Aunque las recomendaciones actuales se centran en apostar por el BLW o alimentación guiada por el bebé, a veces no resulta tan sencillo llevarlo a cabo. En muchas ocasiones, tenemos que dejar al peque al…
Comer es una de las actividades más complejas que tenemos que aprender en nuestro desarrollo. Porque sí, a comer se aprende. Pero ¿qué hacer cuando al bebé le cuesta hacer la transición de triturados a sólidos?
¿Cuándo empezar con alimentos sólidos?
Para que nuestro pequeño coma de todo y disfrute haciéndolo, es necesario que tenga unas habilidades oromotoras adecuadas y maduras que le permitan succionar bien, recoger el alimento de la cuchara sellando bien sus labios, cortar, masticar y mover los alimentos con la lengua; hasta lograr una consistencia adecuada que pueda llevar hacia la parte posterior de la boca para tragar. La respiración debe ser nasal y estar sincronizada.
Sus habilidades de procesamiento de la información sensorial deben permitirle discriminar las características de los diferentes alimentos que se introduce en la boca, para poder manejarlos bien dentro de ella, sin llenarla en exceso ni acumularlos en las mejillas. También tienen que permitirles no dar arcadas y vomitarlos ante la presencia de grumos o trocitos.
Es necesario también que los eduquemos en unos hábitos adecuados, ofreciendo todo tipo de alimentos nutritivos y variados desde muy pequeños. Para eso, nuestro ejemplo es el mejor. ¿No ocurre muchas veces que no quieren lo de su plato pero no paran de picotear del plato de mamá y papá?
¿Cómo pasar a sólidos? Problemas habituales
Muchas veces, si hemos empezado la alimentación complementaria exclusivamente con triturados, ocurre que nuestro peque rechaza los alimentos sólidos. Quizá tolere algunas texturas como el pan, tortitas, galletas o similar, pero no hay manera de que se acerque a las frutas y verduras. Pero es que ni tocarlas, vaya. Las cazuelas de toda la vida, con su caldo, patatas o legumbres y trocitos de carne, tampoco tienen éxito. ¿Por qué le pasa esto a mi niño? ¿Qué puedo hacer para que coma? ¿Cómo hacemos la transición de triturados a sólidos?
Ya hemos ido apuntando algunas de las causas que pueden estar detrás de que nuestro pequeño no quiera comer sólidos, pero vamos a ir desgranándolas en más detalle:
Causas físicas
Si nuestro bebé tiene un frenillo que le impide mover bien la lengua, un tono muscular en la zona de la cara y boca algo bajito o elevado, si suele respirar por la boca, con lo que los labios permanecen entreabiertos casi siempre, si además tiene amígdalas hipertróficas o vegetaciones, es más que probable que le cueste comer bien. Todas estas características hacen que los movimientos necesarios para la masticación y elaboración de los alimentos dentro de la boca no sea adecuada.
Puede que haya mascado en lugar de hacer los movimientos rotatorios característicos de una masticación adecuada, habrá pérdida de alimentos por mal cierre de los labios, fatiga al masticar cosas algo más consistentes, con lo que pueden acumular en las mejillas, arcadas o atragantamiento por estas vegetaciones que comentábamos.
Hipersensiblidad táctil oral
En el plano sensorial, nuestro peque puede ser extremadamente sensible, tanto que con tan solo ver u oler determinados alimentos, le provoquen rechazo o arcadas. Así es imposible que quieran metérselos en la boca, mucho menos disfrutar comiendo. Seguramente nuestro peque con una alta sensibilidad a los estímulos de tipo táctil, rechace también tocar muchas texturas, mancharse las manos, o explorar con juegos y materiales más sucios como las masas, barro, jugar con la comida, hasta tal punto que se retire, se muestre abrumado, ansioso o llore.
Esta hipersensiblidad táctil oral puede venir motivada por alguna causa (ocurre en una alta frecuencia en bebés que han requerido de sonda nasogástrica o respirador, como les suele pasar a los grandes prematuros), suele ser muy frecuente también en pequeños con alteraciones del neurodesarrollo como los menores con trastornos del espectro autista, o estar presente sin más.
