Noviembre de 2017. Tras haber tenido un parto de mierda (cesárea con muchos interrogantes) y con un trato penoso en marzo de 2016 con mi primera hija; tras tener miedo hasta para cogerla, cambiarla y…
Después del capítulo 1 de hace unos días, aquí os dejo con el capítulo 2.
9 de enero de 2018. Llegó el día de aplicar muchas de las cosas que aprendí aquí en la tribu…
5 de la mañana. Empezaron las contracciones. En mi primer parto, ni las tuve (de forma natural). Acudí al hospital porque rompí el tapón y como lo tengo a 40 kms, por miedo fui. Me dejaron ingresada, oxitocina, tumbada en cama, muchos dolores, epidural, dilaté solo 2 cms, y como era la única que había en la sala de dilatación, el ginecólogo dijo que si en 15 minutos no dilataba, cesárea (y eso que la niña estaba bien).
Pero esta vez, gracias a la tribu y todo lo que aprendí, no me iba a pasar lo mismo, o al menos iba a tratar de evitarlo por todos los medios y mientras me fuera posible.
Como decía, 5 de la mañana. Empiezan las contracciones cada 10 minutos. Unos días antes tuve las Braxton Hicks, que también supe qué eran gracias a la tribu.
Así que esperé y vi que cada vez eran cada menos tiempo: primero cada 9 minutos, luego cada 8…
Me levanté y sorprendentemente no estaba nada nerviosa. Todos los miedos que tenía días antes, gracias a todo el cariño y apoyo de la tribu, habían desaparecido.
Cuando las contracciones eran cada 7 minutos, tranquilamente, preparé a Lucía. Mi hermana vino a recogerla, y poco a poco, sin prisa, fuimos hacia el hospital.
Los 45 minutos que dura el viaje los aguanté bien, a pesar que apenas me podía mover por tener que ir sentada.
Enseñanza de oro de la tribu: para aguantar los dolores de las contracciones, hay que MOVERSE. Yo estaba muy mentalizada con eso. Así que cuando llegué al hospital, mientras esperaba un buen rato a que me atendieran, caminaba y caminaba.
Me exploran: 2 cms. Yo rabiada porque no quería que me pasará lo del primer parto. Monitores, como me duele mucho como para estar quieta (nunca se os olvide a las futuras mamás: hay que moverse), pues pido ponerme de lado para aguantar mejor, y yo creo que me hicieron mal el monitor porque me dijeron que no tenía contracciones. La ginecóloga me dijo que como vivía lejos, que me quedase por el hospital paseando y que volviera en una hora.
Los dolores empeoraban, me sentaba, me levantaba… allí estaba en un pasillo de urgencias aguantando. Por casualidad pasó la ginecóloga, me vio y me dijo que pasara a otro monitor, que notaba que tenía dolores. Así que otro monitor, y otra vez sola (resulta que si no estás ingresada, no dejan que te acompañe nadie).
Esta vez me lo hicieron tumbada boca arriba. Pedí por favor que no tardasen, que no quería estar mucho tiempo tumbada así… pues casi una hora me tuvieron. Estaba sola, pero mi mente me decía «aguanta, aguanta».
Me dijeron «¡Uy si, Ahora hay contracciones!» ( eso ya lo sabía yo…). «Te vamos a ingresar», me dijeron. Pero que me llevaban a la planta de maternidad, que en dilatación había mucha gente…
Las contracciones eran cada 5 minutos todavía. Llegué a una habitación en maternidad donde había una mamá con su bebé, pero ya se iban a casa. Menos mal, pensé, porque no era plan de molestarles…
Me dijeron que si bajaban de 3 minutos avisara; me dijeron que me ponían una vía a lo que dije que no (también aprendizaje de la tribu: la vía no es necesaria y en caso de tener que ponerla lo pueden hacer luego, y yo no la puse porque necesitaba MOVIMIENTO, y tener en la mano una vía, para mí, era molesto).
Después de quitar cazadoras, bolsos y demás arsenal que llevaba, empecé a poner en práctica toooodo lo que leí en la tribu para aguantar los dolores.
En la pelota de pilates no estaba cómoda, pero no me puse nerviosa. Sabía que tenía que buscar la postura. Por supuesto que no me tumbé en la cama. Que con el rato que pasé en monitores sabía que eso iba a ser mortal, así que preparé mi kit anti dolor: una toalla mojada en agua. Sí, una toalla. Y un abanico.
Encontré la postura para aguantar mejor cuando venía una contracción. Sentada en el borde de la cama, con los pies apoyados en el suelo. Y cada vez que me venía una contracción mi marido me ponía la toalla mojada sobre los hombros. Y de verdad, que eso relajaba. Volvía a caminar, o iba al baño, o me ponía en el borde de la cama, y cada vez que venía contracción, la toalla mojada, y cuando pasaba la contracción, mi marido iba al baño de la habitación para empaparla de nuevo.
Una vez que volvió del baño se asustó porque estaba en el borde de la cama, con la cabeza hacia abajo. Me había dormido. Me despertó asustado y me dijo que qué me pasaba. Y le contesté que estuviera tranquilo, que me quedaba dormida entre las contracciones y que era normal… adivináis dónde lo aprendí, ¿verdad?
Las contracciones bajaron a tres minutos, y avisamos. Pero no vinieron a verme.
Pasó otra hora y media. Salió el tapón. Avisé. Las que estaban en la planta de maternidad me dijeron que tenían mucho jaleo en dilatación y que no podían venir.
Mientras tanto, en el pasillo, otra chica embarazada gritaba de dolor. Se la llevaron a dilatación. Y yo, ahí seguía, aguantando.
Me tuvieron allí seis horas: seis. Y eso que cada hora u hora y media avisaba, para que me mirasen, no por los dolores, que ya estaba mentalizada a aguantar todo lo que pudiera, sino por la niña, quería saber que estaba bien.
Ya me enfadé y cuando habían pasado seis horas y media les dije que me bajasen YA, que quería saber cómo estaba la niña. Las contracciones eran cada dos minutos, y me bajaron…
(Continúa en el capítulo 3).
Yolanda es una de las mujeres que forman parte de nuestra Tribu CSC. Al cumplir un año su segunda hija, quiso escribir un homenaje que fue publicando por capítulos, y le hemos pedido que nos deje hacerlo público porque es un sentimiento muy común entre quienes forman parte: el calor, el respeto, el acompañamiento, la información y sentirte parte de un lugar en el que recibes el apoyo que puedes necesitar.
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1 responses on "Todo lo que he aprendido en la tribu (capítulo 2): El día del parto (por Yolanda)"
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Para cuando el capitulo 3, estoy deseando leerlo