La exposición de los niños a las pantallas tiene consecuencias (según algunos estudios, incluso interfieren en el desarrollo cognitivo y también generan problemas físicos). Pero, ¿sabemos qué ocurre cuando los menores usan las pantallas antes…
Aunque se asume que durante los primeros años, los bebés y niños duermen mal, en ocasiones puede deberse a algún trastorno de sueño como las pesadillas o los terrores nocturnos. ¿Es posible identificarlos en casa? Y, sobre todo, ¿cómo tratar los trastornos del sueño en niños?
¿Maduración del bebé o trastorno del sueño?
Lo cierto es que no es fácil detectar trastornos del sueño en bebés ya que, muchas veces, las alteraciones que tienen se pueden deber a cuestiones madurativas. A ello se suman cuestiones «básicas» como que tienen que comer con frecuencia, la angustia por separación o la llegada de nuevos hitos como el gateo o los primeros pasos que también pueden afectar al sueño. Así que es habitual que los bebés tengan muchos despertares nocturnos y se consideran dentro de la normalidad.
Es a partir de los ocho meses cuando comienza el proceso de maduración de los bebés, pareciéndose cada vez más al sueño de los adultos. Sin embargo, según explica la especialista en sueño infantil del equipo de profesionales de CSC a la que podéis consultar desde la Tribu CSC, Rafi López, en el post «Cómo saber si mi bebé tiene algún trastorno del sueño», no se puede determinar claramente si los despertares son por este motivo o estaríamos ante un trastorno del sueño.
Podéis descargar gratis la app de Criar con Sentido Común tanto para plataformas Apple como para plataformas Android, y tenéis una semana gratis para probar todas las ventajas de la membresía a la Tribu, realizar todos los cursos online disponibles y consultar a nuestros/as especialistas.
Además, el principal problema es que dado que hasta los tres años el sueño es inestable y las interrupciones pueden ser habituales antes de esta edad, no es sencillo diagnosticar los trastornos de sueño. A medida que van creciendo puede resultar más fácil identificar estos trastornos y la clave, según López, es observar el comportamiento durante el día:
«Si el niño está contento, come bien, juega y aprende, todo indica que descansa bien durante el sueño. Si ocurre todo lo contrario y tenemos un niño que se irrita con facilidad y que está cansado durante el día o bien que duerme menos de 10 horas diarias, sí deberíamos consultar con un especialista».
Lo ideal, según explica López, sería grabar el episodio nocturno para poder mostrarlo al pediatra o al médico especialista para poder valorar la situación tras observarla, identificar qué tipo de trastorno es (si lo hay) y pautar un tratamiento en caso de ser necesario.
Las parasomnias: Los terrores nocturnos, las pesadillas, el sonambulismo y el bruxismo
Las parasomnias son trastornos leves del sueño, entre las que se incluyen los terrores nocturnos, las pesadillas, el sonambulismo y el bruxismo.
En el caso de los terrores nocturnos, algunos especialistas recomiendan despertar suavemente al niño 15 minutos (estimando el tiempo) antes de que ocurran. Sin embargo, la especialista de sueño de CSC comenta que como primer acercamiento merece la pena probar justo lo contrario: intentar no despertar al niño para no interrumpir el sueño profundo, para evitar que el problema se alargue. Y si pese a eso se mantienen, consultar con el especialista
En el caso de las pesadillas, suelen aparecer en torno a los dos años, aunque según Rafi López, es complicado saberlo con seguridad ya que antes de esa edad los niños no hablan y, por tanto, «no pueden explicarnos qué pasa». En este caso, debemos consolar y tranquilizar al pequeño y escucharle cuando ya sea capaz de explicarnos las cosas. En principio no sería necesario ir más allá, pero si estas aparecen de forma muy intensa y persistente, López recomienda «consultar a un profesional para que valore si hay algo que esté produciendo ansiedad o estrés.
Por su parte, los terrores nocturnos y el sonambulismo son trastornos del sueño que se producen en el momento del sueño profundo, lo que ocurre al principio de la noche. En ambos casos se trata de una alteración benigna, por lo que no supondría un signo de alarma inicialmente. Según nuestra especialista de sueño, en ambos casos, es recomendable acompañar al peque sin despertarlo. Además, hay que observar que no esté muy cansado durante el día, ya que es precisamente el cansancio el que puede provocar los terrores nocturnos y el sonambulismo.
En cuanto al bruxismo, se trata también de una parasomnia que se caracteriza porque aparecen movimientos involuntarios de actividad rítmica muscular masticatoria, a lo que se pueden unir microdespertares y ruidos por el rechinar de dientes. Por tanto, es relativamente fácil de reconocer.
En la mayoría de los casos, el bruxismo suele desaparecer por sí solo sin mayores consecuencias, según explica la Asociación Española de Pediatría. Eso sí, en caso de ser persistente puede provocar otro tipo de dolencias como dolores en la articulación temporomandibular, hipertrofia de los músculos masticatorios, dolores de cabeza, cuello y espalda o alteraciones visuales y auditivas.
