Terapia para mamás: La terapia madre-bebé para tratar la depresión perinatal

Los estudios evidencian que las terapias para mamás que tienen en cuenta la diada madre-bebé presentan mayor beneficio que las terapias que se centran exclusivamente en la madre cuando esta sufre un trastorno psicológico perinatal, como la depresión.

Cuando hablamos de depresión perinatal nos referimos al trastorno del ánimo durante el embarazo o tras el parto. Algunos estudios revelan que entre un 6% y un 38% de las mujeres sufren depresión perinatal. Y probablemente estemos hablando solo de la punta del iceberg si tenemos en cuenta que, en muchas ocasiones, no se diagnostica debido a que algunos de los síntomas pueden ser considerados como «normales» dentro de las vivencias propias del embarazo y el posparto.

Sin embargo, la depresión perinatal va a suponer un impacto negativo no solo para la madre sino también para el bebé y para la relación de vínculo entre ambos. Por eso, en estos casos, es importante acudir cuanto antes a un especialista ante la más mínima duda. En la Tribu CSC puedes consultar a nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil y crianza respetuosa.

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Si la madre sufre, el bebé también

¿Cómo afectan al feto las emociones de la madre? Los hijos de madres con depresión perinatal pueden presentar bajo peso al nacer, retrasos del desarrollo e incluso problemas psicológicos. El impacto sobre el vínculo se traduce en una baja calidad en los cuidados, hostilidad, baja sensibilidad y apego inseguro.

Por el contrario, la adecuada salud mental de la madre, va a resultar beneficiosa no solo para ella misma sino también para el bebé y para el vínculo que se va a establecer entre ellos. Así, la madre podrá interpretar las señales del bebé y responder a sus necesidades favoreciendo el establecimiento de un vínculo de apego seguro entre ambos.

Por tanto, la depresión perinatal es un trastorno que puede tener repercusiones futuras no solo para la madre, por el hecho de tener mayor probabilidad de mantener la sintomatología depresiva a posteriori, sino también para los hijos. Este hecho ya hace que merezca la pena buscar herramientas y técnicas que nos puedan ayudar a paliar los efectos de la depresión perinatal.

Terapia para mamás, pero también para bebés

Tradicionalmente, la intervención psicológica en madres con depresión perinatal se ha centrado precisamente en la madre. Sin embargo, en los últimos años los estudios confirman que la intervención centrada no solo en la madre sino también en el bebé y en el vínculo entre ambos, es más eficaz; puesto que intervienen sobre todas las partes implicadas.

Esta intervención guiada por profesionales permite a las madres con depresión perinatal comprender el comportamiento de los bebés y ser capaces de interpretar correctamente no solo sus necesidades sino también sus emociones y deseos. De esta forma, la intervención está enfocada a conseguir que las madres puedan comprender lo que hacen los bebés y porqué lo hacen y, además, puedan reflexionar sobre la forma de interactuar con ellos y sobre las respuestas que les dan a sus bebés en esas interacciones.

Para ello, se recogen las preocupaciones de la madre sobre el hijo, su nivel de autoeficacia respecto a la crianza, las representaciones que tienen sobre sí mismas y sobre los niños, etc. Posteriormente, se realizan algunas grabaciones de la interacción madre-bebé que van a permitir identificar los puntos fuertes y débiles de la relación entre ambos. Entre las secuencias negativas podemos encontrar el afecto negativo, el comportamiento hostil, la evitación o la dificultad para atraer la atención del niño o jugar adecuadamente con él. Por el contrario, las secuencias positivas que pueden aparecer son las miradas compartidas, el disfrute en el juego, el alivio del malestar desde la calma, etc.

Una vez identificados estos puntos, el terapeuta guiará a la madre en la reflexión y le ayudará a definir objetivos para modificar aquello que pueda dificultar la relación madre-hijo de manera que, se trabajará, por un lado, la capacidad de la madre para reconocer y validar sus propias emociones y, por otro, la identificación y validación de las emociones del niño y el vínculo entre ambos.

Algunos estudios demuestran que este tipo de intervención que tiene en cuenta la diada madre-bebé presenta mayor beneficio que las terapias que se centran exclusivamente en la madre.

La mejora en la función reflexiva de las madres parece conseguir que bajen los niveles de depresión y, a su vez, que estas puedan considerarse “mejores madres”, más eficaces, sensibles y resolutivas.

Aunque aún necesitamos más investigación acerca de este tipo de terapia, parece que con la intervención guiada sobre la madre y niño los resultados son más beneficiosos para ambas partes y, en definitiva, esto contribuirá a la mejora de la salud mental de ambos y al bienestar familiar.