Muchas familias siguen teletrabajando con los peques en casa y de vacaciones, ¿cómo compaginar el ritmo de trabajo con los niños? ¿Es posible teletrabajar y conciliar al mismo tiempo?
Cuando se supone que la conciliación es más fácil, pero no
El tema de la conciliación familiar y laboral es un debate que lleva tiempo presente en nuestra sociedad. Desde hace ya varias décadas, lo más habitual es que en las familias todas las personas adultas tengan un empleo remunerado que deben compatibilizar con el cuidado de hijos e hijas.
Sin entrar en debates profundos sobre la feminización de los cuidados y el poco valor que se les da, lo cierto es que la gran perjudicada en esta realidad ha sido la infancia, que ha cambiado la presencia estable de una figura de referencia en sus vidas (generalmente, la madre), por una suerte de planificación milimétrica cargada de actividades extraescolares que no dejan tiempo a la improvisación ni al aburrimiento.
Los horarios de trabajo interminables, unidos a la falta de sensibilidad y planificación de la mayoría de las empresas y administraciones a la hora de dar facilidades para poder desarrollar nuestra labor profesional y, al mismo tiempo, poder criar a nuestros hijos, han conseguido que el tema de la conciliación familiar y laboral fuera una mezcla entre una utopía y un chiste de mal gusto.
¿Es posible teletrabajar y conciliar?
Hasta hace unos meses, éramos muchas las personas que pensábamos en el teletrabajo como un oasis de paz en el que la actividad laboral y la atención de la familia eran compatibles. Errábamos profundamente. No negaré que tener la posibilidad de trabajar a distancia, desde tu propia casa, tiene varias ventajas importantes en comparación con el trabajo presencial. Pero teletrabajar y conciliar no es tarea sencilla.
Por ejemplo, cuando los niños enferman, creo que casi cualquier madre o padre preferiría trabajar desde casa y no tener que dejar a su peque al cuidado de otra persona en esas circunstancias. Pero, en la práctica, el teletrabajo durante el confinamiento se ha convertido para muchas familias en una situación tan estresante que habría hecho perder los nervios a la mismísima Mary Poppins.
Ahora, con los peques ya de vacaciones, son muchas las casas donde el padre y/o la madre siguen teletrabajando y deben compaginar ese ritmo de trabajo habitual con uno o varios peques en casa, reclamando la atención de sus progenitores.
Es fácil que, cuando te encuentras en mitad de una videoconferencia importante y tu hija viene a decirte por vigésimo cuarta vez que su hermano le ha quitado un juguete, entres en modo Mr. Hyde y la paciencia brille por su ausencia. Ese es el motivo por el que en este post queremos compartir algunas ideas para mantener la paciencia teletrabajando.
Aprovecha mientras duermen
Siendo realistas, tenemos que admitir que la inmensa mayoría de niños y niñas, al menos en sus edades más tempranas, reclaman una atención prácticamente constante. Quiero agua, estoy aburrida, quiero estar contigo, mi hermano me está molestando… no, no lo hacen para fastidiarnos.
Están creciendo y necesitan que les atendamos en sus necesidades más básicas y les acompañemos en su crecimiento. Así que, si tu trabajo te permite cierta flexibilidad horaria, aprovecha las horas de sueño infantil para realizar aquellas tareas que requieran de una mayor concentración para poder realizarla sin interrupciones.
Según los patrones de sueño de cada familia, podrás aprovechar las primeras horas de la mañana antes de que se despierten, el tiempo de la siesta o las últimas horas del día, si se acuestan temprano y aún te queda energía.
Establece una rutina de actividades para tu tiempo de trabajo
Si en tu trabajo no tienes flexibilidad horaria o, al menos, una parte del trabajo debes realizarla en un horario concreto, puede ayudar que tengáis establecidas unas rutinas que tus hijos e hijas puedan seguir de manera más o menos autónoma, según la edad de los peques, durante tu tiempo de trabajo más estricto.
Están de vacaciones y no es necesario que hagan “deberes” pero sí pueden tener tareas o tiempos organizados que les ayuden a tener una estructura clara del tiempo y a saber que, cuando acabe ese tiempo de trabajo, podrás atenderles mejor, con más calma y más presencia.
Si son muy peques, incluso aunque estén contigo en la misma habitación donde estás trabajando, puede ayudar tener una tabla de rutinas para aportarles la seguridad de saber lo que vendrá después.
