia determinada para que podamos plantearnos este diagnóstico, no obstante creo que sería muy indicado decir que podríamos sospechar que nuestro pequeño pudiera tener TDAH cuando esa inquietud motora, desorganización o dificultad para prestar atención, realmente está afectando a su vida diaria y a la nuestra, la de su familia. Debe haber un “deterioro significativo” en la calidad de vida de nuestro peque.

Con ese deterioro significativo nos referimos a que puede haber problemas de aprendizaje importantes en el colegio. Si me cuesta prestar atención, ¿cómo voy a ser capaz de mantenerme leyendo una lectura, resumirla o contestar una serie de preguntas sobre ella? ¿Cómo podré memorizar los diferentes contenidos para contestar un examen? Si no soy capaz de mantenerme sentado, molestaré al niño de al lado; me olvidaré de apuntar los deberes en la agenda, perderé lápices, libretas, notas…

 

TDA y TDH: Primeros síntomas y cómo diferenciarlos

 

En el patio o en educación física, donde el entorno es aún menos estructurado, posiblemente no siga normas, no respete turnos y me enfade porque no gano. El resultado de todo esto es que las relaciones sociales suelen resentirse, y el niño es etiquetado como malo, flojo o trasto, con el consiguiente reflejo en su autoestima.

En casa ocurre algo similar, el caos y la desorganización serán la tónica diaria. Nuestro hijo necesitará que estemos encima continuamente, recordándole qué tiene que hacer y hasta cómo hacerlo, porque actividades tan simples como prepararse un sándwich o la mochila para el día siguiente, pueden ser un auténtico reto. Es frecuente también que asuma conductas de riesgo como trepar al sitio más elevado o balancearse en el columpio más peligroso sin pensar que puede caerse, jugar a lanzar piedras a su hermano sin valorar que si le da puede hacerle daño, o ir corriendo por la calle y cruzar sin pararse a mirar los semáforos. Por todo esto, las peleas con los adultos suelen ser frecuentes, con lo que se establecen dinámicas de relación que no son las mejores: mamá o papá siempre están enfadados y regañando, y el niño suele estar castigado, sintiendo que todo lo hace mal o que es malo.

 

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No vamos a extendernos demasiado enumerando síntomas y su frecuencia de aparición, que ya tratamos en el post Hiperactividad infantil: Síntomas y tratamientos, pero sí que es interesante que diferenciemos el TDA del TDAH, porque aunque ambos afectan al día a día del niño de manera significativa, las conductas del peque van a ser diferentes.

Diferencias entre TDA y TDAH

Si nuestro hijo tiene TDAH, el síntoma más característico es la inquietud motora. Literalmente, no puede parar quieto, casi ni para dormir. Se levantará de la silla, irá de un lado a otro, tocará las cosas, no podrá dejar las manos quietas, le vamos a decir muchas veces que no haga algo y no va a ser capaz de controlarse para no hacerlo. Será un pequeño torbellino. En clase suelen llamar mucho la atención por este motivo, y desafortunadamente, suelen ser los castigados.

En cambio, si nuestro peque tiene TDA, puede pasar mucho más desapercibido, porque no meterá ruido. Puede ser un niño tranquilo, que no moleste ni interrumpa la clase, pero que se perderá la mitad de las cosas que ocurran o se expliquen, porque estará pensando en sus cosas. Es el típico que se distrae con el vuelo de una mosca. Por esto, detectar las dificultades y que los mecanismos de ayuda y apoyo escolar se pongan en marcha, puede tardar más.

 

TDA y TDH: Primeros síntomas y cómo diferenciarlos

 

De manera general, las familias vamos a ir observando dificultades en el desarrollo de nuestros peques de forma bastante precoz, pero va a ser en la etapa escolar y, especialmente, en el paso a primaria, donde este trastorno despuntará y se podrá comenzar el proceso diagnóstico. La madurez del niño de estas edades debería permitirle ir asumiendo mayores responsabilidades en casa y en el cole, pero en los peques con este trastorno, como hemos visto, no va a ser así.

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