Este post se publicó originalmente el 24/09/2021 y ha sido actualizado en fecha 23/09/2024
El cáncer de tiroides representa el 3% entre todos los tipos de cáncer diagnosticados en el mundo, siendo más frecuente entre mujeres jóvenes.
La función del tiroides es elaborar las hormonas tiroxina y triyodotironina (entre otras), responsables de la regulación del metabolismo. Además también participan en la síntesis de la leche materna, por lo que tradicionalmente se ha relacionado la alteración de los niveles de estas hormonas con una disminución en la producción y/o secreción de leche. Pero, ¿cómo afecta realmente la tiroides a la lactancia?
Las causas del hipotiroidismo, el déficit en las hormonas tiroideas, son múltiples. Desde una tiroiditis durante el embarazo, una enfermedad autoinmune o un hipotiroidismo congénito, hasta el cáncer de tiroides.
Día Mundial del Cáncer de Tiroides
Además de la edad y el sexo (las mujeres tienen tres veces más probabilidades de padecerlo), la exposición a radiación por terapia médica y los antecedentes familiares son otros factores de riesgo para esta enfermedad en la que se forman células cancerosas en los tejidos de la glándula tiroidea. Hay cuatro tipos principales de cáncer de tiroides, con diferente malignidad. El más común es el cáncer de tiroides papilar, y el más difícil de curar actualmente es el anaplásico.
La glándula de la tiroides se encuentra cerca de la tráquea, en la base de la garganta, y tiene forma de mariposa. No se aprecia a través de la piel pero, ocasionalmente, puede llegar a tocarse o verse como una inflamación si se forman nódulos.
Por eso normalmente se diagnostican de manera rutinaria tras la palpación del cuello en un examen genérico o tras una radiografía por otras razones médicas. Y es que es frecuente no apreciar ningún síntoma alarmante, o confundirlos con otras afecciones que cursen por ejemplo con ronquera o dificultad para tragar y respirar.
Aunque solo un pequeño número de nódulos son cancerosos, es importante consultar con el médico en el menor tiempo posible, sobre todo si el nódulo es grande y duro o causa dolor.
Hipotiroidismo tras el cáncer de tiroides
La cirugía es el tratamiento más común para el cáncer de tiroides: se extirpa la glándula (entera o solamente un lóbulo si no está afectado el otro) e incluso los ganglios linfáticos si están agrandados. Inevitablemente la función tiroidea quedará limitada o inexistente para siempre y el organismo no producirá la cantidad de hormonas necesarias. A este trastorno se le conoce como hipotiroidismo, pero entre las causas más comunes de dicha enfermedad no está el cáncer.
El motivo más habitual del hipotiroidismo es un trastorno autoinmunitario (tiroiditis de Hashimoto), también puede ser una respuesta al tratamiento para el hipertiroidismo (cuando la glándula segrega más hormonas de las necesarias) o, como decíamos, una cirugía de tiroides. Independientemente de la causa del hipotiroidismo, será necesario administrar hormonas tiroideas artificiales y así cubrir las necesidades del organismo.
Tiroides y lactancia
Las hormonas tiroideas están implicadas en el desarrollo mamario desde la adolescencia, dichas hormonas también están implicadas en la diferenciación del tejido mamario que se produce durante el embarazo. Una descompensación en las hormonas tiroideas, especialmente un hipotiroidismo mal controlado, puede tener un impacto negativo en la producción de leche pues se ha visto en algunos estudios que puede producir un déficit de prolactina, que es la hormona encargada de la producción de leche, por lo que generalmente se puede asociar una hipogalactia con el hipotiroidismo o el hipertiroidismo.
En aquellos casos en los que la producción de leche o la ganancia de peso del bebé sea insuficiente, lo primero que hay que hacer es valorar que las tomas son correctas (en cuanto al agarre, la succión y la transferencia de leche) y que no se están limitando dichas tomas.
Si todo es correcto y el problema persiste, habría que pensar que nos encontramos ante una hipogalactia real. Y ante la sospecha, aunque no contemos con datos científicos suficientes que lo avalen, es aconsejable valorar los niveles de las hormonas tiroideas.
Puede haber otros síntomas que nos indiquen que existe un hipotiroidismo: fatiga, estreñimiento, memoria deficiente, aumento de peso, cansancio, apatía… pero a menudo se confunden con la depresión posparto. Con un análisis de sangre es sencillo identificar si hay o no una alteración de la tiroides, aunque es conveniente controlarla a menudo ya que el embarazo puede provocar una tiroiditis transitoria.
¿Cuándo tienes hipotiroidismo puedes amamantar a tu bebé?
Tanto si el diagnóstico del hipotiroidismo es previo como durante la lactancia, el tratamiento es totalmente compatible, aunque se recomienda la Levotiroxina como principal elección. Una vez que los niveles de TSH están normalizados gracias a la medicación, no hay que temer en ningún momento que pueda afectar a la producción o a la salida de leche.
Igualmente, en los casos de hipertiroidismo será necesario un tratamiento y también hay medicamentos antitiroideos compatibles con la lactancia, aunque en aquellos casos en los que sea necesaria una terapia de yodo radioactivo habría que interrumpir la lactancia.
Además, aunque los suplementos vitamínicos durante la lactancia no son necesarios, se debe administrar suplemento de yodo en aquellas madres lactantes hipotiroideas. En realidad podría estar indicado en la mayoría de las mujeres, ya que el requerimiento de yodo es mayor durante la lactancia pues el yodo que ingiere la madre con esta suplementación es más para su bebé que para sí misma. Debe ingerir al menos 200 mcg de yodo al día (la sal yodada es insuficiente) durante toda la lactancia, pero también se puede alcanzar con la dieta tomando lácteos y derivados no ecológicos, pues estos últimos no están enriquecidos con yodo.
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