Ideas para cuando se aburren
No es mala idea hacer un tarro del aburrimiento o tener un banco de recursos o ideas del que puedan tirar cuando, por el motivo que sea, necesites más tiempo de trabajo, para esos días difíciles en los que las rutinas no estén funcionando o, simplemente, se aburran de ellas y pidan un poco de improvisación.
Eso sí, si vais a preparar un tarro del aburrimiento para este fin, procura que las ideas que introduzcáis en él las puedan hacer sin ayuda ni supervisión especial; de lo contrario, no os ayudará a conseguir conciliar teletrabajo y cuidados. Si en el tarro del aburrimiento metemos ideas como preparar un bizcocho y no pueden hacerlo solos, en lugar de ganar tiempo, probablemente, añadiremos un nuevo conflicto a nuestro día.
Hacer puzzles, dibujos, bailar, ordenar los juguetes… si incluimos cosas que puedan hacer de manera autónoma aumentamos las probabilidades de éxito para poder teletrabajar y conciliar al mismo tiempo.
La familia que coopera permanece unida
Las tareas domésticas no se hacen solas. A muchas personas nos gustaría que así fuera pero, de momento, a pesar de la ayuda de robots y máquinas diversas, seguimos teniendo que hacer tareas domésticas cada día. Colaborar en esas tareas no solo es un gran aprendizaje para la vida, también es una fantástica manera de hacer equipo y sentir pertenencia al grupo.
Además, si repartimos esa carga entre todos, dispondremos de más tiempo para disfrutar juntos. Si tienes un bebé de dos meses no va a poder colaborar aún pero, en cuanto comienzan a desplazarse con soltura por sí mismos y ganan cierta autonomía, pueden empezar a colaborar en ciertas tareas acordes a su desarrollo. Si no sabes muy bien cómo empezar a fomentar este hábito, las tablas de ideas de inspiración Montessori pueden serte útiles para coger ideas.
Reserva las herramientas excepcionales para ocasiones excepcionales
Durante el confinamiento, muchas familias han cambiado sus hábitos y han sentido que perdían la partida contra las pantallas. Las recomendaciones generales de la OMS son nada de pantallas antes de los dos años y, de tres a cuatro años, cuanto menos uso hagan de las pantallas mejor, con un máximo de una hora al día.
Cada familia toma sus propias decisiones con respecto al uso de pantallas y todos los temas relacionados con la educación y la crianza. Sin embargo, en circunstancias excepcionales, es normal que recurramos a estrategias excepcionales. No hablamos de sentar a los niños frente a las pantallas todo el día para poder trabajar tranquilamente…
Pero si tus hijos ya no son bebés y un día a la semana, por ejemplo, tienes una reunión súper importante por videoconferencia, en la que verdaderamente necesitas tener la máxima concentración posible y debes evitar distracciones, a lo mejor puedes aprovechar esa ocasión para incluir en la rutina de ese día ver una peli.
Esa o cualquier otra actividad que normalmente no realicéis en el día a día y solo hagáis de manera excepcional, puede ayudarte a mantener la situación bajo control en los momentos de más dificultad para conciliar cuidados y teletrabajo.
Mírales a los ojos
En las prisas del día a día es fácil perder de vista que las necesidades del mundo infantil son opuestas al ritmo que llevamos en nuestra vida adulta. Al teletrabajar y conciliar, estos dos ritmos tan distintos coexisten en el tiempo y en el espacio. Las responsabilidades laborales tienen tanto peso que, en una situación así, es fácil que acaben ocupando el centro de tu vida y te desconectes, en mayor o menor medida, del resto de facetas de tu vida.
Si entras en esa vorágine es fácil que acabes exigiéndoles a tus hijos que se adapten a tu ritmo de trabajo y a tus necesidades, lo cual va contra su propia naturaleza. Mírales a los ojos. Conecta con ellos. Solo son niños, haciendo cosas de niños y expresando sus necesidades como niños. Están en casa, tú estás ahí y eres su padre o su madre.
No entienden que estás inmerso en tu jornada laboral. Eso que te están pidiendo y que te interrumpe tu jornada, para ellos es muy importante. Teletrabajar y conciliar no es fácil. No vas a poderles decir que sí y dejar todo lo que estás haciendo para dedicar el día a jugar con ellos, pero sí puedes conectar con su necesidad y explicarles con amabilidad y mirándoles a los ojos que te encantaría poder jugar con ellos y que lo harás en cuanto termines tu trabajo.