Según explica la odontóloga materno-infantil de CSC, Irene Iglesias, en el post «Bruxismo en los niños«, el bruxismo va unido a la respiración oral. Así, el primer paso es siempre acudir al odontólogo para analizar cada caso y ver el tratamiento más adecuado.
En algunos casos puede ser necesaria una atención multidisciplinar con neurólogos, neumólogos, otorrinos, nutricionistas, y psicólogos. Según Iglesias:
«Es relativamente fácil solucionar el bruxismo desde un punto de vista mecánico, pero muchas veces hay que tratar el problema de base: el binomio masticación-respiración no funciona y puede ser necesario rehabilitar todo el aparato masticatorio».
La apnea del sueño, uno de los trastornos del sueño en niños
La apnea del sueño en niños está muy infradiagnosticada, según reconoce la AEP, a pesar de que puede provocar complicaciones a largo plazo afectando a su vida normal. Cuando el pequeño duerme profundamente, deja de respirar durante unos segundos, lo que provoca que se despierte para volver a coger aire.
Según explica Rafi López, este trastorno se relaciona con una cuestión morfológica y, por tanto con el aparato respiratorio. «El niño no nota nada, pero si pasa durante muchas noches seguidas, puede tener consecuencias«.
Una de las señales más claras de que puede haber apneas del sueño son los ronquidos, «que no debemos dejar pasar siempre que no vayan asociados a un resfriado», aclara. Además, la respiración dificultosa y bucal, el sueño intranquilo, posturas extrañas para dormir, la sudoración excesiva y la enuresis son signos de alerta que debemos observar. Aunque no es grave, lo normal es que el peque sea valorado por un pediatra o un médico otorrinolaringólogo.
En cuanto al tratamiento, según Rafi López, depende del caso, de la clínica y de los problemas que esté dando. Mientras algunos especialistas deciden esperar a que sea algo más mayor y ver cómo evoluciona, en otros casos se interviene tal y como comenta la pediatra de CSC, Gloria Colli, quien recalca que se puede recurrir a la cirugía para determinados casos. Así, si las apneas se deben a una hipertrofia de las adenoides y de las amígdalas, se suelen extirpar, resolviendo más del 75% de los casos. En caso de que las apneas se deban a otras deformidades anatómicas como problemas del tabique nasal o de la mandíbula, también se resuelven con cirugía.
En ocasiones, puede ser necesaria una expansión maxilar con unos aparatos que coloca el dentista cuando hay malposiciones maxilomandibulares. Si ninguna de estas técnicas funciona o están contraindicadas, puede ser necesario el empleo de oxígeno nocturno.
Síndrome de piernas inquietas
El síndrome de las piernas inquietas no suele afectar en la infancia, aunque pueden existir algunos casos aislados. Cuando el niño intenta dormir, se producen movimientos en las piernas, impidiendo que se relaje. Suele estar relacionado con niveles bajos de hierro, aunque la genética juega un papel importante: según la AEP, el 70% de los niños que sufren el síndrome de piernas inquietas tiene un familiar de primer grado que también lo padece.
Si sospechamos que nuestro peque puede sufrirlo, debemos consultar al pediatra para que lo valore. Para estos casos, la pediatra Gloria Colli recuerda la importancia de una buena higiene del sueño, así como evitar comidas copiosas o el ejercicio intenso en las horas previas a acostarse y reducir las actividades estimulantes, como ver la televisión o los videojuegos antes de ir a la cama. Además, habría que revisar el consumo de cafeína, chocolate o antihistamínicos, que también pueden afectar el sueño.
Si no hay mejoría con estas medidas, se puede recurrir a tratamientos más específicos destinados a restablecer el equilibrio de la dopamina, neurotransmisor implicado en este trastorno.
Trastornos del sueño en niños: La narcolepsia
La narcolepsia se caracteriza por un trastorno de hipersomnolencia y es muy poco común en los menores. La principal señal es que el peque suele tener sueño por el día, además de tener poca energía y quedarse dormido en cuanto baja la actividad.
En estos casos, el menor debe ser valorado por un neurólogo para analizar el origen del problema y pautar el tratamiento adecuado. Por el momento, según la AEP, no existe un tratamiento aprobado para combatir la somnolencia en niños, por lo que se suelen pautar anfetaminas y metilfenidato, indicados como tratamiento en niños con trastorno de déficit de atención e hiperactividad.
Si tienes alguna duda, quieres más información o necesitas asesoramiento profesional, en la Tribu CSC puedes consultar online a nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil, educación positiva y crianza respetuosa.
Podéis descargar gratis la app de Criar con Sentido Común tanto para plataformas Apple como para plataformas Android, y tenéis una semana gratis para probar todas las ventajas de la membresía a la Tribu, realizar todos los cursos online disponibles y consultar a nuestros/as especialistas.
0 responses on "Cómo tratar trastornos del sueño en niños"