Síndrome del bebé sacudido: Cómo proteger al bebé del traumatismo craneal por abuso

El traumatismo craneal por abuso o traumatismo craneal por maltrato (popularmente conocido como «síndrome del bebé sacudido o zarandeado») es un tipo de maltrato infantil grave que deja serias secuelas neurológicas e incluso puede provocar la muerte.

No obstante, a veces se produce de forma inconsciente o no intencionada, fruto de un arrebato o secuestro emocional de los progenitores. La crianza es a menudo dura y se puede llegar a hacer muy cuesta arriba cuando apenas podemos dormir por las noches debido al llanto inconsolable del bebé.

Por ello, la Academia Americana de Pediatría (AAP) ofrece una serie de recomendaciones a los progenitores para evitar perder los estribos y causar serias secuelas a sus pequeños.

Perder los nervios y sacudir al bebé

Cada cierto tiempo nos sobrecoge la noticia de un bebé fallecido o gravemente lesionado por haber sido zarandeado, generalmente por uno de sus cuidadores, como el reciente caso del padre procesado en Zaragoza por dejar ciego a su bebé al zarandearle para que dejara de llorar porque no le dejaba dormir.

Una de las cosas que los padres y los cuidadores deben aprender, especialmente si son primerizos, es cómo lidiar con el estrés que puede llegar a suponer cuidar de un recién nacido. Esto es de particular importancia cuando el llanto del bebé parece no tener fin.

Con demasiada frecuencia, cuando un progenitor o un cuidador pierde el control, los resultados pueden causar mucho daño al bebé o resultar incluso mortales. No en vano, los especialistas advierten que 1 de cada 4 bebés afectados por el traumatismo craneal por abuso terminan falleciendo y entre el 65% y el 80% termina con secuelas neurológicas, como deterioro motor, cognitivo y/o retraso mental.

Los bebés aún no son capaces de soportar por completo sus pesadas cabezas. Debido a esto, la sacudida o el impacto violento y contundente provoca lesiones en el cerebro de un bebé. Esto se llama traumatismo craneoencefálico por abuso. El traumatismo craneal por abuso, incluido el síndrome del bebé sacudido, es un tipo grave de lesión en la cabeza. Es una forma de abuso infantil.

Consecuencias del traumatismo craneal por abuso

Con demasiada frecuencia, el traumatismo craneal por abuso puede conducir a la muerte de un bebé. También puede causar serias lesiones como:

Saber cuando tomarse un descanso si el bebé llora sin cesar

El llanto es la única forma en que los bebés pueden expresar sus necesidades, físicas o emocionales. Los progenitores y cuidadores deben saber que a menudo los bebés lloran aunque no hayan manchado el pañal ni tengan hambre. Tal vez les duela la tripa, tengan molestias gastrointestinales, algo les moleste (el ruido, la luz…), estén irritados o cansados y no puedan dormir, estén asustados o, simplemente, no quieran estar solos. En cualquier caso, no lo hacen por «chinchar». El llanto no significa que a los bebés les desagraden sus progenitores ni que pretenda «castigarlos».

Los bebés lloran siempre que necesitan algo. Pueden tener hambre o estar cansados, tener frío o calor, necesitar que les cambien los pañales o que les cojan en brazos para sentirse protegidos. Sin embargo, a los adultos a menudo nos parece que los bebés lloran sin motivo.

Es importante que las familias sepan que es normal que los bebés lloren, incluso de forma desconsolada y durante mucho tiempo. Según la AAP, los bebés sanos, incluso aquellos que están bien cuidados y amados, pueden llorar hasta por una o dos horas seguidas.

Sus especialistas recomiendan que, si llevamos un tiempo intentado calmar al bebé, hemos comprobado que no tiene fiebre ni le sucede nada, y a pesar de todo sigue llorando y nada parece funcionar, es importante que nos tomemos un momento para nosotros mismos. El llanto puede ser difícil de manejar, señala la AAP, especialmente si los progenitores están «físicamente cansados y mentalmente exhaustos».

Recursos para no llegar a perder el control

En Disciplina Positiva se conoce como «tiempo fuera positivo» al tiempo que nos tomamos ante una situación estresante para templar los nervios y reflexionar sobre la mejor forma de proceder a continuación. De esta forma, evitamos los estallidos emocionales incontrolados.

En estos momentos podemos dar un corto paseo (incluso por el pasillo de casa), acudir al cuarto de baño para refrescarnos la cara, realizar algún ejercicio de relajación o respiración, tomar una infusión relajante… Siempre que sea posible, es recomendable pedirle a otra persona que se ocupe del bebé mientras tanto o hacer turnos con la pareja para poder descansar.

