La alergia a la leche y la intolerancia a la lactosa se suelen confundir con frecuencia, y no tendría mayor importancia si solo se tratara de una cuestión de nombres. Pero puede tener consecuencias graves…
La alergia a las proteínas de la leche de vaca es una de las más frecuentes en la infancia. Y no solo eso, es de las más precoces. Un bebé lactante puede manifestarla de manera temprana. Y es que tomar leche durante la lactancia implica que las proteínas de la leche de vaca lleguen al bebé.
¿Por qué? Pues porque «una parte de las proteínas de la leche de vaca ingerida por la madre llega a la leche materna y, por tanto, son susceptibles de crear problemas en algunos bebés». Son palabras de Inma Mellado, nuestra experta en lactancia materna, que asesora a diario a las familias que forman parte de la Tribu CSC.
En el caso de los bebés que reciben leche artificial, también están expuestos «en primera línea» a esas proteínas; así que si tienen síntomas de alergia deben tomar leches hidrolizadas.
¿Qué pasa si tomo leche durante la lactancia?
Tal y como explica nuestra experta, tomar leche de vaca o cualquier lácteo implica que la leche materna contenga proteínas de esa leche y que estas lleguen al bebé. Y pueden pasar tres cosas:
- Que al bebé no le pase nada (lo más común).
- La aparición de una alergia mediada por IgE (inmunoglobulina).
- O que la leche de vaca le provoque una alergia no mediada por IgE.
En varias ocasiones hemos hablado de alergia en la infancia en nuestro blog. Una alergia mediada por IG es la «clásica», indica Inma Mellado. Es decir, la que provoca una reacción inmediata. Esta puede ser muy distinta según la persona que la sufre, desde picor en la boca a necesitar atención médica urgente.
Las alergias no mediadas por IG son, según nuestra pediatra Gloria Colli, «el gran reto diagnóstico de la medicina». Son las que hace unos años se las conocía como «intolerancia» y pueden provocar reacciones menos inmediatas o «silentes» (dice Inma Mellado). Por ejemplo, aparición de sangre en las heces o acidez en las mismas.
¿Por qué nos pueden restringir la leche durante la lactancia?
Como tomar leche durante la lactancia puede afectar al bebé, se puede recomendar la restricción de esta si hay señales de que puede estar creando problemas al peque. No es que esté prohibido durante la lactancia en general, sino que se recomienda que no se consuma cuando hay sospechas de que el bebé puede tener una alergia a la leche de vaca.
El problema, explica nuestra consultora de lactancia, es que las proteínas de la leche de vaca son demasiado «grandes» (químicamente hablando) y algunos bebés no las toleran. Esas proteínas están diseñadas para los terneros y por eso puede ser difícil de procesar para los humanos, especialmente en la primera infancia.
La mayoría de las alergias está mediada por la IgE. Este anticuerpo puede producir «ronchas, los broncoespamos o reacciones de vómito y diarrea, cuando se produce de forma brusca si el niño come algún alimento al que es alérgico», especifica Gloria Colli. La reacción suele aparecer en minutos o en menos de una hora tras la exposición.
Para este tipo de alergias hay pruebas concretas, pero para las no mediadas por la IgE, no. Así que, según explica Inma Mellado:
«Se le suele restringir el consumo de leche y lácteos a la madre cuando se sospecha de la existencia de una intolerancia a la proteína de la leche de vaca. Pero se hace por el método ensayo-error. Se restringe y si se mantiene los síntomas, se descarta que sea alergia.
Si se comprueba que está relacionada, se recomienda evitar la leche durante la lactancia y cualquier otro derivado. Pero, pasado un tiempo, se reintroduce porque la alergia no mediada por IgE es madurativa. Llega un momento en que el sistema digestivo del bebé es capaz de digerir la leche de vaca».
¿Desaparece la alergia a la leche de vaca?
La alergia a las proteínas de la leche de vaca es la más frecuente en bebés de menos de un año. Se suele recomendar que la madre deje de tomar leche durante la lactancia (y derivados lácteos) porque al evitar estar proteínas desaparecen los síntomas.
Según la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) la desaparición de la alergia en sí misma se da en la gran mayoría de niños y niñas tras hacer dieta sin proteínas de leche de vaca durante un periodo variable, «que puede ser de pocos meses hasta varios años».
En el caso de las alergias no IgE se suelen superar a los dos años. En el caso de la mediada por IgE, «a los 6 años el 90% la habrán superado». Si no desaparece la alergia IgE mediada a proteínas de leche de vaca, se puede plantear la desensibilización.
Exposición controlada para superar la alergia
Según la SEICAP, la desensibilización consiste en:
«Ir tomando cantidades al principio pequeñas de proteínas de leche de vaca, e ir aumentando esa cantidad poco a poco hasta llegar a una dosis de un vaso de leche, o lo máximo tolerado. Se usa en caso de alergia mediada por anticuerpos IgE, ya que no sirve para la alergia no mediada por IgE.»
Se trata, en definitiva, de exponer de manera controlada al niño o la niña a la proteína de la leche de vaca cuando es mayor (y por tanto, no lactante) porque la ingesta de esas cantidades mínimas pueden ayudar a superar la alergia.
La alergia se puede superar, como vemos, pero no se puede prevenir. Las únicas medidas preventivas que se pueden aplicar son las de evitar que aparezcan los síntomas o paliarlos.
No obstante, según aclara Inma Mellado, algunos estudios apuntan que los bebés amamantados tienen menos riesgo de alergia y asma. De ser así, «podría ser una manera de prevenir la alergia».
Por tanto, no tiene sentido dejar de tomar leche durante la lactancia para prevenir la alergia si el bebé no presenta ningún síntoma. Con la alimentación complementaria (a partir de los seis meses, aproximadamente) la leche materna o artificial sigue siendo el alimento principal de bebé, pero la leche de vaca no se debe introducir hasta que el bebé cumpla los 12 meses.
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