Reserva un tiempo concreto en el día para disfrutar en familia
Cuando estamos teletrabajando con niños en casa, es fácil que la jornada laboral se eternice para compensar la falta de concentración o las interrupciones y acabemos teniendo la sensación de que trabajamos 24 horas al día. Si a eso sumamos el resto de obligaciones de la casa, nos sumergiremos en una dinámica de quehaceres que no dejen lugar para el disfrute.
Es importante que te marques un ratito cada día para este fin. Necesitáis esos momentos de jugar y reír juntos para manteneros conectados y no olvidar lo esencial. Decidiste formar una familia para disfrutar de ella. No deberíamos relegar el disfrute para cuando tengamos un hueco que puede no llegar nunca.
Disfrutar de este tiempo juntos te ayudará a estar más conectado, a satisfacer, en parte, su necesidad de pertenencia; y, será más fácil que tus hijos entiendan que necesitas que esperen mientras trabajas, si saben que después tendréis ese tiempo para compartir. De esta forma, teletrabajar y conciliar se hará más sencillo.
Cuídate
Si en condiciones “normales” el autocuidado no forma parte de nuestra lista de prioridades, teletrabajando puede parecer una utopía. Sin embargo, para mantener la jarra de la paciencia (o del amor) llena es imprescindible que la llenes de pequeños placeres, de ratitos de autocuidado aunque sea en pequeñas dosis.
Ante un mismo incidente (se derrama un vaso de agua, por ejemplo), no reaccionamos igual un jueves por la noche de una semana de estrés en el trabajo, que un sábado por la tarde cuando venimos de tomar algo y pasar un buen rato con un grupo de amigos.
Las experiencias que nos ayudan a recargar las pilas pueden ser la mejor ayuda para conseguir mantener la paciencia en los momentos difíciles. No importa si escuchas música, haces yoga o lees una novela, pero intenta tener pequeños ratos para ti y tomar conciencia de que ese es tu tiempo personal. Eso te ayudará a estar más presente en el tiempo que pases con tus hijos.
Ajusta tus expectativas a la realidad
La inmensa mayoría de las dificultades que enfrentamos durante la crianza parten de un desajuste entre nuestras expectativas y la realidad. Trabajar y cuidar de nuestros hijos al mismo tiempo son actividades casi incompatibles por lo que lo mejor es no marcarnos objetivos inalcanzables.
Asumir que no vamos a poder ser tan productivas o productivos como cuando hacemos trabajo presencial y, con toda probabilidad, tendremos que ampliar nuestro horario de trabajo para poder ponernos al día; ser conscientes de que no podremos atender a nuestros hijos como nos gustaría y puede que nos lo hagan saber de la forma menos cómoda en el momento más inoportuno; afrontar que las actividades relacionadas con el hogar no estarán hechas en el momento “esperado”…
Aceptar que los días no serán fáciles y levantarnos dispuestos a capear las dificultades sin grandes pretensiones puede ayudarnos a alejarnos de la autoexigencia agotadora que implica vivir con unas expectativas que no están al alcance de nuestras posibilidades.
Mantén la calma
Sí, es más fácil decirlo que hacerlo, pero está directamente relacionado con el punto anterior. Lo más probable es que alguno de tus hijos tenga una necesidad imperiosa de estar contigo o pedirte algo justo en mitad de esa reunión tan importante o cuando más carga de trabajo tienes.
Aceptar la situación puede ayudarte a controlarla mejor que si esperas que tus hijos entiendan que no deben interrumpir. Y seguro que tu jefa o tu cliente prefieren verte interrumpir un minuto tu trabajo y pedirle amablemente a tu peque que te ayude haciéndote un dibujo de lo que estás vendiendo, por ejemplo, que verte perder los nervios y obligarle a salir de la habitación.
Recuerda que no es nada personal, no tienen intención de fastidiarte el día. Solo son niños y niñas aprendiendo a sobrevivir en un mundo adulto que no tiene en cuenta su naturaleza ni sus necesidades. Y tú, solo eres una madre o un padre intentando teletrabajar y conciliar, y dar lo mejor de ti en un mundo que invisibiliza la crianza y te pide que sigas siendo produciendo como si criar a tus hijos fuera algo secundario cuando es, probablemente, el trabajo más importante y difícil de tu vida. Sé amable con ellos y contigo.
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