Si esto no es posible, la AAP recomienda:

• Colocar al bebé en un lugar seguro (como su cuna o un parque de juegos, sin mantas, cojines ni peluches).
• Salir de la habitación.
• Respirar hondo y contar hasta 10.
• Dejar que el bebé llore solo durante unos 10 a 15 minutos si es necesario, hasta que nos templemos.
• Con el bebé en un lugar seguro, realizar alguna acción que pueda ayudarnos a calmarnos (como escuchar música durante unos minutos, llamar a un amigo o familiar para recibir apoyo emocional, realice tareas domésticas sencillas y mecánicas como pasar la aspiradora o lavar los platos).
• Si durante este tiempo el bebé no se ha calmado, la AAP aconseja acudir a controlar al bebé, pero no levantarlo ni cogerle en brazos hasta que sintamos que nos hemos calmado.
• Cuando nos hayamos calmado, podemos regresar y coger al bebé. Si sigue llorando, intentaremos calmarlo nuevamente de forma cariñosa y suave.
• Llamar al médico. Puede haber una razón médica por la que su bebé está llorando.

En el cuidado y la crianza de bebés pequeños es importante intentar ser paciente en todo momento. Mantener al bebé seguro es lo más prioritario en estos casos. Es perfectamente normal sentirse molesto, frustrado o incluso enojado ante la falta de sueño, el estrés y el cansancio; pero es importante mantener nuestro comportamiento bajo control y evitar sacudir, arrojar, golpear, azotar o sacudir a un niño. Eso nunca resuelve el problema y puede acarrear muchas consecuencias peores.

Qué tener en cuenta al elegir un cuidador

Si otros cuidan a nuestros bebés, la AAP recomienda tomarse un tiempo para supervisar su actividad y observar cómo estos cuidadores interactúan con nuestros hijos. En concreto, nos aconsejan fijarnos en cómo les tratan, cómo les hablan, cómo juegan con ellos y cómo calman a un bebé que llora.

«Además, recuerde que los bebés pequeños que aún no pueden ponerse de pie rara vez tienen moretones. Incluso un pequeño hematoma podría ser el primer signo de abuso. Si se observa un hematoma en un bebé pequeño, el bebé debe ser revisado por un médico«, señalan.

La AAP también ofrece recomendaciones para elegir cuidadosamente un centro de cuidado infantil seguro y certificado, con varios cuidadores de niños presentes en todo momento. Asimismo, aconseja informar al entorno del niño sobre la importancia de evitar las sacudidas y zarandeos bruscos.

«Lastimar a un bebé que llora nunca está bien. Cualquiera que cuide a sus hijos, incluidos los padres, los proveedores de cuidado infantil, los novios, las novias, los hermanos mayores, los abuelos y los vecinos, deben conocer los peligros de sacudir o golpear la cabeza de un bebé«, inciden.

Por otra parte, destacan la importancia de no pasar por alto ni el más mínimo signo de abuso infantil, incluidos pequeños hematomas, y acudir al hospital con el bebé para descartar daños mayores ya que, en muchas ocasiones, en los casos de traumatismo craneal por abuso se producen «fracturas ocultas».

«Las llamadas “fracturas ocultas” ocurren en 42 % de los casos examinados como parte del análisis de diagnósticos inadvertidos publicados en la revista médica de la Asociación Médica Estadounidense (AMA)», señala la AAP.

Signos y síntomas de traumatismo craneoencefálico por abuso

Las víctimas de traumatismo craneoencefálico por abuso pueden mostrar uno o todos los siguientes signos y síntomas:

• Hematomas en cualquier parte del cuerpo de bebés menores de 4 meses o hematomas en torso, oídos y cuello en menores de 4 años.
• Lesiones orales (boca).
• Irritabilidad.
• Letargo (problemas para mantenerse despierto) o disminución del estado de alerta.
• Apnea.
• Dificultad para respirar.
• Vómitos.
• Convulsiones.
• Hemorragia retiniana en uno o en los dos ojos y que están presentes en todas las capas de la retina y se extienden a la periferia de la retina.
• Retinosquisis traumática (división anormal de las capas neurosensoriales de la retina).
• Hemorragia subdural raquídea, una acumulación de sangre que puede comprimir mecánicamente la médula espinal.
• Coma (no se puede despertar).

El apoyo en la crianza

Las relaciones violentas, ser familia monoparental y la falta de red de apoyo son factores de riesgo e importantes estresores que pueden desembocar en el traumatismo craneal por abuso.

En la Tribu CSC cientos de familias comparten experiencias y pueden apoyarse en el criterio profesional de nuestro equipo de expertos/as para desarrollar una crianza respetuosa con sus hijos e hijas.

Si necesitas asesoramiento profesional, puedes consultar online a nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil y crianza respetuosa. Entre ellos/as se encuentra la abogada laboralista y familiar Ana Pacheco, la psicóloga para madres y padres Mamen Bueno y la docente, logopeda y psicóloga infantil Elena Mesonero, que además nos ofrece consejos sobre cómo identificar y actuar ante el maltrato infantil si somos testigos en este post.