Como truquillo para estos bebés sensibles, es probable que prefieran empezar por texturas más secas y crujientes que aquellas que son húmedas y pastosas (preferirán pan o una patata frita a un trozo de fruta). Las texturas mixtas como los guisos son las más difíciles de introducir (aquellas en las que hay caldo, carne o pescado, legumbres…), porque requieren de más habilidad para gestionar esa diversidad. Por esto, mejor el caldo por un lado y los sólidos por otro.
Presentación tardía de alimentos sólidos
A pesar de las anteriores causas expuestas, la mala gestión de sólidos por parte del bebé suele estar muy relacionada con la falta de experiencias orales adecuadas y con una presentación de los alimentos sólidos tardía. Podéis consultar al respecto a la dietista-nutricionista de nuestro equipo, Rebeca Pastor, en la Tribu CSC.
Sabemos que en el desarrollo existen determinados periodos críticos en los que está indicado proporcionar a nuestros pequeños los estímulos adecuados para que su desarrollo sea óptimo. En el caso de la alimentación, la introducción de sólidos debería hacerse idealmente en torno a los 6 o 7 meses, cuando tienen suficiente control de tronco, interés por los alimentos, capacidad para coger las cosas con sus manos y llevarlas a la boca, un sistema digestivo más maduro y el reflejo de extrusión ha desaparecido. Es justo en esta etapa o periodo temporal en el que suelen coincidir todas estas variables, semana arriba o semana abajo.
Muchas veces, por desconocimiento o miedo, la alimentación complementaria suele iniciarse solo con cremas o triturados y se prolonga mucho tiempo así. Cuando intentamos ofrecer sólidos a nuestro bebé da arcadas, tose o llega a vomitar, nos asustamos y volvemos a esperar otro periodo de tiempo sin volver a ofrecer, porque pensamos que quizá no está preparado todavía.
Pero lejos de ayudarle así, dándole este tiempo, lo que estamos haciendo es que el bebé se vuelva más sensible a texturas y sabores, además de perder oportunidades de aprendizaje de los movimientos que necesitan realizar sus labios, mejillas, lengua y mandíbulas para gestionar el alimento dentro de la boca. Por tanto, la primera estrategia para evitar que nuestro pequeño rechace las texturas es introducirlas precozmente.
Entonces, ¿cómo puedo hacer para que mi hijo coma sólidos?
Si nos da miedo y decidimos comenzar con triturados, es muy adecuado complementar esto con la presentación de alimentos con texturas que sabemos seguro que no le van a provocar atragantamientos, como verduras muy hervidas (patata, calabacín, calabaza) o algunos cereales como el arroz o la quinoa, por ejemplo.
Si aun así nuestro bebé es tremendamente sensible y por más que le ofrezcamos los alimentos los rechaza, quizá haya que empezar por ajustar un poco la demanda a sus habilidades y capacidades, y empezar por ofrecer alimentos solo para que los toque y juegue con ellos, que se manche, los manipule, los conozca y disfrute de este juego. En ocasiones será necesario que hagamos esto con un solo alimento, varias veces, antes de introducir uno nuevo, esto le va a ayudar a familiarizarse con este y es mucho más probable que así se anime a probarlo.
¡También vamos a meterle en la cocina! No hay mejor espacio que ese, en el que manipulamos y preparamos los alimentos, para que pueda explorar.
¿Cómo hacer la transición de papilla a sólido?
Dar un modelo adecuado es clave. Es muy frecuente dar de comer al bebé antes de que lo hagamos los adultos, en su trona y apartado del momento de comida familiar, además de ofrecerle una comida diferente.
Es mucho más adecuado que comamos todos juntos (aunque al principio del aprendizaje de la alimentación esto sea incómodo para nosotros o poco funcional a veces) y, a ser posible, los mismos alimentos. Si nuestro bebé nos ve comer con placer lo que tenemos en el plato, disfrutando de ello, hay muchas posibilidades de que él quiera probar y también lo disfrute.
Recordemos también la importancia de ofrecer sin forzar, sin regañar, castigar o chantajear. Es la base para una relación con la comida sana. Y sí, es difícil no hacerlo cuando nuestro pequeño cierra la boca y se niega a comer, soy consciente de ello. No obstante, como hemos comentado, a comer se aprende.
Comer es un acto social, de compartir tiempo de calidad, que debería ser ante todo placentero, y no un castigo ni algo estresante para el peque y para nosotros, su familia.
¡Vamos a perseguir eso!
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